Los mismos puentes que la O y el Cachorro

Contrapunto

El Domingo de Resurrección se clausura en el Antiquarium la exposición de fotografías de Gasán l La Semana Santa de Triana, en el impresionante archivo de este notario gráfico

Gasán (Gabriel Sánchez) señala una foto con el mudo de Santa Ana con la cruz de guía.
Gasán (Gabriel Sánchez) señala una foto con el mudo de Santa Ana con la cruz de guía. / Juan Carlos Muñoz

QUIZÁS sea en Semana Santa cuando más gente cruza el puente (los puentes) que desde Triana llegan a Sevilla. Los cortejos cofrades de la Estrella, San Gonzalo, la Esperanza de Triana y hoy viernes los de la O y el Cachorro. Gente que los ve a un lado, al otro o en el mismo puente que inauguró la reina Isabel II. Triana que lo cruza con los músicos de la Banda de las Tres Caídas que en esta Semana Santa acompañaron a la Amargura el Domingo de Ramos, al Polígono San Pablo el Lunes Santo, a la Candelaria el Martes Santo, a la Lanzada el Miércoles Santo. Hay un puente muy especial que se abrió el 12 de marzo, seis días después del Miércoles de Ceniza, y está abierto hasta el Domingo de Resurrección. Las fotos de Gasán son el puente más sólido entre Triana y Sevilla. Pueden verse en el Antiquarium de la Encarnación.

Gasán, acróstico de Gabriel Sánchez, lleva tantos años como notario gráfico de Triana, con su santuario de imágenes en Santa Cecilia, junto a Ruperto, que parece haber nacido de las mismas entrañas del barrio. Ha retratado el paisaje urbano, el paisanaje de ese barrio-Estado, hasta el punto de ya formar parte de él. Pero hubo un Gasán anterior a Triana. El que nace en un pueblo de Murcia, Santa Cruz, paisano de la Semana Santa de Salzillo, tan rica, tan distinta; el pequeño de los nueve hijos de una familia humilde que con 18 años se fue a trabajar en la construcción a Barcelona. Como le gustaba mucho la fotografía, hizo la mili en la Base Aérea de Cuatro Vientos y perfeccionó el oficio. Sus primeras fotografías fueron aéreas, hechas desde un avión Junker. Llegó a Sevilla, base de Tablada, en 1959. Estaba de permiso en noviembre de 1961, cuando la riada del Tamarguillo.

El comisario de la exposición, Javier Fito, y la documentalista y archivera Pilar Acosta, son trianeros. En la obra expuesta, sin ser el tema dominante, hay muchos guiños a la Semana Santa. Francisco Moreno, el mudo de Santa Ana, lleva la cruz de guía de las Siete Palabras en una imagen de la Semana Santa de 2006. Con Gabriel una imagen vale siempre más que mil palabras.

La Semana Santa es una convivencia de expresiones artísticas: la música, la arquitectura, la escultura, todo al servicio de una trascendencia sin la que todo eso sería una bienal sin sustancia, una pasarela de moda. Se aprecia en las fotografías de Gasán. Viernes Santo de 2004. El Cachorro pasa por el puente de Triana junto a la capillita de Aníbal González. Semana Santa de 2007. Un palio entre multitudes atraviesa el puente; al fondo, el monumento a la Tolerancia del donostiarra Eduardo Chillida. Hay otra fotografía de Gasán en la que se ve el mismo lleno de gente expectante que espera la llegada de un paso que no aparece en el encuadre. Un impresionismo de cuerpos y almas retenidos en ese momento. Un Blow Up cofrade, como el título de la película que Michellangelo Antonioni dirigió inspirada en el relato de Julio Cortázar Las babas del diablo, el mayor monumento literario a la fotografía como artesanía y filosofía.

El goteo de visitas es incesante. El fotógrafo cruzó el puente, pasó del antiguo mercado de Triana de cuyas excavaciones arqueológicas fue testigo directo, a este mercado de la Encarnación unido en la Piel Sensible con la ruta del Salvador. La Semana Santa es un regreso a la infancia. La de Gasán no fue sevillana ni trianera ni siquiera cofrade, pero en sus millones de negativos sí están miles de retratos de esas infancias. El fotógrafo, con seis décadas de dedicación, es un colaborador de los sacramentos. Por su cámara pasaron esos niños en el bautizo, en la comunión, en el estreno de nazarenos. “Los ha casado, los ha enterrado”, dice Javier Fito. Lleva textos de Pilar Acosta, Javier Ros Pardo y Nico Salas, hijo de Nicolás Salas, periodista con calle en Triana, perpendicular a Castilla y pasaje de la O.

Notario de oficios de Triana: la alfarería, la jabonería, la carpintería de barcos (la cucaña de la foto del cartel es una secuela de barco y madera), la penúltima carbonería, la última fábrica de hielo, oficios que hermanó Cernuda con sus tremendos versos, “es fuego con nieve / el andaluz”. Mucha gente de Triana ha aprovechado el paso de sus cofradías para acercarse al Antiquarium y encontrar sus huellas. Hay algún político, en este tiempo entre campañas, artistas que se fueron como Chiquetete y Salvador Távora. Entre las visitas, desde una universitaria del País Vasco que hace un master sobre Gestión del Patrimonio a miembros del grupo Contraste Variable, un colectivo heterogéneo de aficionados a la fotografía de la Macarena. Hermanados con Triana gracias a la cámara insaciable pero serena, nunca inquisidora, de este paisano de Salzillo que se afincó en los dominios de Justino Matute. La O y el Cachorro cruzan hoy el puente de Triana, pero ya tienen a un adelantado en el Antiquarium. De San Jorge a este dragón arquitectónico.

Un clásico como Zeppelin, Naranjito o el cine de verano

Es el Tucídides gráfico de Triana. La primavera se hace verano en su cartel de la cucaña, puro neorrealismo italiano al estilo trianero. Ancha es Castilla en el objetivo de este fotógrafo cuyo archivo es un censo oficioso de las gentes, las costumbres y los oficios de Triana. También de sus hermandades. El puente de Triana es estos días un enorme photocall con dos ‘catedrales’ a uno y otro lado del río. Gasán ya es un clásico de Triana como Zeppelin, Naranjito, los cines Alfarería y Avenida de Verano o el bar Los Dos Hermanos del Altozano. Fue notario de las excavaciones arqueológicas previas al cambio de ubicación del mercado de Triana. Sus fotos son historia viva cuyo valor crece exponencialmente en este tiempo de cambios vertiginosos. El hoy se hace ayer en un santiamén y el mañana también. En Triana es un referente; después de su paso por el Antiquarium, también lo empezará a ser en Sevilla. Una muestra que es sólo la punta del iceberg de su archivo.

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