CENTENARIO DEL CERRO

Cien años de devoción a la Virgen de los Dolores del Cerro

Momentos de la salida de la Virgen de los Dolores del Cerro / PABLO LASTRUCCI

La historia del Cerro del Águila no se entiende sin la devoción a Nuestra Señora de los Dolores. Pudiera decirse, en sentido figurado, que fue la primera piedra sobre la que se erigió este viejo arrabal que ahora cumple un siglo. La primitiva imagen, desaparecida en los sucesos previos a la Guerra Civil, se veneraba en la capilla situada en la actual avenida de Hytasa, recibiendo las oraciones de los primeros cerreños, que llegaron a este barrio desde distintos pueblos de Andalucía para trabajar en las obras de la Exposición Iberoamericana de 1929.

Muchas cosas habrán cambiado en estos cien años, empezando por la dolorosa. El 25 de septiembre de 1955 fue bendecida por el entonces arzobispo coadjutor de Sevilla, José María Bueno Monreal, la actual imagen de la Virgen de los Dolores, obra del escultor higuereño Sebastián Santos Rojas. Otras cosas no han cambiado, como el carácter humilde y sencillo de sus vecinos, que sacaban este sábado la silla a la puerta de su casa para ver pasar a su madre, la patrona del barrio.

Olor a café y pasteles en Afán de Ribera. El sol calentaba y los abanicos mecían el denso aire caliente del veranillo del membrillo. El ambiente crecía conforme las manecillas del reloj se iban acercando a las siete de la tarde, hora en la que estaba prevista la apertura de las puertas de la parroquia. Los primeros aplausos se sucedieron con la llegada de la llegada de la Banda de Música de Santa María de las Nieves de Olivares; poco después llegaría la Banda de Cornetas y Tambores de Nuestra Señora del Sol, con sus característicos uniformes de la policía de gala y esos llamativos cascos con plumas blancas.

Mujeres vestidas de mantilla blanca en el cortejo de la procesión Mujeres vestidas de mantilla blanca en el cortejo de la procesión

Mujeres vestidas de mantilla blanca en el cortejo de la procesión / PABLO LASTRUCCI

Puntualmente el sonido del cerrojo hacía estallar las emociones. Tres años llevaba la Virgen de los Dolores sin salir entronizada en su paso. Las dos últimas salidas fueron en andas, en su tradicional rosario de la aurora. Había muchas ganas de volverla a ver bajo el palio bordado por quien fuese hermano mayor de esta cofradía, Francisco Carrera Iglesias 'Paquili'. Las bambalinas remozadas recientemente y el manto, también de 'Paquili', volvía a salir tras ser restaurado por el IAPH.

La cruz de guía avanzaba buscando las calles Diamantino García Acosta y Párroco Antonio Gómez Villalobos, mientras del templo salía el nutrido cortejo formado por unas 460 personas, incluidas las representaciones y sin contar a los costaleros. Además de la cruz de guía, el libro de reglas y el estandarte, para esta procesión se eligieron otras tres insignias, por su valor simbólico: el guión cardenalicio, a la memoria del cardenal Amigo Vallejo, hermano mayor honorario; el lábaro conmemorativo de la coronación canónica de Nuestra Señora de los Dolores; y el banderín del Arciprestazgo Cerro-Amate.

En la presidencia del paso estaba el hermano mayor del Cerro, Manuel Zamora, acompañado por el párroco y director espiritual de la hermandad, Alberto Tena López, por el presidente del Consejo, Francisco Vélez, y por el alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, quien había entregado el pasado jueves el bastón de bastón de mando de la Tenencia de Alcaldía del Distrito Cerro-Amate a la Virgen de los Dolores

El párroco Alberto Tena López, el hermano mayor Manuel Zamora y el alcalde Antonio Muñoz El párroco Alberto Tena López,  el hermano mayor Manuel Zamora y el alcalde Antonio Muñoz

El párroco Alberto Tena López, el hermano mayor Manuel Zamora y el alcalde Antonio Muñoz / PABLO LASTRUCCI

Se hizo el silencio cuando el capataz Juan Antonio Guillén tocaba el martillo. El palio todavía estaba en la penumbra del templo cuando comenzaba a sonar el Himno de Andalucía, como es costumbre desde 1995, seguido de la Marcha Real y de la marcha Coronación, de Manuel Marvizón y Juan José Puntas. En ese momento se desató la locura de amor, con vivas, lluvias de pétalos y cohetes al cielo. Todo era de verdad. Nada era impostado. Lágrimas en los ojos y emoción a flor de piel. 

Fue una procesión con sabor de antaño, recuperando el característico exorno floral compuesto principalmente por nardos, colocados por los Pepe y Manolo, de floristería Ramitos, en recuerdo a las procesiones que hasta 1987 presidía la Virgen de los Dolores el último sábado de septiembre, coincidiendo con la Velá del Cerro. Destacaba la presencia de más de cuarenta mujeres ataviadas con mantillas, en su mayoría de color blancas al tratarse de una procesión con carácter glorioso.

No era Martes Santo pero allí estaba Charo Padilla, esta vez sin su alcachofa de Canal Sur Radio para entrevistar a las señoras que cada año esperan durante horas apostadas en las vallas; la periodista tomaba fotos con su móvil para compartirlas en sus redes sociales, porque en el Cerro siempre hay muchas cosas que mostrar. En esta ocasión la Virgen de los Dolores no abandonaría las calles de su barrio para irse a la Catedral, sino que se quedaría para el gozo y disfrute de todos sus hijos.

La Virgen de los Dolores bajo una densa lluvia de pétalos La Virgen de los Dolores bajo una densa lluvia de pétalos

La Virgen de los Dolores bajo una densa lluvia de pétalos / PABLO LASTRUCCI

Los cofrades y vecinos del barrio se habían afanado en decorar todo el recorrido con gallardetes, guirnaldas con flores de papel, colgaduras especiales editadas para la ocasión y los clásicos mantones en los balcones. El Ayuntamiento de Sevilla ha colaborado en el exorno de la calle Nuestra Señora de los Dolores, que sido acondicionada para la ocasión con los gallardetes adquiridos por la casa consistorial con motivo de la boda de la Infanta Elena de Borbón.

La calle Juan Castillo Sánchez fue de las más bonitas del recorrido. Allí había una alfombra de sal. Tardó muchísimo en llegar a este punto, pues las cuadrillas de costaleros del Señor de la Humildad y del Cristo del Desamparo Abandono llevaron el paso desde la calle Diamantino García Acosta hasta este punto, recreándose en cada centímetro, dando pasos hacia atrás, con algunas 'levatás' a pulso y meciendo con gusto a su Virgen de los Dolores en cada 'chicotá'. Mandaba el paso Manuel Millán.

Se sucedían los vivas a la Virgen de los Dolores en la calle Afán de Ribera Se sucedían los vivas a la Virgen de los Dolores en la calle Afán de Ribera

Se sucedían los vivas a la Virgen de los Dolores en la calle Afán de Ribera / PABLO LASTRUCCI

También en este lugar se retiraron las numerosas cofradías invitadas a la procesión, representadas por sus hermanos mayores, en la presidencia, y por los estandartes, en el cortejo. Entre ellas estaban las hermandades del Martes Santo, La Paz, La Cena, La Hiniesta, el Gran Poder, San Bernardo, la Candelaria Madre de Dios, El Juncal, Anunciación de Nuestra Señora, El Sol, Padre Pío, La Milagrosa, Divina Pastora de Padre Pío y Nuestra Señora de los Dolores de La Campana; así como las agrupaciones parroquiales del Santísimo Cristo de la Paz, Humildad y Pilar de Montequinto, y el grupo de fieles de María Santísima de la Caridad.

El Señor del Gran Poder estuvo muy presente en la procesión. La cofradía de la Madrugada, encabezada por su hermano mayor, Ignacio Soro, estuvo presente en la función principal de instituto celebrada el pasado domingo, haciendo entrega de un relicario con unas astillas de la cabeza del Señor, conservadas desde la restauración de los hermanos Cruz Solís, sobre un trozo de tejido de su túnica persa. Este obsequio fue colocado a las plantas de la Virgen de los Dolores.

La Virgen de los Dolores iluminada por la candelería de su paso La Virgen de los Dolores iluminada por la candelería de su paso

La Virgen de los Dolores iluminada por la candelería de su paso / PABLO LASTRUCCI

La procesión volvería a cruzar la calle Afán de Ribera, donde había muchísimo público esperando desde hora antes, continuando por las calles Galicia, Lisboa, Julio Verne, Tomás Pérez, Álvarez Benavides, Párroco Antonio Gómez Villalobos y Nuestra Señora de los Dolores.

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