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Apego ansioso y apego evitativo: las dos caras opuestas de los traumas emocionales

Niño agarrado a la pierna de su padre.

Niño agarrado a la pierna de su padre.

El apego es un vínculo afectivo que se establece en los primeros años de vida de una persona. Esa relación entre el bebé y la persona cuidadora cuya función principal es asegurar ese cuidado, así como fomentar el desarrollo psicológico de una manera sana y contribuir a la formación de la personalidad. 

El apego se forma desde la infancia más temprana y, para que sea seguro, se tienen que dar dos aspectos. Por un lado, que sea exploratorio que es cuando el bebé entra en contacto con el ambiente físico a través de los sentidos. Y por otro, afiliativo que es cuando los bebés contactan con otras personas. Esta parte es muy importante porque permite al niño explorar el mundo con la seguridad y tranquilidad de que siempre hay alguien que lo protege. 

Hasta aquí todo bien, por lo que si el apego no se desarrolla como debe es cuando empiezan a aflorar los miedos e inseguridades que le hacen ver e interpretar el mundo y la forma de relacionarse de una manera diferente. Si todo esto no construye unas bases sólidas creando un apego seguro durante la infancia, el niño irá arrastrando unas carencias que se manifestarán con el paso de los años en otros aspectos de la vida como en la manera en la que llevan las relaciones de pareja. 

Los traumas de apego

Los traumas de apego influyen en la manera de relacionarte con las personas en la etapa adulta en la que afloran los diferentes tipos de apego que has llevado contigo durante toda tu vida, principalmente el apego ansioso y el apego evitativo.

El apego ansioso se caracteriza porque tienes una excesiva preocupación por la disponibilidad y la cercanía de los demás, es decir, demandas constantemente que los demás estén ahí para ti siempre que lo pidas porque tienes un gran miedo al abandono. Esto viene de que en la infancia has tenido la presencia de tus cuidadores de manera intermitente, es decir, unas veces estaban y otras no. Esto hace que te comportes igual cuando tienes una relación de pareja ya que es la única forma de relación que conoces con respecto al trato que tienes con tus seres queridos. 

El apego ansioso es propio de personas dependientes emocionales que buscan todo el rato la aprobación y la atención de los demás. No todas las parejas llevan bien esto, por lo que dificulta establecer límites saludables en las relaciones personales.

La falta de apego seguro, también fomenta el apego evitativo que se basa en querer tener una independencia total, incluida la emocional ya que en la infancia no fueron atendidos cuando necesitaban afecto, lo que les lleva a carecer de empatía, tener dificultad para expresar lo que sienten, a no confiar en los demás y a querer distanciarse emocionalmente de los demás, incluido la pareja, llegando a parecer fríos cuando realmente no lo son, pero su comportamiento sí. Ambos estilos de apego, son perjudiciales para el otro miembro de la pareja, a la vez que complementarios.

Consejos para un apego seguro en la infancia

  • Aceptar a los niños tal y como son
  • Respetar lo que sienten y ayudarles a gestionarlo
  • Jugar con ellos todo lo posible y dedicarles tiempo en los que solamente estés con ellos
  • Fomentar la autonomía
  • Mostrar nuestras imperfecciones y pedirles perdón, si hace falta
  • Tener normas y límites claros.
  • Tener contacto físico con ellos
  • Brindarles mucho amor incondicional en el que le demuestres que le vas a querer "pase lo que pase".

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