Antony, una historia de guiños al Betis y aristas
El jugador muestra en redes sociales su deseo de volver, el United desliza que no lo cederá y que la única vía es el traspaso y que, de momento, no acepta la fórmula del club verdiblanco
En el fútbol se dice que un jugador al final se va al equipo que quiere. Y la mayoría de las veces es así. El futbolista presiona y, normalmente, recala donde desea, ya sea poniéndose en rebeldía o presionando por otros métodos aun teniendo contrato en vigor. Otras veces (las menos), que se lo digan a Álvaro Valles, pinchan en hueso, pero lo habitual es llegar a una entente cordial en la que todos salen ganando y ninguno perdiendo demasiado. El caso de Antony puede ser así, pero va para largo, porque interviene una variable muy importante: los cerca de 95 millones de euros (85 millones de libras) que el Manchester United pagó por él al Ajax en 2022.
En el conjunto inglés el brasileño no ha cuajado y todas las partes entienden que su futuro está lejos de Old Trafford. Y la clave es el cómo. Los Red Devils quieren recuperar algo de la inversión realizada por un futbolista que tiene contrato hasta 2027 con un alto salario. Es decir, la cesión del pasado mercado invernal al Betis no se repetirá y la única vía es el traspaso con un precio de salida para negociar de unos 35 millones de euros. Como esa cifra esta lejos de las posibilidades béticas, los dirigentes verdiblancos propusieron la idea de copropiedad, que, de momento, no satisface en este principio del verano al cuadro británico. El Betis adquiriría un porcentaje del jugador con la condición de comprar una participación mayor a medida que avancen los años. Esta posible operación no implicaría una venta directa, sino que incluiría una comisión de reventa de Antony por el Manchester United si la entidad heliopolitana acepta pagar 20 millones de euros por el brasileño ahora.
La intención del United es vender al paulista y representantes e intermediarios lo ofertan a clubes con capacidad para elevar las cifras que los verdiblancos han presentado. Así, el Atlético o la Juventus suenan en la rumorología del mercado al igual que el Bayer Leverkusen de su ex entrenador Erik ten Hag, pero Antony quiere jugar en el Betis.
Así se lo habría hecho saber a los directivos del United y en redes sociales aprovecha cada momento para hacer guiños al club de la Palmera, como entrenarse con unas calzonas del Betis en sus vacaciones o celebrar un gol jugando a la Play Station marcado por su personaje en el videojuego con los colores verdiblancos.
Es decir, el dueño quiere deshacerse del futbolista, éste quiere jugar en el Betis y el club sevillano no puede llegar hasta las pretensiones del Manchester United. Ninguno saldrá ganando, pero ninguno debería perder al final, probablemente muy al final, en un tira y afloja en el que el tiempo empezará a apretar pronto, con el inicio de la pretemporada. Y es que, según medios ingleses, Ruben Amorim no quiere al brasileño (ni a Marcus Rashford, Jadon Sancho ni Garnacho) en la vuelta al trabajo. Sin embargo, el técnico luso choca ahí con el club, consciente de que hacer algo así es publicar su necesidad de deshacerse del jugador, algo que reduce su precio en cualquier negociación. Si bien durante el final de mayo el United realizó una mini gira de dos partidos en Hong Kong, la pretemporada arranca en la segunda semana de julio con un stage por Estados Unidos, donde realizará una serie de partidos en la Premier League Summer Series, aunque antes, el 19 de julio, jugará en Estocolmo contra el Leeds United.
El tiempo apremia a todos, al que quiere vender, al que quiere comprar por menos y al futbolista, que no sabe aún dónde jugará la próxima temporada. En estos casos suele ser donde él quiere, pero hay aristas que limar y la aparición de un tercero con dinero, que aún no ha ocurrido, podría hacer saltar por los aires la propuesta bética. Otra máxima del fútbol es “no te enamores de un cedido”, pero ya es tarde para el Betis en esa cuestión.
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