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El Sadar, punto de inflexión para el Betis

Manuel Pellegrini, pensativo, dialoga con Rubén Cousillas.

Manuel Pellegrini, pensativo, dialoga con Rubén Cousillas. / Juan Carlos Vázquez

El Betis de Manuel Pellegrini regresa a El Sadar, un escenario clave en la transformación que experimentó durante la pasada temporada. Con unas circunstancias distintas a las de ahora y con muchas más dudas en torno al rendimiento, el equipo verdiblanco vivió su primera gran metamorfosis en aquella visita del puente de diciembre, en un partido de la duodécima jornada.

Entonces, el Betis era un equipo lleno de dudas. La mala racha de resultados, con cinco derrotas en las seis jornadas previas a esa visita al Osasuna, había generado nerviosismo en el entorno del club. Incluso el propio Pellegrini parecía desconcertado, después de la paupérrima imagen ofrecida en los encuentros anteriores, con goleadas encajadas en el Camp Nou ante el Barcelona (5-2) y en San Mamés ante el Athletic (4-0), más otra dolorosa derrota ante el Eibar en Heliópolis (0-2) que ya sí disparó todas las alarmas.

Pellegrini movió piezas, con cambios en el once, pero sobre todo se produjo un cambio de estilo y de mentalidad. El Betis que compareció aquella tarde en El Sadar fue un equipo comprometido, solidario y con una capacidad de trabajo sin balón que no se había visto hasta entonces en la temporada. Jugadores como Víctor Ruiz o Aitor Ruibal, que fueron titulares, u otros como Miranda o Borja Iglesias, que anotaron los goles de la victoria, se ganaron un hueco en los planes de Pellegrini, que ya fue ahormando desde ese momento a ese Betis que se dispararía a partir de 2021.

Borja Iglesias, en un entrenamiento. Borja Iglesias, en un entrenamiento.

Borja Iglesias, en un entrenamiento. / Juan Carlos Vázquez

“Teníamos que estar más concentrados en defensa porque estábamos concediendo demasiados goles. Era muy importante cambiar la dinámica, especialmente en cuanto a los resultados. El viernes dije que las críticas eran fuertes con razón, pero que no tenía duda en lo que hacíamos, en que mantendríamos una misma línea”, expresó el propio Pellegrini tras aquella victoria, en la que ahondó en las virtudes mostradas por su equipo: “Me alegro mucho de haber vuelto a ese buen trabajo y el próximo partido será exactamente igual, con la misma exigencia, con la convicción de tomarse cada partido como una final porque la intensidad del fútbol es muy alta”.

El Betis de Pellegrini fue adquiriendo las bases competitivas que luego exprimiría a partir de enero, coincidiendo con la recuperación de Sergio Canales, cuya ausencia por lesión muscular sufrida con la selección española coincidió con esa depresión futbolística que casi hizo volar por los aires el proyecto. La victoria ante Osasuna cambió la dinámica del Betis, por más que en diciembre todavía mostrase altibajos en su rendimiento. El equipo ya había encontrado un patrón de juego al que aferrarse y futbolistas como Aitor Ruibal, Víctor Ruiz, Miranda o Borja Iglesias se acabarían asentando en los planes del entrenador para completar esa metamorfosis que sólo le ha hecho perder tres partidos en 2021.

Aunque posteriormente muchos análisis apuntasen al derbi con el que se inició el nuevo año como partido clave del cambio bético, en el vestuario sí se entendió que aquella cita en Pamplona fue decisiva para cambiar una caída libre que hizo temer otra temporada de complicaciones.

Guido Rodríguez saluda a Toni Doblas en un entrenamiento. Guido Rodríguez saluda a Toni Doblas en un entrenamiento.

Guido Rodríguez saluda a Toni Doblas en un entrenamiento. / Juan Carlos Vázquez

Hoy por hoy, el Betis es un equipo distinto, por más que los resultados no acompañen del todo en este inicio de campaña. “Desde hace muchos meses estoy contento con el funcionamiento del equipo, tiene los mecanismos de juego que a mí me gustan”, expresó Pellegrini tras el empate ante el Espanyol. Las circunstancias son ahora distintas y los malos resultados no se ven como un problema insalvable mientras se mantenga el nivel de fútbol. Y el duelo en El Sadar, además de suponer un examen a la plantilla, trae buenos recuerdos al vestuario.

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