El grupo sevillano Vera Fauna y la presencia del nazareno para anunciar su segundo disco

La Semana Santa está cargada de una serie de símbolos que trascienden el plano eminentemente funcional. Nuestra fiesta se compone de elementos que, sin perder su raíz y su significado, sirven como emblemas de una identidad inherente a nuestra forma de ser y de estar. Entre esos conceptos/estandartes que concentran el desarrollo y la participación de toda una ciudad, se encuentra el nazareno, protagonista indiscutible de estos siete días.

Sevilla, huelga aclararlo, es mucho más que las hermandades y cofradías, pero estas siempre están presentes en todas las esferas sociales y en todas las artes. Es el caso de la música, que en nuestra ciudad ha cultivado infinidad de géneros y estilos hasta convertirla en cuna de prestigiosos artistas y grupos que, por derecho propio, pertenecen a la posteridad. Muchos de ellos, en sus canciones, han tratado la Semana Santa desde diversos prismas, sirviéndose de ella para expresar ideas o sentimientos, manteniendo siempre el respeto como base y sin caer en la irreverencia y la chabacanería.

El grupo sevillano Vera Fauna, compuesto por cuatro integrantes, saltó al panorama musical durante la pandemia con su tema Los naranjos, uno de sus himnos. A camino entre la psicodelia y los clásicos (han cantado con Kiko Veneno, entre otros), este grupo compone a base de ritmos tropicales, melodías andaluzas y mezclas de sensaciones que nos transportan a otro plano dimensional. El pasado día 26 de enero lanzaron el que es ya su segundo disco, Los años mejores (título perfecto para un libro sobre cofradías), y lo anunciaron con una ilustración que corresponde a un nazareno que, impasible y ahogado por el día a día, sobrevive a las circunstancias y se aferra a cualquier resquicio de aire y de luz.

Y, además, en una de sus letras, habla de cómo "las pieles se encienden con el sol, entendiendo lo que sienten los nazarenos nocturnos...". Una vez más, la Semana Santa presente en la cotidianeidad, en nuestras vivencias, de sol a sol, sin abandonarnos ni un solo instante. Larga vida a la música sevillana y a los grupos que luchan por preservar la identidad de nuestra ciudad.