Ignacio Valduérteles
Doctor de la Iglesia y cofrade
No hay un solo día que nos quejemos, en especial los profesionales del periodismo, de que las redes sociales se han convertido en cloacas donde desde el cobarde anonimato se vierten bulos, falsedades e insultos que atentan a la honorabilidad de las personas. Los hechos acaecidos en la Hermandad de la Macarena son prueba de esta circunstancia. En especial sobre aquellos que han usado este acceso a las redes para verter lo peor de sus bilis contra personas honradas que han hecho las cosas lo mejor que han sabido y que han sabido reconocer y asumir sus errores. Pero una hermandad no es un Congreso de los Diputados ni un partido político, es una reunión de cristianos donde el perdón y la compresión hacia el prójimo deben prevalecer.
Pues bien, mientras en Sevilla nos encontrábamos en este debate de auténticas hienas en las redes, en Roma, dentro de los actos del Jubileo de la Esperanza, estaba teniendo lugar los días 28 y 29 el Jubileo de los Misioneros Digitales e Influencers católicos. Para los que estén interesados, les dejo el enlace de este importante encuentro (www.digitalismissio.org). Si algo me ha llamado la atención es que, de los 308 participantes con distintas intervenciones en este encuentro de tanto calado para hacer llegar el mensaje de la Iglesia a los jóvenes, sólo han participado doce españoles, y sólo uno de ellos de Sevilla, por cierto, un sacerdote preocupado por el uso adecuado de las redes para transmitir el Evangelio.
No he encontrado entre los interesados en esta materia a ninguno de los pseudoperiodistas que tanto opinan sobre la religiosidad popular, el arte sacro y otras tantas y tantas materias que circulan en el entorno digital. Eso sí, para satisfacción no he visto tampoco entre los 308 participantes a nadie en absurdas guerras de cambios de bandas de música, o de cuadrillas de costaleros, por mucho que ambos componentes formen parte de la religiosidad popular andaluza.
Tenemos un arzobispo que hace un uso de Twiter e Instagram de forma ejemplar, transmitiendo no sólo que el máximo responsable de la archidiócesis no está metido en un despacho, sino que permanentemente está al encuentro de los fieles, como bien marcara como pauta el papa Francisco.
Qué bueno sería que se produzca cuanto antes un punto de inflexión en este entorno digital y que los cientos de opinadores sobre asuntos de la Iglesia sevillana que pululan hoy día se convirtieran en misioneros digitales.
Como muestra, quiero poner un botón. Me interesa mucho más conocer en twitter que la Macarena va a acondicionar la azotea del Hospital que lleva el nombre de la Virgen para hacer más agradable la estancia de niños con cáncer que el resultado de una votación en cabildo que tenía más de repulsa hacia la junta de gobierno que de interés general en la imagen de la Virgen de la Esperanza. Y eso no es muy cristiano que digamos.
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