El Domingo de Ramos de 1924: cien años de un día para la historia de la música procesional

Música

Aquel año, en un mismo día, se estrenaron dos composiciones que pasarían al patrimonio inmaterial de la Semana Santa

En primer lugar Pasan los campanilleros, y después, Resignación, de Font

¿Cuál es marcha procesional más larga que se interpreta en la Semana Santa de Sevilla?

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El antiguo palio del Socorro / Cuestión De Cofradías

Pocos hechos, circunstancias o instantes pasan a formar parte de la historia de manera inmediata, máxime si hablamos de Semana Santa en Sevilla. Pero cuando un momento alcanza tal grado de singularidad o excepcionalidad, el público de la ciudad lo ha sabido reconocer y apreciar en la dimensión que requiere, aunque en ocasiones haya levantado suspicacias. Nada nuevo...

Ocurrió cuando a un tal Ojeda se le ocurrió vestir con medias rosas a los armaos, o de verde a los nazarenos. O cuando Niño de de Guevara dispuso la obligatoriedad de ir a la Catedral, o cuando Juan Miguel Sánchez trazó el palio de los Ángeles... O aquel Domingo de Ramos en que se escuchó, por primera vez, Pasan los campanilleros.

El palio de la Virgen del Socorro hace un siglo / Cuestión de Cofradías

Era un 13 de abril de hace justo un siglo, 1924. Aquella jornada fue Domingo de Ramos, y procesionaron las cofradías de La Hiniesta, La Amargura, San Roque, La Estrella y el Amor. El día transcurrió con normalidad aparente, pero quizás no sabían los sevillanos de entonces la trascendencia que iba a suponer en los anales cofradieros. Por fortuna, se nos ha legado una crónica de aquella tarde y de los dos estrenos, en este caso musicales, sin los que hoy se entendería la fiesta.

Gracias a los amigos de Patrimonio Musical sabemos que el diario La Unión publicó una semblanza breve de cada cofradía: la profunda "huella emocional que deja la salida de la Hiniesta", el gran "lucimiento con el que regresó la s Penas a San Jacinto" o el precioso manto "azul de la Virgen del Subterráneo". Más extensa es la reseña de la Amargura, que estrenaba candelabros. Pero esa fue una de las significadas novedades de la cofradía de San Juan de la Palma. Tras la dolorosa se estrenó una marcha de extraordinaria calidad que, aunque no ha gozado del reconocimiento justo, es imprescindible en un repertorio de hoy: Resignación, de Font de Anta.

Recorte de prensa en el que se narra el estreno de los campanilleros / La Unión

Un "Manolo" Font que dirigía en aquel momento la Banda Municipal, y que "estrenaba nuevo y vistoso uniforme. Diremos que dicha banda, que dirige el excelente maestro, interpretó entre otras magníficas marchas la titulada Resignación, original de Pepe Font y de Anta, cuyos motivos sinfónicos son frases de verdadera inspiración y dulzura, cautivaron a cuantas personas escucharon [...] También ejecutó dicha banda Amarguras, Camino del Calvario y Soleá, dame la mano", dice la crónica. Asistimos, un siglo después, al estreno de la marcha Resignación, la marcha más larga de toda la Semana Santa, que posteriormente fue rebautizada como Victoria Dolorosa, aunque conserva su título original. Un estreno que quedó ensombrecido... Y con razón.

Locura con Campanilleros

La Amargura en una instantánea añeja

Aquella misma noche se produjo uno de los instantes más trascendentales de la historia moderna de la Semana Santa, y qué no daríamos por viajar en el tiempo y conocer la expresión popular de los cofrades que se citaron tanto en la calle Sierpes como en el Salvador. Hablamos, ni más ni menos, que del estreno de Pasan los campanilleros, marcha ya centenaria que revolucionó el género.

Fue tras la Virgen del Socorro, titular de la hermandad del Amor, y se interpretó dos veces, siendo la última vez, en la entrada de la cofradía, a petición del público entusiasmado. Dice así la crónica: "Al entrar la procesión en el templo del Salvlador, a las doce de la noche, el inmenso gentío que aplaudió durante toda la carrera a la banda Soria no cesó de aplaudir, pidiendo que repitiese una vez más Pasan los campanilleros...". En la plaza de San Francisco "los aplausos adquirieron carácter clamoroso, viéndose el señor López Farfán visiblemente emocionado..."

Fue un 13 de abril. Nada volvería a ser lo mismo.

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