La Macarena acomete tareas de conservación en el manto de tisú celeste de la Virgen

La hermandad de la Macarena ha presentado los resultados de los trabajos acometidos sobre el manto de tisú celeste de la Virgen de la Esperanza, unas labores desarrolladas por el taller CYRTA, que se encarga habitualmente de supervisar el estado de las piezas textiles de la corporación. Los trabajos de conservación han consistido, principalmente, en tratar daños que presentaba el tejido de tisú celeste así como en fijar elementos bordados puntuales que se encontraban parcialmente descohesionados del soporte y corrían riesgo de desprenderse.

Así mismo, y dado el deficiente estado que presentaba la banda de encaje perimetral, la hermandad ha considerado oportuno sustituirlo por uno de nueva factura, realizado en el taller de Alfonso Aguilar. Se trata de un encaje de hilo de oro fino de 8 centímetros de ancho y con un diseño exclusivo: las conchas están inspiradas en las que aparecen bordadas en el manto y en las bambalinas del palio de la Virgen de la Esperanza; en el centro, e intercalados entre las conchas, aparecen rombos hechos con puntos de ladrillo otorgándoles un brillo peculiar. Rematando las conchas en el interior se han insertado grupos de lentejuelas inspirados en los modelos antiguos.

Este manto, que fue objeto de una profunda restauración de cuatro años a principios de este siglo, fue confeccionado entre los años de 1962 y 1964 por el taller de Carrasquilla, diseñador asimismo de la pieza. El dibujo combina la lacería mudéjar de ascendencia regionalista -que ya utilizó Juan Manuel Rodríguez Ojeda en parte de su obra final y que fue común a otros grandes talleres sevillanos, como el de Olmo- con la estructura y la inserción de motivos barrocos de raíz dieciochesca, que también había empleado en algunos casos el citado artista. Carrasquilla procedió con una sensibilidad acorde con las nuevas interpretaciones de la Sevilla de la segunda mitad del XX, consiguiendo una de las piezas más logradas de sus años de plenitud y de las artes suntuarias contemporáneas.

Esta prenda fue estrenada por la Virgen de la Esperanza Macarena en el triduo preparatorio para su Coronación Canónica el 31 de mayo de 1964. Desde entonces, dicho manto ha sido utilizado indistintamente tanto por la Virgen del Rosario en sus cultos internos y en la salida procesional del mes de octubre, como por la de la Esperanza, quien lo ha lucido en ocasiones tan señaladas como la Función celebrada el 5 de junio de 1996 por el XXV Aniversario de que le fuera impuesta la Medalla de Oro de la Ciudad.