Salud

KAROSHI: morir por exceso de trabajo

  • La muerte por exceso de trabajo ya se considera un problema en Japón que registra entre cientos y miles de muertes al año por jornadas laborales que alcanzan las 80 horas.

Una mujer en su puesto de trabajo

Una mujer en su puesto de trabajo / StartupStockPhotos, Pixabay

Nos matamos a trabajar. Y no es una hipérbole, está pasando y ya es una realidad elevada a epidemia en Japón. La afección tiene nombre propio: 'Karoshi'. Esta palabra japonesa define a las ''muertes por exceso de trabajo'' detectadas en los últimos años en en país oriental motivadas por las extenuantes cargas laborales y los turnos interminables de sus empleados que ya causan miles de muertes por paros cardíacos,derrames cerebrales e incluso suicidios.

Uno de los casos más sonados y que transcendieron a toda la opinión pública fue el de la periodista japonesa de 30 años. Murió en 2013 de un infarto, la encontraron muerta en su cama sujetando el móvil.  La reportera de la radio pública NHK cubrió un turno de 159 horas extras y libró solo dos días en el mes previo a su muerte como resultado de una ''insuficiencia cardiaca congestiva'', según relató un comunicado de la cadena pública.

Según la OCDE, los japoneses son los que menos duermen de media entre los países avanzados: casi la mitad de la población de 40 años duerme menos de seis horas diarias. Según relata un estudio de Rand Corporation, la falta de sueño restó 138 millones de dólares a la economía japonesa. El Gobierno publicó en 2016 un informe que mostraba que en Japón una cuarta parte de los empleados supera el límite de las 80 horas estipuladas. 

RIESGOS PARA LA SALUD

Trastornos a nivel físico, como fatiga extrema, pérdida de apetito o bien tendencia a comer compulsivamente, pérdida de la libido, taquicardia, hiperventilación, dolor en el pecho, aumento de la tensión arterial, aumento de la sudoración, insomnio o hipersomnia, alteraciones en los ritmos circadianos, incremento en el consumo de alcohol u otras drogas como estimulantes o calmantes, son algunas de las consecuencias de estar sometidos a una gran carga de estrés.

Por otra parte, a nivel emocional y mental la sobrecarga de trabajo puede conducir a un estado de miedo, indefensión, agresividad, merma de las capacidades personales, desgana, apatía, y en casos extremos.

Un estado de estrés laboral prolongado puede derivar en múltiples enfermedades, como pueden ser enfermedades hepáticas, pulmonares, cardíacas, cerebrovasculares e incluso también cáncer.

BREVE HISTORIA

El primer caso de karoshi fue registrado en 1969, y el fenómeno se intensificó en los años 80, aunque el gobierno sólo comenzó a publicar estadísticas a partir de 1987. Cary Cooper, un experto en manejo del estrés, de la Universidad de Lancaster, Reino Unido explica que "después de la Segunda Guerra Mundial los japoneses eran los que tenían las jornadas de trabajo más largas del mundo. Eran unos adictos al trabajo de marca mayor". 

En poco tiempo los japoneses encontraron en el trabajo un estilo de vida que les reconfortaba pero, hacia los 80, los acontecimientos empezaron a truncarse. El crecimiento económico se disparó, provocando lo que se conoce como una "burbuja económica", y los salarios en Japón llegaron al límite. Sin embargo, los límites no llegaron a los horarios laborales y más de un 60% de sus trabajadores ya aguantaba cargas de más de 60 horas semanales.

En los 90, la cultura del trabajo en exceso empeoró todavía más. En los años siguientes, los datos de Karoshi alcanzaron proporciones de epidemia de los que aún no se ha recuperado.

La última reforma del Gobierno nipón fue en 2019 que limitó las horas extra a 45 mensuales y 360 anuales. Sin embargo, esta nueva normativa meramente afecta a las grandes empresas y durante los períodos de mayor actividad pueden extenderse a 100 horas mensuales.

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