La Casa donde se paró la Virgen de Guadalupe

calle rioja

Embajador. Gonzalo Martín Domínguez, presidente de la Casa de Extremadura, llenó un autobús de paisanos para acudir a Badajoz al nombramiento de Juan Valdés como Hijo Predilecto

Dos personas entran en la Casa de Extremadura, en la céntrica calle Fernández y González.
Dos personas entran en la Casa de Extremadura, en la céntrica calle Fernández y González. / Juan Carlos Muñoz
Francisco Correal

26 de julio 2023 - 06:00

El cartel de Cerrado por Defunción en la Casa de Extremadura coincidió por el de cerrado por Vacaciones. Porque la vacación no era un estado natural en la forma de entender la vida de Gonzalo Martín Domínguez (1941-2023). Presidente de la Casa de Extremadura en Sevilla desde 1991, su dilatado mandato, nunca contestado, siempre refrendado por el millar largo de extremeños a los que representaba, coincidió con el de siete alcaldes de Sevilla: desde Alejandro Rojas-Marcos, que llegó a la alcaldía en ese mismo año 1991 hasta José Luis Sanz.

Se hizo acreedor de las medallas de Sevilla, que recogió en la misma gala que Alejandro Sanz, y de Extremadura. Siempre tendió puentes entre sus dos patrias, la natal, hijo del pueblo cacereño de San Martín de Trevejo, y la adoptiva. Curtido en esa ingeniería de la hermandad, presidía en el barrio de la Florida la Intercomunidad entre Puentes, así llamada porque unía ese tramo de la ciudad que va del desaparecido puente de san Benito, el que cantaba Pascual González, y el de san Bernardo, el de los toreros y los bomberos. El que unía las puertas de Carmona y de la Carne, Luis Montoto y Eduardo Dato.

Gonzalo Martín Domínguez figura por derecho propio en esa nómina de personas que unieron ambos territorios: Ramón Carande, que pese a su ascendencia palentina descubrió el paraíso de Capela compartiendo con Carlos V, el de sus banqueros, el crepúsculo extremeño; Marcelo Spínola, cañaílla de cuna (hijo de san Fernando) que antes de ser arzobispo y cardenal de Sevilla fue obispo de la diócesis de Coria-Cáceres; la mirada genuina, novedosa, auténtica de la Semana Santa de Sevilla la aportó un extremeño llamado Antonio Núñez de Herrera.

Igual que los jándalos eran montañeses que buscaban América pero fueron cautivos de los encantos o quehaceres de Cádiz y Sevilla, a Gonzalo Martín Domínguez le pasó algo parecido. Paisano de los que atravesaron un océano para penetrar en tierras ignotas, su América se llamó Sevilla. Ejerció el magisterio en Salamanca, Cordobilla de Lácara (Badajoz) y La Algaba. En todos esos destinos fue un misionero civil: en Cordobilla fundó una romería y levantó una ermita; en La Algaba, en los dominios de Fausto Velázquez, ayudó a la rehabilitación de la Torre de los Guzmanes, para lo que no le dolieron prendas persuadir a la entonces princesa Sofía, que acompañaba al emperador japonés Hiro-Hito en una visita a Itálica, para que donara 800.000 pesetas para contribuir a la recuperación de ese espacio cultural.

La Casa de Extremadura de la calle Fernández y González siempre ha estado abierta para todo el mundo. Era como un pabellón permanente de Extremadura. Lo mismo llenaba un autobús de paisanos afincados en Sevilla para que acompañaran a Juan Valdés hasta Badajoz cuando el pintor fue nombrado Hijo Predilecto de la capital extremeña que conseguía acoger en el Salón Colón la presentación de un libro sobre José González Fernández de la Bandera, extremeño de Puebla de la Calzada, pueblo de la Vega Baja del Guadiana, alcalde de Sevilla entre 1931 y 1933. Se opuso al golpe de Sanjurjo del 10 de agosto de 1932 y justo cuatro años después, la coincidencia sabía a venganza, fue fusilado en el kilómetro 4 de la Carretera de Carmona junto a Manuel Barrios Jiménez, Emilio Barbero, Fermín de Zayas y el notario Blas Infante Pérez. El libro lo presentó el cronista de su pueblo natal, Juan Monzú Ponce. Gonzalo Martín consiguió siendo alcalde Rojas-Marcos que una de las calles del barrio de la Florida llevara el nombre de González Fernández de la Bandera. Un alcalde del 92 rendía homenaje al regidor de la ciudad que se encontró con la quiebra tras las obras del 29. En ese espacio de la Florida donde el presidente de la Casa de Extremadura ejercía de líder vecinal con aromas a ‘Crónicas de un pueblo’ hay otro alcalde republicano de Sevilla que tiene su calle, Isacio Contreras, que fue quien nombró a Joaquín Romero Murube conservador del Alcázar de Sevilla.

La muerte de Gonzalo Martín Domínguez ha coincidido con las obras en la Casa de Extremadura que presidió a lo largo de más de tres décadas. Se encargó de glosar los méritos de su paisano Juan Valdés cuando éste recibió en su séptima edición el Aldabón que le entregó la Federación de Casas Regionales y Provinciales. El primero lo recibió otro extremeño, Rafael Valencia, hijo de Berlanga (Badajoz), prestigioso arabista, director de la Academia de Buenas Letras que se nos fue demasiado pronto.

Era líder vecinal de La Florida, donde tienen calle dos alcaldes de Sevilla en la República

En la Casa de Extremadura, tomada estos días por los obreros que acometen su reforma y rehabilitación, están los teléfonos de puntos de venta de productor ibéricos El Culebrín, nombre de la venta que está en el límite provincial entre Santa Olalla del Cala, último pueblo de la provincia de Huelva, con Extremadura. El lugar por donde entró la antorcha olímpica de los Juegos de Barcelona 92. Hay otras fronteras míticas, como la de Sanlúcar de Guadiana con Alcoutim, esos dos pueblos ribereños que aparecen en el Viaje a Portugal de José Saramago; o la de El Rosal de la Frontera, pueblo onubense limítrofe con Vilaverde de Ficalho donde fue detenido el poeta Miguel Hernández cuando viajaba hasta Lisboa para zarpar en un barco que le había buscado Pablo Neruda.

De Extremadura a Sevilla. Como Hernán Cortés. Gonzalo Martín fue explorador de la Sevilla americana, que diría Antonio Cascales. La América hispalense de Enriqueta Vila, Ramón María Serrera, Luis Navarro García o Pablo-Emilio Pérez Mallaína. Americana en esa Virgen de Guadalupe de la hermandad de la Carretería que diseñara Luis Álvarez Duarte, imaginero de origen extremeño, imagen que se detuvo ante la Casa de Extremadura el 22 de abril de 2017 tras presidir el Pregón de las Glorias en la Catedral, como recuerda el azulejo que preside la entrada de la Casa de Extremadura (en obras).

Cuando hice la serie Metrópolis conté con excelentes guías o anfitriones: Manuel Machuca en Marqués de Pickman, Ismael Yebra en la Alfalfa, Ángel Vela en Triana, el poeta ganador del Adonais Carlos Vaquerizo en Pino Montano, Manuel Moreno Alonso en la Sevilla napoleónica, Nani Carvajal en el Tiro de Línea… y Gonzalo Martín Domínguez en la Florida. Donde con un tocayo jardinero cambiaron el sauce llorón seco por un abeto, frenaron el intento de abrir al tráfico la calle peatonal que unía Menéndez Pelayo con José María Moreno Galván, y consiguió abrir una escuela infantil bilingüe y cerrar una discoteca que soliviantaba el sueño de los vecinos.

El Diario de Sevilla sale a la calle un 28 de febrero de 1999. El Sevilla jugaba en Badajoz y el Betis le ganaba al Real Madrid con un gol de Ito, extremeño de Almendralejo, la cuna de Rafael Gordillo. Dos territorios unidos por un paisaje común y el paisanaje de personas de bien como Gonzalo Martín Domínguez. Que representaba a los extremeños en la calle Fernández y González y consiguió una calle para González Fernández de la Bandera.

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