Nutrición y dietética

Éstas son las comidas que maridan mejor con cada tipo de vino

Vino y charcutería

Vino y charcutería

Muchas veces cuando estamos en un restaurante, nos preguntamos que tipo de vino debemos elegir para el menú que hemos escogido. El arte del llamado 'maridaje' se refiere precisamente a este concepto, algo que parece sofisticado y complejo pero que es tan sencillo como combinar un determinado plato con el vino que le aporte un mejor resultado gustativo. Y aunque es cierto que los gustos son muy personales, en base a las texturas, a la intensidad y a la forma de cocinarlos, entre otros factores, hay unos vinos que ''pegan'' más con ciertos platos o alimentos. Aquí dejamos algunas claves.

El maridaje o, en francés, maridage significa casamiento. Es lograr el matrimonio perfecto entre nuestra bebida y la comida que vamos a disfrutar. A diferencia de una cata, más analítica y técnica, el maridaje trata de encontrar nuevos sabores y nuevos matices gracias a la combinación de ambos elementos. Al complementarse aumentan la experiencia sensorial y se encuentran nuevos conceptos como nuevos sabores y nuevas texturas.

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maridaje-vino-y-comida3 / GOOGLE IMAGES

VINO TINTO

Al hablar de vino tinto, tenemos que realizar varias segmentaciones; ya que existen muchos tipos de vinos tintos y cada uno tiene un maridaje diferente.

-El vino tinto joven marida bien con queso semicurado, pescados azules, carnes blancas y cualquier tipo de charcutería. 

-Los vinos tintos ligeros y los muy viejos se aconsejarán para las carnes jóvenes, como ternera, cordero lechal, aves o caza de pluma, etc. En una opción atrevida pero agradable, también se puede maridar con distintos tipos de arroces. En este caso ofrecen un cierto contraste con el sabor pero no llegan a anularlo. Lo mejor es hacerlo con arroces con salsas potentes como los sofritos.

-Los vinos tintos tánicos, robustos, de gran energía, son los ideales para las carnes rojas, como el buey, -cordero, así como carnes negras caza mayor, paloma torcaz, becada, ciervo, etc. Además, los quesos curados y muy curados también casan muy bien con tintos potentes, maduros y pasados por barrica.

El buqué de los vinos tintos, basado en las frutas maduras, especias, trufas y plantas aromáticas, se ensambla perfectamente con estos manjares cárnicos, mientras que desentona totalmente con los aromas del pescado. Al mismo tiempo, el tanino prohíbe todo lo que es salado y dulce, ya que estos sabores hacen parecer el vino más duro y amargo.

VINO BLANCO

Si hablamos de vinos blancos, la mejor opción son pescados blancos, mariscos, ensaladas… En cambio, los vinos blancos que han fermentado en barricas maridan muy bien con ahumados, carnes blancas o, incluso, con quesos curados.

En cuanto a los mariscos,  el problema está en la gran variedad de mariscos que hay, con diferentes sabores y texturas, unido a las diferentes formas de prepararlos. No suelen fallar los vinos jóvenes aromáticos como son los Albariños gallegos o los Rieslings alemanes.

Un marisco potente, preparado al horno por ejemplo, admite un maridaje de vinos blancos con crianza, incluso blancos secos y que sean untuosos en boca. Chardonnay y Sauvignon Blanc, son dos vinos muy diferentes y que pegarían muy bien con determinados mariscos. 

A los arroces no se les puede quitar el protagonismo con lo cual lo que mejor marida sin duda dentro de la gama de vinos blancos son los ligeros y secos, con aromas frutales pero que no sean demasiado dulces, o que tengan un toque de acidez.

Para los quesos tiernos y grasos los vinos ideales son los blancos con cuerpo o secos ligeros, e incluso algo dulce que sean suaves.

A las ensaladas  les van muy bien los blancos secos y rosados con aromas frutales pero que no tengan toque dulce.

Y unque la carne suele ser el terreno de los tintos, cuando hablamos de carnes frías como el roast beef, el carpaccio o el caviar de wagyu; el blanco, al igual que el rosado, también funciona muy bien. Para el pollo y pavo asados o a la plancha casan muy bien los vinos blancos secos pero no ácidos.

VINO ROSADO

El vino rosado es el que mejor marida con productos que no son de origen animal, por ejemplo con verduras, pastas, ensaladas y arroces.

Pese a ello, casan especialmente bien con el marisco y también son una gran opción para no enmascaran el sabor de las carnes frías. Del mismo modo, complementan muy bien los guisos de pescado e, incluso, los de carne que no sean muy potentes.

En cuanto a las ensaldas, encontrarás el equilibrio al combinarlo con un vino rosado seco, con una mayor acidez y menos carga frutal.

En la pasta las salsas marineras y las de marisco tienden a maridar mejor con una opción más seca y ligera. Si la salsa tiene matices más dulzones (porque contenga cebolla caramelizada o esté hecha a base de tomate dulce, por ejemplo) puedes permitirte una opción más afrutada.

En la opción de pescado y marisco, el rosado joven de uva tempranillo es un gran acompañante de los pescados blancos como la merluza, el bacalao, la dorada, el rape o el rodaballo. Los azules como el atún, la caballa, el salmonete, la trucha o el arenque son también una opción acertada, y admiten que el rosado sea menos ligero, que tenga más cuerpo.

Y una opción mucho más de moda es el sushi, la elección más acertada es el rosado. Si se trata de piezas frías, obtendremos un efecto de frescor similar al de las ensaladas. Con piezas calientes, la clave está en disfrutar del contraste que se genera.

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