Betis - Girona

El Betis deja a salvo su estadio también contra el líder (1-1)

  • Los verdiblancos se dejan hasta el último aliento para recuperar un punto con un gol de Pezzella contra el Girona

  • El partido se convirtió en un verdadero espectáculo con dos equipos en busca del triunfo

  • Así le hemos contado el Betis-Girona

Pezzella dispara con fuerza para anotar el gol del empate bético.

Pezzella dispara con fuerza para anotar el gol del empate bético. / Antonio Pizarro

Punto de ley para el Betis en la visita del líder Girona al Benito Villamarín. No en vano, los verdiblancos mantuvieron la racha de imbatibilidad en su estadio durante el presente campeonato liguero mientras que los gerundenses veían truncada la machada de haberse impuesto en sus siete partidos como visitantes. Pero el cuadro de Manuel Pellegrini apeló, una vez más, a la hombría, a la fe inquebrantable para que así fuera y halló el premio en un trallazo de Pezzella en el minuto 88 tras un córner que había deparado un par de intentos de remates y los respectivos rechazos de la defensa visitante.

Era el colofón para un partido vibrante, para una cita que respondió, de sobra, a las expectativas que se habían creado antes del comienzo del choque. El Betis se rebeló contra el juego de toque de los líderes, que lo son con toda la razón del mundo por su fútbol, y fue capaz de luchar hasta el final por mantener la inviolabilidad de su feudo en Heliópolis.

El premio no fue el gordo de los tres puntos, que incluso pudo haber llegado en un último arranque de Abde, pero sí el segundo de los que se sorteaban en este espectáculo futbolístico que se disfrutó sobre el césped del estadio Benito Villamarín. Tanto fue así que la afición explotó al unísono con el remate de Pezzella que entró como un obús en la portería de su compatriota Gazzaniga.

La primera parte iba a deparar un pulso de lo más interesante. Se cruzaban sobre el césped del Benito Villamarín en estas fechas prenavideñas los intereses de dos equipos que apuestan claramente por dominar el juego a través de la posesión del balón y eso iba a servir para que el espectador neutral se divirtiera con el espectáculo. Lógicamente, otra cosa iba a ocurrir con quienes torcían a favor de unos y otros, aunque en estas líneas interesará naturalmente lo que tiene que ver con la fe balompédica radicada en el sevillano barrio de Heliópolis.

El Betis de Pellegrini, sin Isco sobre el césped por primera vez en el curso en un partido liguero, tenía esa dificultad añadida para monopolizar la pelota. Y eso se multiplica con el hecho de que este Girona parece poco menos que el Barcelona de Tito Vilanova, el mejor en lo referente a la posesión de todos los Barcelona y probablemente de todos los Ajax, Manchester City y el resto de los imitadores, cuando se pone a mover el esférico de un lado para otro a través de los triángulos en los que siempre hay un elemento sin marcador.

Aitor Ruibal le entra a Sávio en la jugada en la que se decretó el penalti. Aitor Ruibal le entra a Sávio en la jugada en la que se decretó el penalti.

Aitor Ruibal le entra a Sávio en la jugada en la que se decretó el penalti. / Antonio Pizarro

Sin Isco y con el Girona tocando sin parar, el público de los heliopolitanos llegó incluso a impacientarse en el arranque del juego. Parecía imposible robarles el balón a esos hombres que vestían con rayas rojiblancas en sus camisetas y que aparentaban tener más jugadores de los permitidos por el reglamento sobre el césped. Pero este Betis es fuerte moralmente y sabe esperar a que lleguen sus momentos positivos durante un litigio futbolístico.

Sí, la pelota la tuvo el Girona en esa primera fase, pero el Betis, pese a vivir también la dificultad de la temprana lesión de Bellerín, fue capaz de rebelarse y también de tener buenas oportunidades para haber golpeado la portería de Gazzaniga. Precisamente fue a raíz de una primera opción de Willian José (20'), cuando no llegó a conectar un remate en un centro lateral propicio para ello. A partir de ahí el partido dio un giro de 180 grados. Ayoze pudo cantar el primer gol en un control perfecto dentro del área, pero su disparo inmediato (20') se le fue muy arriba.

El juego se había equilibrado definitivamente y aunque los visitantes también asustaban en sus llegadas a Rui Silva, a nadie le podía extrañar que el Betis se hubiera puesto por delante en esa fase. No fue así porque Assane Diao no aprovechó una acción de tremenda potencia (25') y porque Gazzaniga hizo un paradón tremendo a un disparo raso de Willian José (26').

La moneda estaba en el aire y le iba a caer a favor al Girona en el enésimo uno contra uno que buscaba Sávio ante Aitor Ruibal. El catalán derribó al brasileño en su intento de ir con la pierna dura dentro del área y eso puso por delante al líder de la categoría poco antes del descanso (39'). Las dificultades se incrementaban antes de ese periodo de asueto y la solución que buscaba Pellegrini era William Carvalho, quien ingresaba por el amonestado Guardado.

La segunda mitad no iba a tener nada que ver con la primera. El Betis peleó sin cesar para que no fuera decisiva su inferioridad en el juego de toque y consiguió que la pelota no le perteneciera esta vez al rival. Al contrario, los cambios, tanto los de Pellegrini como los de Míchel, fueron contribuyendo a que el partido estuviera cada vez más en el aire, para que nunca los líderes se sintieran como tales en esa fase.

Es verdad que el Girona también tuvo opciones claras, como el contragolpe que culminó Sávio de forma egoísta (54') o una llegada de Portu (67'), pero también el Betis pudo empatar antes en un cabezazo de Abde que no siguió Borja Iglesias (69') o un disparo arriba de Aitor Ruibal en pleno acoso verdiblanco (76'). Pero el fútbol sólo entiende de goles y quien acabó metiendo la pelota en la portería de Gazzaniga fue Pezzella con un trallazo espectacular (88').

Uno a uno final, futbolistas completamente extenuados por el esfuerzo y un punto de mucho mérito para el Betis por mucho que enfrente estuviera el Girona. Fue una lógica explosión de júbilo por parte de los más de 50.000 espectadores que se dieron cita en el estadio Benito Villamarín, que sigue siendo un feudo fuera del alcance para todos los equipos de LaLiga. Incluso para los dos líderes, el Girona y el Real Madrid.

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