El Palquillo

La procesión del pueblo

  • La Hermandad de la Resurrección completa con esplendor su estación de penitencia y cierra una Semana Santa en la que salieron todas las cofradías

El Resucitado de Sevilla / Víctor Rodríguez

Una Semana Santa tan excepcional y plena sólo podía tener el final que escribe de manera magistral la Hermandad de Santa Marina. A las 16:30 entraba en su templo la Virgen de la Aurora, poniendo punto un final a una celebración plena en la que todas las cofradías han hecho su estación de penitencia con esplendor. 

Se podría decir que la Semana Santa de 2023, la de la revolución, ha sido un éxito. Pero la cofradía con sede canónica en la iglesia de Santa Marina vivió su especial reordenación hace unos años. Y probablemente haya sido esta una de las grandes decisiones que haya adoptado a lo largo de su historia. Atrás quedaron la salidas a deshoras y el acompañamiento trasnochado de muchas personas que buscaban a la cofradía en unas condiciones que no eran las mejores. Sí, puede que la hermandad perdiera la noche y un amanecer, pero se ha ganado al pueblo.

Y es el pueblo fiel y devoto el que lleva en voladas al Resucitado y a la Virgen de la Aurora desde que prácticamente salen por la puerta ojival del austero templo mudéjar. El pueblo fiel hace suya la Plaza de la Campana, liberada de abonados pero montada y abierta para que todos los devotos que quieran puedan disfrutar del paso de la cofradía. Esta fue otra gran decisión, en este caso del Consejo, tomada siendo tesorero del mismo el actual presidente, Francisco Vélez. Y en una plaza de la Campana, que en realidad es un ensanche, aguardaban a la hermandad el alcalde, Antonio Muñoz; y el propio Vélez, máximos representantes del poder civil y cofradiero. El arzobispo, la tercera pata de este banco, suele acompañar al Resucitado por la Catedral.

Y el pueblo puede acompañar al Resucitado por la calle Sierpes, cuya nueva configuración ha permitido cierto desahogo a los cortejos, aunque si haber grandes diferencias. Y la cofradía blanca de Santa Marina llega a los Palcos, donde también el pueblo se hace fuerte e invade estas parcelas reservadas a unos privilegiados. Sobre ellos hay que hacer un apunte. El mal comportamiento y falta de respeto que buena parte de estos abonados tuvieron el Martes Santo tras el enganchón del palio de la Virgen del Dulce Nombre con la spidercam. No fue de recibo esa actitud de jalear, aplaudir y lamentar efusivamente los distintos intentos que se hicieron para liberar el paso. Hace mucho que las buena educación y la mesura se perdieron.

Decíamos que llegó la cofradía de Santa Marina a los Palcos de la Plaza, y allí aguardaba el pueblo. El local y el extranjero. Suele convertirse este lugar una especie de tribuna de los guiris que acuden incluso provisto de las maletas ya preparadas para regresar a sus lugares de origen.

Muy elegante ha sido el discurrir de los dos pasos. Preciosa la Virgen de la Aurora a los sones de Procesión de Semana Santa en Sevilla para salir de Sierpes. El Señor, como siempre, fantásticos con los sones de Virgen de los Reyes, que se ha pegado una Semana Santa para enmarcar.

Tras la salida de la Catedral, la procesión se hace todavía más del pueblo. La Cuesta del Bacalao, Francos, la Cuesta del Rosario... son puntos esenciales para el Resucitado y los devotos se vuelcan con la hermandad. La llegada a las cercanías de Santa Marina, Doña María Coronel, Bustos Tavera, San Marcos, San Luis... son para disfrutar. 

El Señor de la Sagrada Resurrección y la Virgen de la Aurora han escrito el mejor epílogo de una Semana Santa plena, espléndida. La espera comienza de nuevo. Y lo hace como siempre en Santa María. Con el pueblo.

Los otros alicientes de esta jornada, resaca de la gran procesión del Santo Entierro Grande, fueron los encuentros cercanos con el Cachorro, el Nazareno de la O o la Virgen de la Alegría de San Bartolomé; o la Misa del Azahar del Silencio, en la que la cofradía renace. 

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