Celta-Betis | La contracrónica

Inoculando la ambición

  • La reacción ganadora tras una adversidad permite continuar con el crecimiento deportivo

  • El objetivo europeo marcará la nota de la temporada

Tello evita la entrada de Araujo.

Tello evita la entrada de Araujo. / Salvador Sas / Efe

La semana del debate sobre Quique Setién finalizó con un nuevo triunfo visitante de este Betis que pretende continuar con el crecimiento deportivo iniciado la pasada temporada. La ambición, esa palabra que desde la llegada de Lorenzo Serra Ferrer se ha ido inoculando en su día a día, debe marcar el proyecto para que ante cada adversidad aparezca una reacción que permita elevar los objetivos, hasta en el transcurso de una misma temporada.

Con victorias como la de Pucela, con un fútbol poco vistoso, o la de ayer en Balaídos, basada en la posesión y mejorada tras la entrada de Tello, el Betis continúa sumando triunfos para seguir en la pelea por Europa, ese listón marcado por la entidad y que Setién y el equipo asumen como vara de medir de la temporada.

En este mundo de polos opuestos, en el que las voces, ya sea por interés o por desconocimiento, pretenden aupar la versión única de los hechos, la figura del entrenador verdiblanco queda dividida entre sus acérrimos defensores y sus exacerbados críticos, cuando la realidad suele situarse en el punto medio, ese mismo que se queda sin altavoces.

Otro tanto ocurre con los aficionados. La legítima protesta de la grada ante el Getafe volvió a producir una división entre los béticos, cuando la razón seguramente no pertenezca a ninguno de esos bandos y sí a ese espectador ecuánime que finalmente queda en el olvido ante el esfuerzo que requiere hacerse escuchar en medio de tanto ruido. Las quejas por una derrota deben convertirse en la norma de una institución que pretende elevar su techo, aunque luego en el análisis en frío de los dirigentes aparezcan otras cuestiones antes de tomar una decisión radical como la destitución de un entrenador.

La balanza de Setién aparece con numerosos elementos a favor –clasificación europea, victorias señaladas, comportamiento en los derbis, unión del vestuario...–, pero también el técnico acumula aspectos negativos –tozudez en caprichosas decisiones, mensajes en la sala de prensa, derrotas dolorosas...–, como probablemente ocurriría con el 90% de los entrenadores a los que se sometiera a un escrutinio pormenorizado.

Canales celebra con Jesé el gol de la victoria. Canales celebra con Jesé el gol de la victoria.

Canales celebra con Jesé el gol de la victoria. / RBB

La clave, como siempre, estará en los resultados. La semifinal de Copa del Rey o la participación europea hasta los dieciseisavos de final habrán mermado, seguramente, al Betis en la Liga, pero ese desgaste será inherente a la entidad en cada temporada si quiere consolidarse entre los grandes, por lo que bien harían todos en olvidarse de posibles excusas y centrarse en estas once jornadas finales que determinarán la nota de la temporada.

En un notable fijó el propio entrenador verdiblanco el rendimiento de su equipo hasta este tramo de la campaña, en un alarde de generosidad y quizá con la intención de transmitir confianza a sus jugadores en un momento delicado. Como bien sabe el propio Setién, el Betis sólo alcanzaría esa nota si repite una clasificación europea. Las exigencias de ese sector más crítico de la afición marcan el camino hacia los éxitos, al igual que Serra inculca la ambición en cada rincón de la entidad para continuar con el crecimiento. Y nada de todo esto queda reñido con el manquepierda, que nunca sirve para justificar las derrotas y sí para presumir de fidelidad.

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