Así es la exposición sobre el Altar de Plata de la Catedral de Sevilla

Patrimonio

La Fundación Cajasol acoge hasta el 11 de julio una muestra de esta obra barroca

El conjunto fue realizado en el siglo XVIII y perdió gran parte de sus piezas en la Guerra de la Independencia

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Antonio Santos muestra la restauración de distintas piezas el Altar de Plata de la Catedral de Sevilla.
Antonio Santos muestra la restauración de distintas piezas el Altar de Plata de la Catedral de Sevilla. / Alejandro Núñez

El arte efímero en Sevilla tiene un máximo exponente en la Catedral, el Altar del Jubileo. Este conjunto barroco protagoniza la exposición Solium Argenti. La restauración del altar de plata de la Catedral de Sevilla, que puede visitarse en la Fundación Cajasol hasta el 11 de julio. En la muestra se narra el origen de esta obra, los cambios y usos que ha tenido en el tiempo y el proceso de restauración a la que está siendo sometida desde enero en el taller Arte & Marmolejo.

La exposición, inaugurada el pasado jueves, se ha presentado este viernes a los medios de comunicación. A la cita han acudido Francisco Román, delegado de Administración y Patrimonio del Cabildo Catedral; Marcelino Manzano, delegado de Medios de Comunicación del Cabildo; y Antonio Joaquín Santos, comisario de la muestra, quien ha realizado un divulgativo recorrido por la misma.

El hecho de que la exposición coincida con la fiesta del Corpus no es baladí. El origen de este aparato de orfebrería obedece a la importancia que los cultos sacramentales tuvieron en la Sevilla barroca. Tras la solemidad del Corpus comenzaba la octava, para lo que se ideó un altar efímero que sirviera de expositor del Augusto Sacramento.  

Los bustos relicarios que forman parte del altar.
Los bustos relicarios que forman parte del altar. / Alejandro Núñez

La exposición destaca tres nombres propios en la historia del altar. El del canónigo Mateo Vázquez de Leca, claro impulsor de la octava del Corpus, para la que creó dotaciones que permitieron costear el primer aparato litúrgico para dicho culto. El segundo nombre es el del arzobispo Palafox, promotor del actual altar de plata; y posteriormente, el pintor Domingo Martínez, quien diseñó la mayor parte de este conjunto, ya bien entrado el siglo XVIII, para el que trabajaron los plateros Manuel Guerrero de Alcántara, Tomás Sánchez Reciente y Andrés Alonso Ximénez.

Aunque en el imaginario popular esta obra se ha denominado siempre como Altar de Laureano de Pina, lo cierto, según el comisario de la exposición, es que a dicho orfebre sólo obedece el sol, el resplandor y la corona que rematan el conjunto –de 11,5 metros de altura– en su parte superior. Tales elementos procedían del altar anterior y fueron reaprovechados cuando se planteó la nueva obra.

Un conjunto que, en palabras de Antonio Santos, fue resultado de un proceso de “acierto y error”. Al cuerpo principal, pensado para exponer al Santísimo, se añadieron luego altares portátiles para las reliquias. Estas piezas se suplementaron después con frentes también en plata. En 1770 se creó la peana para el Augusto Sacramento, denominada “el capricho”. Está diseñada, en estilo rococó, por Cayetano de Acosta. La obra quedaba enmarcada por un gran y rico dosel.

El Cordero Místico que decora el segundo cuerpo del altar.
El Cordero Místico que decora el segundo cuerpo del altar. / Alejandro Núñez

En su origen se pensó para la octava del Corpus, pero su uso se extendió también a las otras grandes fiestas de la Catedral: la octava de la Inmaculada y el triduo de Carnaval. El devenir de la historia cambió esta utilización y su configuración. La Guerra de la Independencia supuso la venta de los altares portátiles delanteros, que se usaron para que la Corona financiara la contienda bélica contra los franceses. Por tal motivo, sólo se conserva el cuerpo central, el que cumple su función primitiva, servir de expositor para Jesús Sacramentado.

En cuanto al uso, desde los años 60 del siglo pasado se dejó de instalar para los mencionados cultos eucarísticos. Se empleó entonces como Altar del Monumento del Jueves Santo. Desde el año 2000 quedó fijado delante de la Puerta de la Concepción de la Catedral, como Altar del Jubileo y escenario de las grandes celebraciones del templo metropolitano.

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