Sábanas pegadas, con su miga
Informe técnico
El Betis careció de soluciones tácticas y físicas ante un Granada que, lejos de acoquinarse, lo acorraló y lo superó en ritmo · Jugar con dos puntas sin dominar el juego ni abrirlo suele equivaler a derrota.
Un análisis cierto, aunque simplista, del mal partido perpetrado ayer por el Betis equivaldría a decir que al equipo se le pegaron las sábanas 45 minutos, que salió dormido al césped y se vio superado por la actitud más positiva de un rival que estrenaba entrenador y con el que sus futbolistas querían congraciarse. Pero, escarbando, cabría preguntarse: ¿Por qué? Y lo cierto es que es tan sencillo como que el Betis, principalmente en casa, se ha acostumbrado a un tipo de partido muy cómodo para sus integrantes: el balón le pertenece y el rival corre. Empero, si éste le sale respondón, como el Sevilla o el Granada, y lo presiona arriba en los inicios no sólo sufre, es que no encuentra respuesta. Ni física, porque llega tarde a la presión; ni táctica, porque se muestra incapaz de abrir el campo para que el rival no sea superior por el eje central.
Defensa
Sin balón durante toda la primera parte, se vio obligado el Betis a hacer lo que no sabe, es decir, defender. Y, encima, hasta su hombre más rápido y entonado mostró sus carencias. Ighalo superó a Mario en todas las facetas del juego, por alto, con reversos y hasta por velocidad, hasta descentrarlo y convertirlo en responsable de los dos goles encajados.
La presión por delante de la zaga no existió, se redujo a Iriney o, simplemente, fue tardía y descoordinada. Los delanteros, sencillamente, no la ejercieron. Y Nyom, sin oponente por su banda, descosió todo el entramado abusando de Nacho.
Ataque
El Betis renunció de salida a la banda izquierda, con la inclusión de Salva Sevilla, quien tampoco le valió para ganar el centro del campo. Juanma tampoco corrió su cal y paradójico resulta que el Betis perdiese el centro del campo. La clave está en la desconexión con sus delanteros,quienes ni inquietaron a Yebda ni a Martins, siempre suelto. La intensidad que mana de Mikel Rico obró el resto. Sólo cuando el Granada se fatigó creó el Betis ocasiones por acumulación de delanteros.
Virtudes
El achuchón de la segunda mitad, más por fe que otra cosa.
Talón de aquiles
Cuando el rival también quiere el balón, hay que peleárselo. Y, sobre todo, saber cómo hacerlo.
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