La llegada de Lorenzo Serra Ferrer en 2017 como vicepresidente deportivo del Betis viró la política de fichajes del club verdiblanco. De jugadores semidesconocidos como Brasanac o Jonas Martin se pasó a apostar por jugadores contrastados como Tello, Javi García o Feddal.

La permanencia del balear al frente de las operaciones significó que el Betis continuase apuntando alto en sus contrataciones –Bartra, William Carvalho, Lo Celso...–, un aspecto que pretende continuar este verano, pese a la dificultad añadida de haberse quedado sin Europa tras ese paupérrimo final de temporada firmado por el Betis de Quique Setién.

La oferta presentada al francés Adrien Rabiot se enmarca dentro de esa ambiciosa política deportiva que distingue a Serra Ferrer, que siempre apunta a jugadores de alto nivel, pese a la dificultad que supone ese tipo de negociaciones.

El Betis lleva pendiente de Rabiot desde el mes de diciembre, cuando el francés fue apartado por el PSG, después de que se negase a renovar su contrato, que finaliza en junio. El fino centrocampista zurdo pretendía manejar su destino con libertad, aunque sus altas pretensiones fueron apartando a esos primeros clubes que se interesaron por sus servicios, como ocurrió con el Barcelona. En las últimas semanas, Rabiot ha bajado su caché, que sigue siendo elevadísimo, a la espera de hallar una oferta que colme sus aspiraciones.

La propuesta verdiblanca quiere convencer a Rabiot con la posibilidad de revalorizarse en el Betis. Así, los heliopolitanos le pusieron por delante una prima de fichaje de 20 millones de euros, una ficha anual de tres millones netos y, además, el 50% de una futura plusvalía en el caso de una venta. Con esas condiciones, el club verdiblanco ha querido seducir a Rabiot, que, por ahora, prefiere aguardar una oferta que le permita jugar en Europa la próxima temporada.

Mientras esa propuesta llega a su madre y agente, Veronique, el Betis permanece atento a su futuro, aunque sólo sea para mostrar dentro del mercado que el proyecto deportivo de la entidad verdiblanca no quiere otro frenazo como el de este año.