Betis

Las vidas de Rubi

  • El técnico vuelve a salvar una situación límite con una victoria in extremis 

  • Los dirigentes mantienen el escenario previsto en la crisis

Rubi, expectante, en el área técnica durante el partido ante el Real Madrid.

Rubi, expectante, en el área técnica durante el partido ante el Real Madrid. / Antonio Pizarro

Se ha acostumbrado Rubi a vivir al límite. La victoria ante el Real Madrid permitió que el técnico volviera a salvar una situación límite, una experiencia de la que ya salió reforzado en la primera vuelta del campeonato. El triunfo del Mallorca en Éibar había colocado al Betis a cinco puntos de la zona de descenso antes de cerrar la jornada, pero justo ahí volvió a comparecer un equipo compacto y solidario que fue capaz de doblegar al hasta entonces líder de la Liga.

"Es razonable que cuando el equipo no gana todo se ponga en duda", había comentado el presidente, Ángel Haro, justo antes de comenzar el duelo ante el Real Madrid. Aunque en el club, a diferencia de lo sucedido en noviembre, sí se estaba satisfecho con el trabajo realizado por el entrenador, la mala dinámica de resultados lo había dejado en el alambre.

Si una semana antes la victoria del Getafe ante el Mallorca aplazó la discusión sobre el técnico una jornada más, los resultados de este fin de semana sí habían elevado la preocupación. La idea de los dirigentes pasaba por mantener a Rubi hasta el final de temporada siempre y cuando el Betis no se vieran inmerso de lleno en la pelea por la permanencia, una situación que ahora también se mantiene tras el triunfo ante el Madrid, que ha vuelto a elevar a ocho puntos la renta con la zona de descenso.

Rubi fue fiel a su libreta, aunque sí tomó decisiones encaminadas a mejorar el rendimiento defensivo, en coincidencia con el mensaje enviado por el coordinador del área deportiva, Alexis Trujillo, durante la semana previa. El Betis había encajado seis goles –2-3 con el Barcelona y 3-3 con el Mallorca– en sus dos últimas comparecencias en el Benito Villamarín, por lo que Rubi realizó ajustes para frenar las vías de agua. Así, Guardado se alineó casi siempre a la altura de Édgar, de nuevo el pivote de contención, mientras que Canales y, sobre todo, Joaquín, retrasaban su posición habitual para cerrar los espacios en la medular. Además, el técnico también decidió sentar a Mandi, que atravesaba un mal momento, para alinear a Bartrajunto a Sidnei, al igual que Loren entró por Borja Iglesias con la misión de ayudar en tareas defensivas, lo que llevó a que Fekir ejerciera de delantero.

El once inicial del Betis durante el minuto de silencio. El once inicial del Betis durante el minuto de silencio.

El once inicial del Betis durante el minuto de silencio. / Antonio Pizarro

Esos retoques en el planteamiento bastaron para frenar las acometidas del líder, que sólo le generó problemas a los verdiblancos en el arreón final cuando hasta Sergio Ramos apareció como un delantero más.

Con esa mejora de la parcela defensiva, y el acierto de Tello para aprovechar el decisivo mano a mano, el debate sobre Rubi volvió a quedar aplazado. "Es un alivio para mí y para el Betis", reconoció el entrenador tras el encuentro. "Sigo trabajando para hacerlo lo mejor posible en cada partido", añadió Rubi, ese técnico que no pierde la calma ni en las situaciones más delicadas y que de nuevo ganó tiempo para continuar con su proyecto en el equipo verdiblanco.

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