Otro partido que pierde el Betis por su dificultad para el manejo de los partidos, para agarrarlos por las asas de forma sostenida para insistir, someter al rival de turno que aparece por el Benito Villamarín y confiar en que vayan cayendo las ocasiones y con ellas, las victorias. Esta vez optó Víctor por un esquema 5-4-1 con los cuatro medios en una especie de cuadrado. Le resultó a ráfagas, como es este Betis. Lo que sí que encasquilló al grupo fue la entrada de Joaquín por Petros en el minuto 67, nada más empatar a dos Sanabria. El portuense se ubicó donde estaba el brasileño y fue Brasanac quien se mantuvo en la banda derecha. El bajo estado de forma que aún exhibe el ídolo bético, más el cansancio de Dani Ceballos, entregó la medular a la Real. Y el partido.

Defensa

La Real se presentó sin Willian José, Juanmi ni Agirretxe y la solución que ideó Eusebio fue tirar del chaval del filial Jon Bautista. Un desconocido que se presentó en sociedad con un maravilloso detalle técnico en el 0-1. Control con el hombro -la parte superior, absolutamente legal- y definición tal como cae el balón al suelo para salvar la salida de Adán por abajo. Su desmarque de ruptura al gran pase de Illarramendi a la espalda de la zaga definió la pasividad bética en situaciones estáticas. Muy contemplativa fue su defensa posicional de cinco, nada ducha a la hora de anticiparse a los movimientos de los atacantes realistas o, en su defecto, a la hora de reaccionar. Así surgió también el 1-2, en el que Xabi Prieto disfrutó de espacio y tiempo para golpear con su exquisita derecha.

En la segunda parte, el Betis se pertrechó algo mejor al jugar con las líneas más juntas y anticiparse a los receptores de los pases cuando la Real trataba de salir al contragolpe. No obstante, el paso de los minutos empezó a hacer mella en las piernas -ay, esa acumulación de esfuerzos-. Sin embargo, Víctor sorprendió con ese cambio (67'), cuando aún resonaba la alegría del graderío por el empate a dos. Petros, que no actuó en Málaga y mejoró sus prestaciones en la segunda parte, fue el sacrificado para que reapareciera Joaquín. El ingreso de Donk por Brasanac (86') fue ya tardío.

Ataque

La clave de que Dani Ceballos volviera a gastar su depósito de gasolina demasiado pronto fue su empeño en estar en demasiados sitios para armar el juego bético. Cuando se descolgó atrás quedó claro que nadie ejercía de engarce en la mediapunta. Y allá que iba el utrerano para solucionarlo, cosa que solía hacer por su calidad para mantener el balón y girarse hasta buscar el pase adecuado. Pero si pisaba terrenos más adelantados, el vacío se gestaba atrás...

Virtudes

A arreones, pero con la luz de Ceballos, también de Rubén tras el descanso, igualó dos veces.

Talón de aquiles

La capacidad de armar el juego es casi exclusiva de Ceballos y éste aparece en demasiadas zonas para evitar ese vacío alrededor.