El museo de las cofradías de la Semana Santa, es un anhelo que se retomó siendo Adolfo Arenas presidente del Consejo. Entonces, la institución y el Ayuntamiento, gobernado entonces por el popular Juan Ignacio Zoido, se fijaron en la antigua iglesia de San Hermenegildo, en la Plaza de la Concordia, para su instalación. Incluso se giró una visita por parte del delegado de Fiestas Mayores, Gregorio Serrano; y el presidente Arenas, junto a sus colaboradores, para conocer in situ las posibilidades de este espacio que lleva muchos años cerrado.
El servicio de Proyectos y Obras de la Gerencia de Urbanismo llegó a remitir al Consejo un sesudo informe en el que se detallaban las obras que eran necesarias para la apertura. Los costes de la rehabilitación integral ascendían a más de 1,6 millones de euros, a los que había que sumarle otros 252.350 para el acondicionamiento técnico como museo. La enorme inversión dio al traste con la idea de convertir San Hermenegildo en la gran sala multiusos de las cofradías.
Durante el mandato de Carlos Bourrellier, ya con Juan Espadas como alcalde, se fue madurando la idea de contar con este espacio museístico. Con Espadas todavía en la oposición, se planteó la posibilidad de adaptar el centro Peyré en la calle Francos. Sobre la mesa también han estado algunos conventos, como San Clemente o Santa Rosalía; y el Garaje Laverán, en la calle Baños, otro inmueble de titularidad municipal.
El arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo, también ha declarado en numerosas entrevistas que es partidario de la creación del museo de la Semana Santa, incluso se ofreció a poner de su parte si los promotores se fijaban en algún inmueble propiedad de la Archidiócesis para su sede.
La última opción que se baraja es instalarlo junto a la Torre de la Plata, en la calle Santander.
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