Este viernes ha sido presentado el nuevo retablo dedicado a María Santísima Madre de los Desamparados, imagen titular de la Hermandad de la San Esteban. La bendición ha estado a cargo del director espiritual de esta cofradía del Martes Santo, José Robles Gómez. La Dolorosa fue colocada en el mismo de forma privada, cerrándose el templo durante unos minutos.

Durante el acto tomó la palabra el actual hermano mayor de esta cofradía del Martes Santo, Luis Tovaruela Díaz, dirigiéndose a los presentes, entre los que se encontraba el anterior hermano mayor, Jesús Bustamante, en cuyo mandato se inició la ejecución del altar. Posteriormente intervinieron dos de los autores de la obra, el tallista Pedro Benítez Carrión y el dorador Enrique Castellanos.

El antiguo altar será cedido a Franciscana Hermandad Sacramental de la Santa Cruz y Nuestra Señora de los Desamparados, de la barriada del Parque Alcosa, tal como quedó aprobado en un cabildo de oficiales.

María Santísima Madre de los Desamparados entronizada en su nuevo retablo

El nuevo retablo mantiene como base la línea del anterior altar de estilo neoclásico, sobre la que se ha introducido "más riqueza y arquitectura, así como una mayor amplitud en el camarín de la Virgen y un mayor espacio para que respire su imagen", comentaba Pedro Benítez Carrión, lo que facilita las maniobras para subir y bajar a la Dolorosa.

El resultado es "una mezcla de estilo neoclásico y neobarroco". Sobre un banco que preside el escudo de la hermandad se sitúa el primer cuerpo, también llamado predela, lugar donde ha sido ubicada una pequeña hornacina para la colocación de una imagen en miniatura. Entre los elementos destacan los bajorrelieves, las dos columnas orden corintio que flanquean a la titular y una pilastra decorada con una guirlanda que delimita el camarín en su parte superior. Varias ménsulas sostienen la cornisa más alta, rematada con un frontón curvo rebajado, rematado a su vez en coronas reales. Varios arbotantes en los laterales le otorgan una línea más sinuosa al conjunto.

El trabajo de carpintería ha sido ejecutado por el ebanista Manuel Torres, que no pudo asistir al acto de presentación de la obra. La parte visible del altar ha sido tallada en madera de cedro, dejando para su interior la madera de pino de Flandes.

El dorado se ha realizado aplicando técnicas tradicionales, según apuntaba Enrique Castellanos, empleando oro de máxima calidad. Se han alternando acabados en brillo y mate, creando juegos de luces sobre los volúmenes para potenciar la talla. En las partes florales y heráldicas se ha integrado color mediante el estofado con técnica de temple de huevo. Todo el proceso ha durado en torno a dos años y medio.

Nuevo retablo para María Santísima Madre de los Desamparados