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Parques y jardines

Una esquina de los Jardines de Murillo ha sido cerrada por el peligro de "desplome" de las ramas de un gran ficus

La valla, el cartel de advertencia del Ayuntamiento y el inmenso ficus, en una imagen tomada este martes.

La valla, el cartel de advertencia del Ayuntamiento y el inmenso ficus, en una imagen tomada este martes. / Juan Carlos Vázquez Osuna

Una de las zonas más transitadas de los Jardines de Murillo lleva varios días cortada a los sevillanos y los turistas como consecuencia de la ola de calor. Teniendo en cuenta que se trata de un área con mucha sombra por la abundancia de grandes árboles, podría parecer una incongruencia, pero el motivo es precisamente vegetal. Las altísimas temperaturas registradas durante buena parte de la semana pasada en Sevilla, por encima de 40 grados, no sólo provocaron que se decretase el aviso naranja, sino que también perjudicaron al gran ficus que hay en la esquina del Paseo de Catalina de Ribera y la calle Antonio el Bailarín y generaron un “peligro de desplome de ramas”. Esa es la advertencia literal que figura en las vallas que desde hace días impiden girar por esa esquina, junto a la pared norte de los Reales Alcázares.

Según informa el Ayuntamiento, no ha habido incidentes y ni siquiera se ha registrado ninguna caída de ramas, pero más vale prevenir que curar. De hecho, aunque ya no hay aviso naranja y el calor ha remitido bastante, la zona permanecerá precintada durante unas horas más por precaución, ya que las temperaturas aún son muy altas pese a la sustancial bajada de la que ha disfrutado la ciudad desde el pasado domingo. El cierre se ha extendido no sólo al ficus, sino a su área de influencia, hasta aproximadamente la mitad de la calle Antonio el Bailarín.

Los expertos de Parques y Jardines suelen obrar así cuando llega el estío y hace mucho calor, porque es entonces cuando especies como el ficus pueden sufrir el llamado síndrome de caída de ramas en verano, conocido como SBD por sus siglas en inglés (summer branch drop). Según explican desde este departamento del Ayuntamiento, coyunturas como la padecida en Sevilla la semana pasada son críticas para estos árboles y aumentan el riesgo de que, de manera imprevista y repentina, pierdan algunas ramas. Cuando el ejemplar detecta la ausencia casi total de agua bajo el suelo, por explicarlo de manera simple, deja caer o sacrifica una parte de sí mismo, ya sean ramas u hojas. Este mecanismo fisiológico le permite dosificar el poco alimento que le llega y alargar su supervivencia.

Cuando hace mucho calor, el árbol deja caer hojas o ramas para dosificar mejor la poca agua que hay y alargar así su supervivencia

Esta autorregulación no es propia sólo de ficus como el de ese rincón de los Jardines de Murillo. Hay muchos árboles en Sevilla, también de gran porte, que se están desprendiendo de una gran cantidad de hojas desde que empezó este duro verano. Es una imagen que se está viendo en muchas calles de la ciudad y que sorprende porque, lógicamente, resulta más propia del otoño. Pero el motivo es el mismo, según Parques y Jardines.

En el caso de este enclave de entrada al barrio de Santa Cruz, los viandantes que salen de lugares tan visitados o transitados como la Plaza Alfaro, el Balcón de Rosina o la calle Agua o que se dirigen allí tampoco han tenido que dar un gran rodeo por culpa de la clausura parcial, ya que la zona de jardines paralela a la calle Antonio el Bailarín ha estado habilitada en todo momento.

Dos viandantes pasan junto a la valla colocada a unos metros del ficus. Dos viandantes pasan junto a la valla colocada a unos metros del ficus.

Dos viandantes pasan junto a la valla colocada a unos metros del ficus. / Juan Carlos Vázquez Osuna

Cualquier precaución desde luego es poca, porque antecedentes de incidentes hay varios. En 2018, la guardería María Inmaculada cerró durante dos meses porque los distintos temporales de lluvia y viento provocaron continuas caídas de ramas. En mayo de ese mismo año, ocho personas resultaron heridas tras la caída de una rama de un árbol ubicado en el Patio del León, dentro de los Reales Alcázares. Ya entonces, además de definirlo como un “episodio fortuito e imprevisible”, el Consistorio no descartó que el suceso estuviese relacionado con el calor. Y antes, en febrero, un joven había sufrido lesiones leves tras recibir el impacto de una rama seca que se cayó de otro árbol en los Jardines de Murillo.

En noviembre de 2017, una enorme rama de un árbol se desplomó sobre un patrullero de la Policía Local estacionado en la esquina de la calle San Fernando y los Jardines de Murillo. No hubo heridos. Varios testigos contaron entonces que oyeron un “enorme crujido” instantes antes del suceso. Esa es una de las características del SBD, aunque a día de hoy todavía no hay unanimidad entre los expertos para concretar el origen o el porqué de este síndrome. De hecho, tan escaso es el consenso que recibe varios nombres: summer branch drop, sudden branch drop, summer limb drop (SLD) o high temperature limb drop.

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