el derbi sevillano

Felicidad para todos en la fiesta

  • El punto dejó satisfechos a béticos y a sevillistas, con Europa como denominador común

  • Ambientazo antes y durante un muy intenso derbi

El otro partido del derbi se empezó a vivir desde muy temprano por las calles de la ciudad, con camisetas del Sevilla y del Betis desde primera hora de la mañana y con el cosquilleo en el estómago por el nerviosismo que supone vivir este tipo de encuentros. Un nerviosismo que fue in crescendo con el paso de las horas en ambas aficiones, como se pudo ver al filo de la una tarde con la llegada del Sevilla a su hotel de concentración con aficionados esperando en la puerta, lo mismo que pasó media hora después cuando la plantilla verdiblanca quedaba concentrada en su cuartel general habitual.Tras recibir el calor de su hinchada en la Colina de Nervión, al grito de "¡Vamos mi Sevilla, vamos campeón!", la expedición sevillista puso rumbo a Heliópolis, y pasadas las cuatro y media de la tarde hizo acto de presencia en el feudo verdiblanco. Un cuarto de hora después, fue el Betis el que salía en bus desde el hotel Al Andalus recibiendo el calor de su hinchada con botes de humo verde acompañados del cántico "¡Yo quiero un Betis campeón!".

Poco a poco, el Villamarín fue llenándose de aficionados béticos y de sevillistas, que empezaron a hacer acto de presencia en la zona acotada del estadio verdiblanco al filo de las seis de la tarde. Saltó el Betis al campo al calentamiento recibido por el clásico himno de Los Cantores de Híspalis y pitada cuando lo hizo el Sevilla, mientras poco a poco cada vez eran más los sevillistas que llenaban la zona acotada y animaban a su equipo.

A la salida del Betis para comenzar el derbi, en el Gol Sur se vio un tifo en el que se podía leer "De padres a hijos, de abuelos a nietos, una tradición llamada Betis", acompañado por el himno con bufandas y banderas que formaban un mosaico en verde y blanco, mientras los casi 600 sevillistas mostraban sus bufandas haciendo el máximo ruido posible para alentar a los suyos. Y cuando apenas se llevaban disputados cinco minutos llegó el gol de Bartra y la felicidad en la afición bética, contagiada por el buen inicio de partido de su equipo. Pero poco a poco, el Sevilla espabiló e intentaba acercarse con peligro a la portería de Pedro y eso espoleó a su hinchada. También el calor hizo acto de presencia en el otro partido y con el pitido final de la primera parte la afición bética despedía a los suyos al grito de "¡Betis, Betis!" mientras los sevillistas aguardaban una reacción de su equipo tras el descanso.

Y ésta llegó con el gol del empate, obra de Ben Yedder. Silencio en el Villamarín mientras la parte sevillista gritaba "¡Sevilla, Sevilla!" El éxtasis sevillista llegó con el 1-2 de Kjaer. Duro golpe para el Betis y su parroquia, que entraron de lleno en el partido con el tanto de Loren. "¡Betis, Betis, Betis!" y tensión máxima en los minutos finales hasta que Álvarez Izquierdo decretó el final del partido... Y todos contentos. Caparrós y sus futbolistas celebraron con su afición el pase a Europa como séptimo y los jugadores del Betis, el sabor de haber ganado y empatado los derbis, quedar por delante de su eterno rival a la espera der ser sexto o quinto. Al final, fiesta para todos.

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