¿Por qué nos resfriamos tanto ahora?

Hay un elemento característico de la estación invernal: los resfriados. Es durante esta época en la que más proliferan los virus, especialmente aquellos que traen infecciones respiratorias. Todo ello, además, propiciado por el frío propio del invierno, lo cual provoca enfriamientos.

De manera general, durante este invierno, a nuestro alrededor ha habido una prevalencia de personas resfriadas mayor que en anteriores años.

¿Por qué nos resfriamos tanto ahora?

Los catarros y las infecciones respiratorias campan a sus anchas en la actualidad, siendo más habitual que en años anteriores. Estos cuadros respiratorios se encuentran influidos por numerosas causas, como el ya citado frío y los virus característicos de esta época. Las bajas temperaturas influyen en nuestro sistema inmune y en nuestras mucosas nasales por lo que no es extraño encontrar numerosas personas con síntomas de resfriado.

No obstante, es cierto que hay más contagios y más infecciones respiratorias, volviendo a los virus existentes antes de la pandemia. Las medidas de restricción y protección llevadas a cabo durante el auge del COVID-19 podría justificar este gran avance de los resfriados, puesto que la circulación de virus es ahora mayor que hace un año, cuando las medidas se encontraban vigentes. La vuelta a la normalidad ha hecho aumentar los casos de gripe, pero hay que tener en cuenta los pasados años donde existían más medidas de protección, como las mascarillas.

“Actualmente, la región está experimentando una circulación cada vez mayor de gripe y de virus respiratorio sincitial (VRS). Junto con la covid, se espera que estos virus tengan un alto impacto en nuestros servicios de salud y poblaciones este invierno”, confirmaba el Centro Europeo de Control de Enfermedades (ECDC) el pasado mes de diciembre.

Sin embargo, lo que sí que se encuentra descartado por la mayoría de especialistas es el hecho de que nuestra memoria inmunológica haya decaído tras esta pandemia. En lo que sí coinciden la mayor parte de expertos es que la clave sigue estando en el mismo factor de siempre: el frío. Aunque este elemento no es el principal responsable de que enfermemos, lo cierto es que gracias a estas bajas temperaturas se dan unos criterios que dan lugar a que los virus puedan propagarse con mayor facilidad. Por ejemplo, el uso de la calefacción aumenta la sequedad de nuestra mucosa.

Del mismo modo, el frío tiene una gran incidencia en estas fosas nasales, puesto que es responsable tanto de debilitar nuestra mucosa y de su sequedad, contribuyendo a que los anticuerpos del fluido no hagan su función de manera eficiente. Al mismo tiempo, las bajas temperaturas también provocan que nuestro cuerpo cuente con una temperatura menor de lo habitual, lo que desencadena en un peor funcionamiento del sistema inmune y que seamos más propensos a contagios.