Rafael Carmona

"Alguna gente socialista se cree que la Administración pública es su empresa"

  • Fue el fichaje estrella de Alejandro Rojas Marcos para coordinar las obras del Estadio de la Cartuja. Cuenta que entonces, en 1991, no lo conocía, pero pronto se convirtió en su gran amigo.

Rafael Carmona Ruiz (Córdoba, 1962) fue el fichaje estrella de Alejandro Rojas Marcos para coordinar las obras del Estadio de la Cartuja. Cuenta que entonces, en 1991, no lo conocía, pero pronto se convirtió en su gran amigo y de su mano aterrizó en el Ayuntamiento de Sevilla, como otro gran astro, pues se le encomendó la responsabilidad del Urbanismo, la pieza más codiciada. Seis años después, ya en la oposición, su fuerte labor de control y fiscalización de las cuentas del distrito Macarena, caso por el que hay dos personas condenadas a prisión, le obligó a dimitir. Cinco años después los coqueteos con el PP de Arenas le recondujeron a la política activa. Hoy se ocupa de analizar la actual "revolución" de la función pública y las consecuencias del "rodillo" del PSOE, mientras sueña que Juan Ignacio Zoido conquista la Alcaldía de Sevilla.

-¿Cuándo se inició en la política?

-Tenía 14 ó 15 años, era un forofo, y colaboré con la UCD.

-¿Llegó a militar en ese partido?

-No. Mi bautizo político fue con el profesor Manuel Clavero. Cuando vi que él dejaba la UCD y se iba a fundar Unión Andaluza, decidí seguirle y me afilié a ese partido.

-Ha militado entonces en tres.

-Siempre he estado en el mismo sitio, he sido de centro andalucista.

-¿Cómo surge ese salto al PP? Fue criticado por su anterior partido.

-Yo me fui del PA porque había compañeros que, exclusivamente por adquirir un mayor poder dentro de la organización, en un momento duro, en vez de apoyarnos, nos hicieron frente y aprovecharon el momento para quitarnos, a mí y a Paola Vivancos, y ponerse ellos.

-Salió pero siguió militando.

-La salida fue traumática. Yo me fui a mi casa, a mi trabajo de funcionario de la Cámara de Cuentas y así he estado cinco años. Había falta de coincidencias y esa relación con el PA se acabó. Pero sigo teniendo buenos amigos en ese partido.

-Rojas Marcos me dijo que estaba muy dolido con usted.

-Que le había sentado mal mi paso al PP. Lo puedo entender. Es una persona a la que quiero bastante, ha sido y es un magnífico líder. -¿Cree que las luchas internas acabaron con el PA?

-La vida del PA son constantes disputas y eso no se soporta, ¿por eso desapareció en el Ayuntamiento?

-Desapareció cuando se presentó como candidato Agustín Villar. Puede ser por un cúmulo de cosas. Al electorado hay que hablarle con claridad y no se hizo.

-¿Cuál es el mejor recuerdo que guarda de su etapa municipal?

-Muchos. Los inicios del Plan General, la ilusión con la que impulsamos la creación de muchas viviendas, muchas primeras piedras, 3.000 ó 4.000 viviendas a precios asequibles impulsadas por la maquinaria de Emvisesa. Pero el proceso de construcción dura más de cuatro años y no pude entregarlas.

-Las primeras viviendas protegidas en régimen de alquiler, ¿no?

-Fue una innovación: viviendas para jóvenes y en alquiler, para que rotaran cada cinco años. Pero el gobierno actual no ha querido hacerlo, aunque se dejó bien amarrado. Lo que me hace pensar que el PSOE no se cree esto de las políticas sociales. Tampoco IU.

-Ni pudo entregar llaves ni aprobar el PGOU.

-No. El Plan General ya había cambiado incluso, había nacido con mucha participación. El primer documento recogía lo que los sevillanos querían, se hizo a la carta, negociando con unos y otros. Teníamos la intención de sacar adelante el plan por unanimidad. Y el objetivo del nuevo gobierno fue hacer un plan sólo de ellos. La poca altura de miras que tiene el PSOE.

-Es muy crítico con este gobierno. ¿Cree que ha sido el peor?

-Absolutamente convencido, como muchos sevillanos, deseosos de que lleguen las elecciones.

-¿Usted cree?

-Están deseando que llegue a la Alcaldía Juan Ignacio Zoido para que cambie la ciudad, incluso militantes y votantes del PSOE que creen que el cambio es muy necesario.

-Pero sí es cierto que la ciudad se ha transformado en los últimos mandatos, ¿no cree?

-Asimilamos la idea de transformación con un cambio favorable. Se han hecho cambios, pero ¿cómo? ¿Es la actual Alameda la que queremos? El centro ha cambiado mucho, pero para peor. La Puerta de Jerez era una plaza preciosa y ahora tenemos un catálogo de luminarias y bancos.... Con mucha propaganda se puede decir que se han hecho muchas transformaciones.

-Ahora se van a sacar los coches del centro histórico.

-Ese plan lo único que hace es que los sevillanos nos enfademos.

-Hay otras obras que molestan a algunos, a otros no, como la Encarnación. Usted se fue queriendo hacer un aparcamiento subterráneo.

-No se puede argumentar, como se hizo en mi época, que no se estaban preservando los restos arqueológicos para después destrozar cualquier vestigio que quedase y colocarnos una monstruosidad que no sabemos para qué va a servir. Lo lógico hubiera sido una plaza cómoda, con un mercado accesible y un aparcamiento.

-¿Y cuánto va a costar?

-Estamos hablando de 90 millones de euros en una plaza. Y a ver cómo se paga ahora... En 2004 yo criticaba que no hubiese un plan económico que soportara el proyecto, lo pedí muchas veces en el pleno.

-Quizás porque no existía.

-Hoy se ha demostrado. Pero no podía imaginar que no hubiera un plan de construcciones.

-A estas alturas lo importante es cuándo se acabará la obra.

-¿Qué vamos a hacer? Esperemos que alguna vez nos acostumbremos a convivir con ese edificio. Demolerlo es una barbaridad.

-El edificio de Moneo en el Prado se paró y también tuvo un coste.

-Eso fue una decisión de Monteseirín. Y el vacío sigue hoy, aquello es una dársena de autobuses y tranvías. Fue un error importante.

-¿Firmar tantos convenios urbanísticos en su etapa de delegado fue también un error?

-Se firmaron convenios al amparo del Plan General. Entre 1999 y 2003 se firmaron muchos, muchos... Eso no se criticó, la crítica vino luego de la mano de una campaña importante, aquel urbanismo bajo sospecha del que nos acusaba el PSOE. A mí me sorprendía que se criticara eso y, al mismo tiempo, el alcalde dijese que tenía el mejor teniente de alcalde de Urbanismo.

-No se pudo demostrar nada.

-No, y hoy los que denunciaron eso o están procesados, condenados o imputados. Hay mucha gente que, a pesar de llamarse socialista, entiende la Administración pública como si fuese su empresa. Y hay que tener mucho cuidado.

-Se puede acabar en la cárcel.

-Ahí está el caso Macarena. Paola y yo denunciamos otros casos, como el desmantelamiento del campamento de Los Bermejales.

-Y usted, que ha tenido ese olfato para las cuentas, ¿no se olió nada en Mercasevilla?

-Tengo olfato porque soy auditor. Mercasevilla ha ido arrastrando muchas críticas también pero, o estás dentro y tienes información, o es difícil investigar. Y se ha hecho mucho ruido, tanto que se ha sacado a la oposición del consejo de administración. Y el caso va más allá del Ayuntamiento.

-¿A quién salpica?

-Afecta a la Junta. ¿Por qué la Administración autonómica debe pagar con dinero público prejubilaciones de empresas? Y luego nos enteramos que se han metido en el ERE a personas que no trabajaron en Merca. Esto ha podido pasar en más sitios, lo grave es que la Consejería de Empleo no lo explica.

-Alega que ya lo ha puesto en manos de la Justicia.

-Si hay responsabilidades penales o no lo tendrá que decir la Justicia, pero la Junta debe dar una explicación administrativa. Hay un hartazgo general en la sociedad andaluza, todo se tapa, se oculta, abran las ventanas y puertas y digan qué está pasando.

-Las administraciones han adquirido un tamaño mastodóntico.

-En la época de bonanza económica, la Administración, en lugar de favorecer que hubiera un tejido productivo potente, se gastó el dinero en crear organismos autónomos, agendas, fundaciones...

-¿Sabe cuántos empleados públicos hay?

-No. Y hay otra política posible, pero llevamos 30 años con la misma.

-De cualquier manera, el problema no tiene una fácil solución.

-El PP tiene un programa absolutamente preparado. Lo primero que hay que hacer es decirle a los andaluces que vamos a gobernar de verdad, para crear empleo.

-¿Cómo se hace eso?

-Primero, reduciendo los gastos. Recortando en gasto corriente, en lo superfluo y el lujo y dedicarlo a ayudar al que invierte, a las familias y empresas para que paguen menos impuestos... Y haciendo reformas, educativas por ejemplo.

-¿Y los recortes también serían en las instituciones?

-¿Para qué queremos 13 consejerías y tantos altos cargos? Con 10 y la mitad de cargos iríamos bien.

-¿Y las diputaciones?

-Tenían un papel muy importante en la Constitución, pero luego eso cambió y ahora son refugio de altos cargos del PSOE.

-¿Sabe cuántos cargos de confianza puede haber en el Ayuntamiento, por ejemplo?

-En mi época acordamos que habría diez directores de área en total y el alcalde, al año, quiso aumentar el número para incorporar a Manuel Marchena. Dijimos que no y tuvo que sustituir al director de la Oficina del Plan Estratégico por él. Entonces Paola y yo le parábamos los pies, luego llegó Paula Garvín y Torrijos y se han desbocado.

-Los pactos siempre pasan factura, ¿no cree?

-Al otro, al PSOE nunca.

-Sin votos no se puede gobernar.

-El pacto PA-PP de 1991 llegó porque había un clamor en la ciudad, que estaba harta del PSOE. Igual que está pasando ahora.

-Algunos andalucistas coinciden en que el último pacto del PA con el PSOE fue el peor.

-Era muy difícil gobernar, no con el PSOE, sino con Alfredo Sánchez Monteseirín.

-¿Cuál era la dificultad?

-No había sintonía. Y él no tenía cualidades para asumir el liderazgo que debe tener un alcalde. Y se está viendo, a pesar de ser el que más tiempo va a gobernar, no ha calado entre los sevillanos. Del resto se tiene buen recuerdo, de todos. Todos están a un nivel distinto.

-¿Nivel político?

-Sí.

-¿Por qué cree que se recordará al PA? ¿El Estadio Olímpico?

-Sí, pero eso fue un proyecto de Estado. Yo llegué a coordinar las obras en el año 91 y tenía el apoyo del consejo de administración donde estaban representados todos los partidos y administraciones. El reto era importante, en menos de dos años tenía que construir un estadio cubierto para 60.000 personas sentadas. Asumimos el reto y se inauguró con un partido de la selección española, que volvió a Sevilla después de mucho. Se jugaron otros dos partidos más de la selección, con Holanda y Argentina, se celebraron dos finales de la Copa del Rey y una final de la Uefa. El Estadio hubiera servido de palanca en la ciudad si se hubiera mantenido el consenso, pero se usó como campo de batalla política.

-¿Se llegará a rentabilizar?

-Nunca. Esa visión se tendría si allí jugaran Betis y Sevilla.

-Y ha quedado para conciertos.

-No tiene sentido. Me dejé las cejas y las uñas para que hubiera mucho deporte y lo hubo, incluso arrancamos el compromiso de una final de la Liga de Campeones. El Sevilla, voluntariamente, jugó un partido. El Rey lo visitó cuatro veces en seis meses. Y se celebró un Mundial de Atletismo que fue muy importante.

-Pero olímpico nunca fue.

-La Alcaldía decidió que había que apoyar a otros en la carrera olímpica y Madrid se benefició durante dos candidaturas y nosotros no. Sevilla, en la época de Soledad y Alejandro, era la ciudad del deporte y hoy no es referente.

-¿En nada?

-Me gustaría que fuese, primero, referente en Andalucía. Hay que seguir reivindicando la capitalidad y el área metropolitana. Y Sevilla tiene una conexión muy fuerte con el norte de África y Latinoamérica. Javier Arenas está hablando de Sevilla y de Andalucía en Bruselas. Y el presidente Griñán no va a Europa.

-¿Esa visión andaluza y global a la vez la aportan los andalucistas integrados en el PP?

-El andalucismo está vivo y está ahora en el PP. El objetivo del andalucismo ahora es que Andalucía tenga confianza, sea capaz se salir de la crisis. El PSOE, por tanto, es el menos andalucista.

-Ese enfoque también le da al PP la oportunidad de captar votos andalucistas, ¿no?

-Es evidente, pero los andaluces tienen claro que quien apuesta por Andalucía no es quien lo dice, sino quien toma medidas para ello.

-¿No cree que el andalucismo, en una organización exclusivamente andalucista, pueda resurgir?

-Se está defendiendo ya desde el PP. Desconozco la situación del PA.

-A la candidata en Sevilla la conoce bien usted, ¿no?

-Pilar González, desde el movimiento del Cadus. Ella era delegada de Historia y yo de Económicas. Coincidimos en la UCD y en el PA.

-Hay quien opina que se ha equivocado de partido.

-No lo sé. Pero, sin duda, le ha tocado el peor momento.

-Ese papel lo podría haber ocupado Paola Vivancos.

-Es muy buena amiga mía y una líder política fantástica. Sería una magnífica Defensora del Pueblo.

-¿Y usted volverá a pisar arena municipal?

-Ya he estado en el Ayuntamiento, ahora estoy encantado con mi posición en el PP andaluz. Estoy en otros temas.

-En los últimos tiempos con la función pública.

-Sí, ¿cómo es posible esta revolución? Hay que negociar, no se puede imponer nada. Hay que reformar sí, pero desde el consenso. El PSOE está acostumbrado a ser el rodillo y que nadie le diga nada.

-¿Cree que soplan aires de cambio?

-De un cambio tranquilo, el que se necesita en Sevilla y en todo el país.

-Su grado de afinidad con Javier Arenas es alto, ¿no?

-Me llevo bien con él.

-¿Si no le vemos en el Ayuntamiento, le veremos en la Junta en caso de que el PP acceda al gobierno?

-En el año y medio que falta hay que trabajar mucho.

-O sea, le apetece.

-No lo descarto, me gustaría trabajar por Andalucía y si viene alguna responsabilidad... bienvenida sea.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios