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Calle Jamerdana: un Blanco del 'Liverpool'

  • Destino. El escritor nacido en el barrio de Santa Cruz pasó dos años en Madrid para superar una crisis religiosa, se exilió a Inglaterra en 1810 y está enterrado en Liverpool

Calle Jamerdana, en el Barrio Santa Cruz.

Calle Jamerdana, en el Barrio Santa Cruz. / Belén Vargas

Nació en Sevilla, residió en Madrid y murió en Liverpool. José María Blanco White (Sevilla, 1775-Liverpool, 1841) es Blanco al cuadrado por un capricho de su abuelo paterno, William White, un irlandés que se estableció en Sevilla como exportador, se tradujo el apellido a Blanco y mantuvo el White como alias, con lo que relegó el Crespo de la ascendencia materna.

Conservo un ejemplar de las Cartas de España que Blanco White empezó a escribir en su exilio británico en febrero de 1821. Las compré en 1980 en la librería Antonio Machado, en Miguel de Mañara, 11. Han pasado casi cuatro décadas. Ya fallecieron Antonio Garnica, autor de la traducción -las publicó en inglés como Letters from Spain- y de las espléndidas notas, y Juan Goytisolo, que tenía a Blanco White como su heterodoxo de cabecera.

Placa homenaje a José María Blanco White en la calle Jamerdana. Placa homenaje a José María Blanco White en la calle Jamerdana.

Placa homenaje a José María Blanco White en la calle Jamerdana. / Belén Vargas

Un año después de comprar el libro, el Madrid y el Liverpool disputaban la final de la Copa de Europa el 27 de mayo de 1981 en el estadio parisino del Parque de los Príncipes. El libro estaba flamante en mi trashumante biblioteca de soltero veinteañero. No sé si acudí a ese libro para documentar las vísperas de una nueva final. Las ciudades donde el escritor nace y muere dan nombre a sendos equipos que se enfrentaron en otra final europea que dejó para la posteridad los goles de Coke, que también se exilió con merecida fama de buen lector.

Lo que sí hice en mayo de 1981 fue localizar en Sevilla a tres antiguos futbolistas del Madrid que sabían lo que era jugar una final de la Copa de Europa. En mayo de 1981, Luis del Sol, campeón de la quinta Copa de Europa, la de Glasgow, mundialista, el sette pulmoni del Calcio italiano, estaba entrenando al Carmona de la Primera Regional Preferente. Sabía lo que era ganar una final y conocía el amargo sabor de la derrota, frente al Benfica en Amsterdam. Nada pudieron los tres goles de Puskas con la potencia de Eusebio en la final de 1962.

Isidro empezó su carrera futbolística en el Utrera y desde el Betis dio el salto al Real Madrid, donde después jugaría su hijo Quique Sánchez Flores, sobrino de La Faraona. En 1981, Isidro regentaba el restaurante Maracanáen la plaza del Museo. Empezó a perder la vista tras un golpe en un Sabadell-Málaga, defendiendo la camiseta del equipo arlequinado donde acabó su carrera. Otro Isidro ajeno a su saga familiar, de la generación del Madrid de los García, marcó dos goles al Inter que le dieron al Madrid el pasaporte para la final de París.

Fue precisamente el Inter de Milán el que venció al Madrid en su segunda derrota continental, en Viena 1964. En el equipo blanco jugaban Isidro y Felo, canario que después de pasar por el Madrid jugó dos temporadas en el Sevilla. Dejó el fútbol y se dedicaba a la administración de fincas.

¿Con quién iría el Blanco de Liverpool? Vivió en Madrid dos años y medio. Se fue a finales de 1805 a causa de una crisis religiosa. "Vendió sus libros y llegó a pensar en emigrar a Estados Unidos", escribe Vicente Llorens en la introducción a las Cartas. Al viaje y la estancia en Madrid le dedica las cartas décima y undécima. El viaje a Madrid desde Sevilla se solía hacer en "pesados carruajes tirados por seis mulas y dura de diez a doce días". Pararon en Valdepeñas y probaron su vino. Hizo una escapada a Salamanca. Por la ciudad de uno de los equipos de la final sentía desdén. "Así que si quiere usted conocer cómo es esta villa -debe saber que a Madrid no la contamos entre nuestras ciudades- tendrá usted la bondad de dirigirse a Burgoing, Towsend o cualquier otro viajero de profesión", escribe al destinatario de sus Cartas.

En la carta duodécima regresa a Sevilla "con el tiempo justo de ser testigo de la ilimitada alegría que la derrota del ejército de Dupont ha causado en esta ciudad". Había repique de campanas de la Giralda para anunciar la llegada del general Castaños a Sevilla, que visitó la urna de San Fernando. Esa final la ganamos. Se disputó en Bailén. 19 de julio de 1808. El reportaje con Del Sol, Isidro y Felo salió en El Correo con guiño lisboeta: "Esperemos que el Liverpool no cuente en sus filas con un Eusebio blanco". Contaba con un Kennedy, autor del gol red, apellido de los irlandeses asesinados en 1963 y 1967.

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