Hermandad de la Mortaja

La Virgen de la Paz regresa restaurada a su iglesia

  • El escultor Juan Manuel Miñarro ha consolidado la estructura de la titular del templo

La recién restaurada Virgen de la Paz ante el misterio de la Mortaja.

La recién restaurada Virgen de la Paz ante el misterio de la Mortaja. / Juan Carlos Muñoz

La Virgen de la Paz ya está de nuevo en la iglesia del ex convento de la Paz, de la que es titular y en la que tiene su sede canónica la Hermandad de la Mortaja, que es responsable de esta talla anónima. Por ello, al detectar grietas en su policromía cuando la bajaron el pasado enero para celebrar su Función Principal, avisaron a Juan Manuel Miñarro, hermano y restaurador de confianza de la corporación del Viernes Santo. El experto escultor confirmó el mal estado de la imagen y aconsejó proceder a su restauración, que se ha llevado a cabo en su taller durante estos últimos meses.

Miñarro ha consolidado la estructura de la Virgen, que presentaba problemas visibles y ocultos. Una exhaustiva radiografía reveló anomalías que obligaban a intervenirla. El artista sevillano, además de inyectar resina de consolidación y pasta con carga, ha retirado la desgastada peluca de estopa que lucía la talla y ha renovado sus articulaciones. Además, ha colocado un nuevo anclaje para la corona del Niño Jesús que sostiene la Virgen de la Paz. Pero el cambio más llamativo, aparte de la notable limpieza realizada, está en los ojos. La restitución de las pestañas hace que luzca en todo su esplendor de nuevo. Esto ha permitido que recupere la mirada de visera, similar a la Virgen del Rocío de Almonte.

Así lucen las nuevas pestañas de la Virgen de la Paz. Así lucen las nuevas pestañas de la Virgen de la Paz.

Así lucen las nuevas pestañas de la Virgen de la Paz. / Juan Carlos Muñoz

La Virgen de la Paz, concebida en el último cuarto del siglo XVI y atribuida al círculo de Roque Balduque, se mantendrá en los próximos días en el presbiterio del templo, permitiendo así que los hermanos y fieles puedan observarla de cerca. Normalmente, esta talla se ubica en el manifestador eucarístico. Es decir, en la parte superior del retablo. Un lugar donde se condensa todo y las condiciones climáticas perjudican a la talla, que no se intervenía desde 1984. Una actuación que también realizó Miñarro y que fue mucho más superficial que la recién terminada, puesto que en esta ocasión se han detectado agujeros de insectos y pudrición blanca de la madera de pino con la que está hecha. Anteriormente, la imagen tuvo otras restauraciones, en las que presumiblemente se le realizaron cambios notables como la eliminación de los ojos tallados o la añadidura de capas policromía sobre la original.

En cuanto al Niño Jesús que sostiene, cabe destacar que es posterior a la Virgen. Desde la propia hermandad indican que probablemente fuera incorporado en el XVIII y que fuera de estilo pasionista. Es decir, de pie y con cruz al hombro. Esto obligó a cambiar su fisionomía para que estuviera sentado. Otro aspecto destacable es su estética, puesto que está hecho en arpillera y es similar a otro de la Hermandad de la Vera Cruz de Alcalá del Río. Tanto de este Niño Jesús como de la Virgen de la Paz se han relizado respaldos digitales, con el objetivo de que la corporación tenga a mano la información técnica más detallada sobre ambas tallas. Esta restauración, unida a la intención de la Mortaja por aumentar la importancia de la titular del templo, están haciendo que la Virgen de la Paz recobre relevancia en el ex convento de la Paz.

La Virgen de la Paz, titular del ex convento de la Paz. La Virgen de la Paz, titular del ex convento de la Paz.

La Virgen de la Paz, titular del ex convento de la Paz. / Juan Carlos Muñoz

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