Análisis

Betis: Recuperar el nivel de exigencia

  • El segundo fiasco del curso obliga al plantel a hacer autocrítica, a Pellegrini a volver a dar con la tecla y, sobre todo, a la dirección deportiva a reforzar el plantel de verdad y no empobrecerlo más

El presidente del Betis, Ángel Haro, y Ramón Planes, en el acto de presentación del actual director deportivo verdiblanco.

El presidente del Betis, Ángel Haro, y Ramón Planes, en el acto de presentación del actual director deportivo verdiblanco. / Antonio Pizarro

El Betis ha llegado a enero firmando dos serios fiascos. El primero fue la eliminación de la Europa League y el segundo, el adiós a la Copa en dieciseisavos de final con un partido indigno ante el Alavés en Mendizorroza. Una situación que bien merece una amplia reflexión y un profundo análisis para no convertir lo que resta de temporada (Liga y Conference) en un camino que vuelva a traer mediocridad.

Problema futbolístico

El Betis tiene un problema de fútbol importante, de juego, y no de ahora, sino de hace ya bastante tiempo. Atrás quedó aquel equipo verdiblanco que arrasaba con su fútbol allá por enero y febrero de 2022 (por ejemplo, aquel 0-4 ante la Real en Copa). La temporada pasaba tampoco hubo un fútbol brillante. Solvencia defensiva y a aprovechar alguna oportunidad arriba, o demostrar ese espíritu competitivo que al final decantaba la balanza, aunque sea por la mínima, al final de los partidos.

Y este año, salvo las muchas gotas de calidad de Isco, acompañado por Ayoze, el fútbol del Betis vuelve a ser plano, en líneas generales, salvo algún arreón puntual (por ejemplo, los buenos minutos ante el Rangers tras el primer gol encajado). Pero lo más preocupante que dejó la cita en Vitoria es que no hubo ni rastro de espíritu competitivo, de exigencia, en los futbolistas del Betis. Ni hasta después del 1-0 hubo reacción, al contrario, peor todavía. Hasta Ayoze e Isco estuvieron desconocidos, como síntoma preocupante de lo que se vio en el terreno de juego por parte de los heliopolitanos, siendo el buen partido de Mendy la única nota positiva en una noche para olvidar reflejada en un dato: el Betis sólo ganó 31 de los 91 duelos que hubo en el partido; el Alavés, los otros 60. Y en la segunda parte, jugándose la vida, el Betis lanzó la friolera cifra de un tiro entre los tres palos (@LaLigaenDirecto).

Además, y sobre todo fuera de casa, las desconexiones en determinados momentos de los partidos siguen apareciendo y este Betis no está para especular ni mucho menos para bajar el nivel competitivo, pues entonces parece un equipo vulgar y ramplón. A esto se le une el bajón de nivel de muchos futbolistas, otros que parecen haber acabado ya su ciclo en el club de Heliópolis y otros cuyo nivel de aptitud es muy bajo. Añadir también otras circunstancias como las lesiones, la Copa de África (que es cuestión también a tener en cuenta a la hora de planificar), que provocan que en estos momentos la sensación del Betis sea la de un equipo caído, con un Pellegrini impotente que no acaba de dar con la tecla. Pero de ahí a poner al Ingeniero en el centro de la diana, como principal responsable del momento actual, va un trecho. Sobre todo viendo la bajada de nivel en la plantilla en las diferentes planificaciones, en estos tres años. Por ello, en el momento en el que el chileno pierde cierta lucidez, las carencias en el equipo saltan a la vista. Nada es casualidad.

El entrenador del Betis, Manuel Pellegrini, se dirige a sus futbolistas en un entrenamiento reciente realizado en el Benito Villamarín. El entrenador del Betis, Manuel Pellegrini, se dirige a sus futbolistas en un entrenamiento reciente realizado en el Benito Villamarín.

El entrenador del Betis, Manuel Pellegrini, se dirige a sus futbolistas en un entrenamiento reciente realizado en el Benito Villamarín. / José Manuel Vidal / Efe

¿Planificación de nota alta?

La dirección deportiva entiende que la plantilla es equilibrada, compensada y con fondo de armario. La hierba, por ahora, indica lo contrario. Es muy fácil en las buenas vivir bajo el gran paraguas del chileno, huir de personalismos, y a la mínima que el técnico baja un poco el nivel culparlo de todo con una planificación que deja tanto que desear (los celos y los egos son malos pasajeros de viaje). Sólo hay que ver la gestión de los centrales, amén de otros puestos como la portería, los laterales, los extremos o la delantera. Aquella gran venta de Luiz Felipe ha traído consecuencias en lo deportivo y querer luchar con el plantel actual en tres competiciones no le da al Betis, pero no ahora, es algo que ya se veía en verano. Competir al máximo con un coche de gama media baja es imposible.

Y todo ligado a la situación económica, que sigue siendo la que es pese a tantas ventas ya producidas, ampliación de capital a la vista, préstamos enormes... aunque luego en las juntas se apruebe todo sin el más mínimo grado de autocrítica (eso merece un capítulo aparte).

José Miguel López Catalán, junto al presidente, Ángel Haro, en un acto. José Miguel López Catalán, junto al presidente, Ángel Haro, en un acto.

José Miguel López Catalán, junto al presidente, Ángel Haro, en un acto. / Juan Carlos Muñoz

Por todo ello se realza la figura de Manuel Pellegrini en lo deportivo desde que éste llegó a Heliópolis (su nombre es el único que el Villamarín lleva coreando tres años seguidos) pese a los errores que éste pueda cometer. Ha sido y sigue siendo, a la espera de ver qué deparan los próximos partidos, el gran sostén en lo deportivo.

Futuro

En la Liga anda el Betis séptimo, a tres puntos de la Real para seguir aspirando a luchar por jugar la próxima Europa League (a expensas de quién gane la Copa). Entrenador y futbolistas deben dar un paso adelante y más aún la dirección deportiva traer dos o tres mimbres de verdad. Menear el árbol, con refuerzos que permitan a los verdiblancos dar un salto de calidad para intentar alcanzar a los donostiarras y no ser cazado por sus perseguidores. Un dato: el Betis ha sido séptimo en 12 de las 19 jornadas que se llevan disputadas, nada que ver con la temporada pasada.

Y también para aspirar a lo máximo en la otra vía que lleva a la Europa League, la Conference. Torneo de mucho menos prestigio que la Liga de Campeones y la antigua UEFA, pero al que los verdiblancos tienen que aferrarse si quieren disputar la temporada que viene la segunda competición europea de clubes y no la tercera o, en el peor de los casos, ninguna. Por eso, ante la mediocridad, las excusas y la nula sapiencia futbolística hay que rebelarse siempre. Queda tiempo.

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