En mitad de los bosques silvestres y paradisíacos de Indonesia, habitan unos pequeños mamíferos que se alimentan de manera esporádica de bayas de café y reparten su alimentación con otras frutas y flores, las civetas. Formando parte del encanto propio de estos escenarios, ha sido precisamente la atención y el interés cada vez más creciente del propio turismo en estas zonas lo ha convertido a estos lugares en sitios que encierran amenazas y realidades no tan bucólicas. Y es que hay ciertos lujos y prácticas de élite que, por moralidad, terminan ocultos o siendo protegidos como secretos de estado. Es el caso de el kopi luwak, el café de civeta que se cultiva en el sudeste asiático y que se recoge de las deposiciones de estos animles. Pero, lo más preocupante, además de las condiciones de maltrato animal en su proceso de obtención, es que esto podría resultar el desencadenante de la próxima pandemia.
Endémica del sureste de Asia y África Subsahariana, la civeta tiene la cola larga como los monos, marcas faciales semejantes a las del mapache, y el cuerpo cubierto de franjas o manchas. Desempeña una función importante en la cadena alimentaria, pues se alimenta de insectos, reptiles pequeños, y frutas como bayas de café y mangos, y a su vez, es alimento de leopardos, serpientes grandes, y cocodrilos.
CADENA DE EXPLOTACIÓN
En los primeros tiempos, los granos de café de civeta se recolectaban a partir de los excrementos de civeta salvaje que se encontraban alrededor de las plantaciones de café. Este proceso inusual contribuyó a la rareza del producto y, posteriormente, a su alto precio. Más recientemente, se han establecido y funcionan en todo el sudeste asiático un gran número de granjas intensivas de civetas. Estas granjas confinan a decenas de miles de animales en jaulas en batería, unas encima de las otras, donde se les alimenta a la fuerza. Como resultado de esta dieta los animales suelen desarrollar deficiencias nutricionales y perder parte de su pelaje.
Asimismo, el kopi luwak que producen las civetas involucra un proceso minucioso de explotación laboral. Son atrapadas desde muy pequeñas y terminan siendo transportadas a los centros de producción. Como si de máquinas se tratara, según explica National Geographic, ''las mantienen encerradas en jaulas minúsculas, en las que conviven con sus heces todos los días, y se les obliga a comer exclusivamente las cerezas del café y a veces, composta que queda de la comida de los seres humanos.''
Agotadas y explotadas, las civetas viven gran parte de su vida en condiciones pobres e insalubres , que atentan contra su bienestar y sistema inmune. Al estar en contacto constantemente con sus heces, se acostumbran a las bacterias que expulsan, deteriorando su estado orgánico general. Una vez abandonadas o devueltas en estas condiciones a su hábitat, las civetas no consiguen resistir mucho tiempo.
¿CAUSA DE LA PRÓXIMA PANDEMIA?
Según recoge el mismo artículo publicado por la revista NGE, ''PETA envió una carta al Ministro de Salud, Trabajo y Bienestar, Katsunobu Katō, instándolo a terminar con las importaciones japonesas de kopi luwak de inmediato. No sólo para evitar la compraventa de estos productos, sino para frenar en seco la venta de los animales potencialmente enfermos a mercados tumultuosos''.
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