Siempre se ha dicho que el arte, como la más primigenia e instintiva expresión humana, ha estado al servicio de la belleza, de la sublimación de los sentidos y la capacidad de transmisión del hombre. Sin embargo, el arte también ha servido, en todos sus géneros a lo largo de la historia, como una herramienta de crítica o de reivindicación social para con ciertos vicios o sistemas establecidos. 

La obra de Ricardo Gil para la revista Nazarenos

La Semana Santa, a pesar de sus infinitas luces, también comprende ciertas sombras a todos los niveles en relación a sus participantes. No solo en el plano propio de las cofradías, sino en la presencia de toda una sociedad heterogénea que percute en sus más profundos adentros. El artista Ricardo Gil, joven pintor consagrado en constante experimentación, ha realizado para el número 14 de la Revista Nazarenos una contraportada de lo más impactante y que no ha causado indiferencia entre lectores e internautas.

Se trata de una ilustración realizada en grafito sobre papel titulada ¿Me dejáis rezar?. En su lado izquierdo aparece, ubicada en un escueto altar acompañado de dos candeleros y vestida como en décadas pasadas, la Esperanza Macarena, sobre un fondo negro y con su manto camaronero suelto. El resto de la composición es una deforme nube de personas que se acercan a ella para, sencillamente, fotografiarla. La Macarena "como admirado icono", apunta Gil. Todos los personajes portan todo tipo de aparatos fotográficos, desde los propios teléfonos móviles hasta palos "selfies" y cámaras digitales con objetivos de envergadura. El título hace referencia al último integrante de esta composición, el propio espectador, que ante la maraña de flashes y aparatos apenas logra ver la imagen para poder rezarle.

Detalle de la Esperanza Macarena

Es, sin duda, una crítica a la fotografía en la Semana Santa y la proliferación de artilugios que, en muchas ocasiones, impiden al resto del público disfrutar de la escena con nitidez y limpieza visual. ¿A quién no le ha pasado que, tras largas esperas, no alcanza a ver si quiera las caídas del palio o el travesaño de la cruz por el capricho de los cientos de móviles que se levantan, cada cual más alto, para capturar la instantánea? Para reflexionar.