El Betis reparte goles en la feliz Palma del Río (1-7)

Riquelme, Pablo García o Ángel Ortiz aprovechan la excursión cordobesa para sellar el pase dando señales positivas a Manuel Pellegrini

Las fotos del Atlético Palma del Río-Betis

Pablo García celebra su segundo gol con Ángel Ortiz.
Pablo García celebra su segundo gol con Ángel Ortiz. / Joaquín Corchero (Europa Press)

Tan imposible como tragarse un lavabo o ver a Vladimir Putin de capataz en la Madrugá (ni siquiera en una de ruán) era que el Atlético Palma del Río eliminara al Real Betis Balompié de la Copa del Rey. Así que en esta crónica, como en Titanic, el desenlace se sabía de antemano. Era cuestión de saber con cuántos goles iba a obsequiar todo un subcampeón continental a los casi 9.000 aficionados, muchos de ellos béticos, en la festiva noche cordobesa. Repartió siete propios y hasta concedió uno al Palma para que la felicidad fuera plena.

El único riesgo que contenía este berlanguiano partido en su barriga era que algún jugador bético sufriera una traumática lesión a causa de una torcedura o una colisión (mucho más difícil era que llegara por una dura entrada). Y lo cierto es que el terreno de juego era extraño, como el propio decorado, repleto de gradas supletorias. Ese césped artificial sembrado de charcos no debió gustar nada, nada a Manuel Pellegrini.

Aun así, sus chicos salieron dándole al Atlético Palma del Río el respeto que merecían, por supuesto que sí, y fueron a resolver por la vía rápida.

La alineación que dispuso el Ingeniero estaba trufada de jugadores habitualmente suplentes, como no podía ser de otra manera, y cuando ocurre esto pueden pasar dos cosas: que los chicos salgan desganados y sintiéndose platos de segunda mesa, o que aprovechen las limitaciones de un equipo de aficionados para reivindicarse.

Y lo segundo, afortunadamente para el Betis, fue lo que eligieron los Altimira, Riquelme, Chimy Ávila o Pablo García. Sobre todo el denominado Rorro empezó muy activo por su banda izquierda, secundado por ese técnico de mantenimiento de la plantilla bética que responde por Ruibal.

A los ocho minutos, tres después de un primer tiro enroscado de Marc Roca que se marchó fuera por poco, cayó el primer gol. Ángel Ortiz, que siguió erre que erre desde la derecha para convencer a Pellegrini de que le dé más bola en los partidos serios, cruzó un balón envenenado al que no llegó Bakambu pero sí Riquelme en el segundo palo. Fue el primer estruendo de los muchos que se oyeron en las temblorosas gradas.

El Chimy se sitió esta vez de enganche. A los 14 minutos envió al poste un servicio de Riquelme desde la izquierda. Y a los 27, fue el argentino quien asistió a Altimira, quien burló la escalonada zaga amarilla para plantarse ante el portero Germán Castillo y marcar de ajustado pase a la red con su pie derecho.

Uno de los contados focos de interés del partido era comprobar la chispa de alguien que debe ser una pieza básica en el Betis cuando la temporada se ponga seria de verdad, Diego Llorente. En la primera acción que debió salir al corte, cayó sin motivo aparente en un rincón ante el delantero Chacón y el árbitro, el andaluz (no es un gazapo, otra modernidad de la RFEF) José Luis Guzmán Mansilla, pitó falta del local. Su compañero Farfán pudo ganarse una anécdota para sus nietos si hubiera afinado en su tiro en la corona del área (18’). Quien sí acertó, y con su pie menos bueno, que no malo, fue Pablo García. Ese gol fue uno más en la noche, pero tiene toda la pinta de ser histórico con el paso del tiempo...

Así, 0-3, se fueron los equipos a los vestuarios mientras se empezaban a devorar los bocadillos en la grada.

Pablo García volvió a marcar con la derecha (51’) y el Betis ya aflojó para que el público palmeño recibiera el premio que esperaba en forma de gol. Sergio León recortó dos veces y dejó solo ante Adrián a Manolillo. Incluso pudo hacer alguno más el cuadro local antes de que abrocharan la festiva goleada Llorente, Riquelme y Abde.

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