Maese Farfán: Artista polifacético y cronista de la Sevilla Barroca
Diseñó en 1909 la canastilla del paso del Cristo del Calvario
Es uno de los personajes más desconocidos de la Semana Santa, aunque sólo por haber diseñado la canastilla del paso del Cristo del Calvario merece un sitio destacado entre los artistas que han contribuido con sus obras a engrandecer el patrimonio de las hermandades y cofradías sevillanas. Francisco de Paula Farfán Ramos, o Maese Farfán como se hacía llamar en sus escritos literarios, fue un artista polifacético y adelantado a su tiempo. Carpintero y ebanista de profesión, nació en la calle San José en el año 1869 y fue bautizado en la cercana parroquia de San Nicolás de Bari. De formación autodidacta, tanto en lo profesional como en lo intelectual, llegó a formar parte de los círculos artísticos e intelectuales de la ciudad, a pesar de no tener estudios y proceder de un entorno humilde.
Con el diseño de la canastilla del Cristo del Calvario, estrenado en la Semana Santa del año 1909, Maese Farfán propone un nuevo concepto de paso procesional hasta ese momento desconocido. "Fue algo totalmente revolucionario en su tiempo, aunque se ejecuta pensando siempre en el estilo sobrio de la hermandad", explica Carlos Noguero Hernández-Farfán, que junto con Juan Antonio Bertoméu han publicado el libro Crónicas Negras de la Sevilla Barroca (Jirones de Azul), donde recogen algunos de los textos que Maese Farfán escribió en el periódico La Unión.
Farfán utiliza por primera vez en unas andas procesionales la madera de caoba sin dorar, e incorpora, para iluminar la imagen, cuatro hachones en lugar de candelabros de guardabrisas o faroles, habituales entonces. El efecto que consiguió fue el de otorgarle al crucificado una imagen de gran patetismo que ayudaba a engrandecer, aún más, la visión de Cristo muerto en la cruz.
Su coste ascendió a 9.975 pesetas, correspondiendo la carpintería y la talla al maestro Salvador Domínguez Gordillo. La orfebrería fue repujada por el platero cordobés Ángel Cabanes Vázquez. Se remató la obra con unas bombonas de cristal situadas sobre la mesa de las andas, ejecutadas por Manuel de las Heras.
"Al principio el paso no tuvo una buena acogida, y fue muy criticado por los cofrades de la época, aunque con el tiempo se ha convertido en un modelo mil veces copiado e imitado en la Semana Santa", aclara Carlos Noguero.
Fruto de su inquietud artística, Farfán empieza a introducirse en el mundo del bordado en el año 1916, realizando en ese año los diseños del Senatus y los paños de bocinas para el Calvario, piezas que fueron bordadas en el taller de Juan Manuel Rodríguez Ojeda. En sus creaciones recupera el bordado de aplicación tan frecuente en la Sevilla del siglo XVII: "Utilizaba telas de recorte muy vistosas, como el damasco o el tisú, que luego aplicaba con hilos de oro sobre otros soportes". En estas tareas contaba con la ayuda de sus hijas Rosario, María del Carmen y María Luisa.
En 1927, completa el diseño del paso del Calvario con el estreno de unos faldones realizados con recortes sobre un damasco de seda rojo grosella. Cada pieza estaba compuesta por un festón en forma de U invertida y un medallón central. En su interior aparecían pintadas cuatro escenas de la Pasión de Cristo, obra de Herminia Álvarez Udell, sobre un tisú de plata.
La labor de Farfán en la Hermandad del Calvario fue mucho más allá de la de diseñador. Durante muchos años ocupó el cargo de prioste. En la Semana Santa de 1914, un movimiento brusco provocó que el brazo izquierdo del Cristo se partiera. Farfán realizó una reparación de urgencia en la calle para que la cofradía pudiera continuar con su estación de penitencia. Posteriormente, terminada la Semana Santa, acomete una intervención en profundidad que no tuvo que ser revisada hasta 1940.
Maese Farfán también se dedicó a la investigación histórica. Llegó a escribir varias obras -que nunca fueron publicadas- sobre el nomenclátor de la ciudad, las cruces y retablos en Sevilla, y los enterramientos en iglesias. En 1911 empezó sus colaboraciones literarias en la Revista de Hermandades, labor que continuó en Vía Crucis, La Pasión y, posteriormente, en el periódico La Unión con su columna Del tiempo pasado.
Su orígenes humildes no fueron impedimento para que formara parte de los círculos artísticos de la ciudad. Su amplia formación le capacitó para ser parte de la tertulia Los Sabios, del Duque de T' Serclaes. En 1928, fue propuesto para recibir la medalla del trabajo y se le nominó para formar parte de la Academia de Buenas Letras. Ninguna de las propuestas llegó a buen fin. Francisco de Paula Farfán Ramos, Maese Farfán, falleció en 1935 en su casa de la calle Jáuregui.
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