Así es la nueva Virgen de Pérez Rojas que recibirá culto en una parroquia de Nebraska

La imagen recibirá culto en una parroquia estadounidense dedicada a la Inmaculada Concepción

Cuenta con orfebrería de Jesús Domínguez y bordados de Jesús Rosado

La restauración de la Macarena continúa su curso y aún no hay fecha de regreso al culto

Detalle del rostro expresivo de esta dolorosa
Detalle del rostro expresivo de esta dolorosa / David Arias

El escultor Juan Alberto Pérez Rojas ha culminado una de sus nuevas obras devocionales. Se trata de la imagen de Nuestra Señora de los Dolores realizada para la Immaculate Conception Church de la ciudad estadounidense de Omaha, en el estado de Nebraska, templo que tiene encomendad la atención espiritual a la Fraternidad Sacerdotal de San Pedro (FSSP), y que ha sido objeto de una profunda reforma que concluye con la hechura de esta dolorosa. El ajuar ha sido realizado por Jesús Rosado y la orfebrería por Jesús Domínguez.

La dolorosa que recibirá culto en Nebraska
La dolorosa que recibirá culto en Nebraska / David Arias

De gran belleza y corrección de líneas, se muestra como un tipo diferente de figura mariana en la trayectoria del artista. El óvalo facial, de amplios volúmenes, se acentúa en la mandíbula inferior y en el mentón. El modelado de las facciones, de gran simetría, se encuentra en la difícil frontera de aquellas obras que por su perfeccionismo resultan inexpresivas. A partir de la simetría, el autor altera ciertos aspectos para dotar de gran veracidad el movimiento y gesto del dolor. La mirada elevada, abunda en el dolor y la profusión de lágrimas de cristal (tres y dos) suspendidas a lo largo y ancho de las mejillas, junto con el destacado modelado de las cuencas orbitales propias de quien llora desconsoladamente.

En el naturalismo que refleja la talla, el autor ha optado por mostrar el modelado del cabello y ambas orejas, lo que diferencia esta imagen de otras realizadas en su trayectoria. La expresividad del gesto de la boca viene potenciado por el detalle de los dientes y la lengua, logrando un gesto de gran naturalidad; de generosa anatomía, el desplazamiento de las comisuras hacia abajo ofrece sensación de realismo. Concentra el dolor en el entrecejo fruncido, en señal de dolor; los ojos de cristal, refuerzan la naturalidad consultada en el modelado de las facciones del rostro.

La nariz es de anatomía sólida en el entrecejo y se va afinando conforme se desarrolla hacia la punta. Aletas dilatadas y surcos nasogenianos marcados, reflejan una profunda sensación de llanto. Esa sensación se refuerza con un gran estudio anatómico del cuello donde los músculos esternocleidomastoideos marcan la tensión propia del estado doloroso. La disposición de las manos, abiertas, la izquierda en el pecho donde tiene clavada una espada de plata, recordando el pasaje bíblico de la presentación de Jesús en el templo. La mano derecha extendida, refuerza la composición y le aporta mayor dramatismo, recordando los grabados alusivos a la iconografía de la orden Servita que tanta difusión tuvieron en los siglos XVII y XVIII. La policromía de la figura, de aspecto nacarado, sigue la línea de las obras del autor; acentúa el cariz doloroso de la imagen con matices como las cejas arqueadas, con delicado “pelilleado”, el tono carmesí de los labios balbuceantes y el sonrosado de los párpados y mejillas.

stats