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Castelar, entre los poetas del 27 y la duquesa de Alba

  • 150 años. El 11 de febrero de 1873 se proclamó la Primera República, que tuvo cuatro presidentes, dos catalanes y dos andaluces, y no llegó a los dos años de vida

Castelar, entre los poetas del 27 y la duquesa de Alba

Castelar, entre los poetas del 27 y la duquesa de Alba

Dos catalanes y dos andaluces. Dos abogados y dos historiadores. Los cuatro presidentes de la Primera República, de cuya proclamación hoy se cumplen 150 años. El 11 de febrero de 1873 se produce la abdicación de Amadeo de Saboya, el monarca italiano que llegó al trono días después del atentado mortal contra Prim (el mismo mes que muere Bécquer, diciembre de 1870), y la llegada de la República por 258 votos a favor y 32 en contra en la votación de la Asamblea Nacional. Una aventura política que no llegó a los dos años de vida, conjurada el 29 de diciembre de 1874 con el pronunciamiento en Sagunto del general Martínez Campos.

Estanislao Figueras (1819-1882) y Francesc Pi i Margall 1824-1901), barceloneses, Nicolás Salmerón (1838-1908), almeriense de Alhama la Seca, y Emilio Castelar (1832-1899), gaditano. Pi y Margall y Salmerón conocieron el siglo XX. Castelar se quedó en puertas. Los tres fueron testigos de la pérdida de las últimas colonias españolas. Sevilla cuenta con un resto sentimental de la Primera República, la estatua alegórica de Emilio Castelar en los Jardines Cristina, obra del escultor Manuel Echegoyán. Una estatua con el bigote característico del tribuno gaditano, historiador, escritor y periodista, rodeada de otras referencias escultóricas: la alusiva al grupo de poetas de la generación del 27; el busto del poeta Adriano del Valle; la estatua de la duquesa de Alba con la autoría de Sebastián Santos Calero; los doce personajes esculpidos en el palacio de los Montpensier, actual sede de la Junta de Andalucía, por Antonio Susillo (1857-1896), artista que vivió la Primera República durante su juventud; o la fuente diseñada por Delgado Brackenbury.

Sevilla recuerda al último presidente de la República con la estatua de Echegoyán

Castelar preside un espacio dominado ahora por la estación de Metro de Puerta Jerez. Los poetas del 27 se corresponden con la Segunda República (1931-1936) y con la guerra que los separó, pese a las palabras finales del poema de Jorge Guillén que aparece en el conjunto monumental: "Juntos ya para siempre". De los doce, Cernuda, Prados y Salinas mueren en el destierro; Alberti, Guillén y Altolaguirre volvieron del exilio; Miguel Hernández murió en la cárcel; Lorca, fusilado; completan el grupo Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Vicente Aleixandre, que nació en el vecino palacio de Yanduri del que fue huésped Franco el verano del 36, Nobel de Literatura en 1977, y Joaquín Romero Murube, que hizo de anfitrión de los poetas como conservador-director del Alcázar.

De la generación del 98, sólo Unamuno y Valle-Inclán conocieron con ocho y seis años respectivamente la llegada de la Primera República. Los dos mueren en 1936, el gallego en enero, el vasco de Salamanca en diciembre. Baroja nace unos meses antes de que se proclame la República y Azorín unos meses después.

Entre 1873 y 1874, los dos años de vigencia de la Primera República, Sevilla tuvo siete alcaldes, uno menos que los que ha tenido desde las elecciones municipales de 1979.

Relevos en la Casa Grande que dan una idea de los vaivenes políticos de la época. En el segundo año de la efímera República ejercieron el bastón de alcaldes de Sevilla Antonio Machado Núñez, abuelo de los poetas (Manuel nace en plena República, Antonio un año después) y rector de la Universidad; José María Ybarra Gutiérrez de Caviedes, el empresario que con Narciso Bonaplata fundó en 1847 la Feria de Abril; y Manuel de la Puente y Pellón, un montañés que tiene calle comercial en el centro de la ciudad.

Además de la estatua de Echegoyán, Castelar cuenta con una calle en Sevilla entre el Arenal y la plaza de Molviedro. El 5 de mayo de 1859, el político gaditano pronunciaba en el Ateneo de Madrid una conferencia bajo un título que siglo y medio después sigue sin tener respuesta: ¿Es el socialismo un signo de decaimiento de la sociedad o un síntoma de progreso? Era un personaje que gozaba de una inmensa popularidad. Ángel Duarte, en su libro El Republicanismo. Una pasión política escribe que Castelar fue recibido por 18.000 personas cuando llegó a Zaragoza en 1861 para ejercer como abogado defensor del escritor Eduardo Ruiz Pons, procesado por la publicación de un libro.

Los dos andaluces que presidieron la República padecieron en los años anteriores represalias o condenas por sus actitudes políticas. Nicolás Salmerón fue detenido en 1867, el año que nace Diario de Cádiz, y pasó cinco meses en la cárcel por sus actividades en el Partido Demócrata y sus artículos en los órganos La Discusión y La Democracia. Sus ataques a la Corona en este último le valieron a Castelar la separación de la cátedra.

Cuenta Duarte que sólo Suiza se avino a reconocer la Primera República. Esa indiferencia internacional llevaba a Castelar a la autocrítica: "Europa no reconocerá a la República si ésta no sabe sacar los tributos que imponen las Cortes, disciplinar los Ejércitos que llaman las leyes, sostener el orden, dar garantías a los intereses legítimos, asegurar la propiedad y el trabajo y conseguir que ninguna demagogia, ni la demagogia roja que se ha extendido por las provincias del mediodía, ni la demagogia blanca que se extiende por las poblaciones del norte, puedan manchar ni deshonrar nuestra democracia".

El de Sevilla fue uno de los cantones constituidos por los grupos federalistas provinciales durante el mandato de Pi i Margall, elegido presidente el 11 de junio de 1873. Un periodo que coincide con la guerra de Cuba y el recrudecimiento de la guerra carlista. El cantón de Cartagena fue novelado por Ramón J. Sender. Dos mil cantonalistas de esa ciudad se exiliaron y se instalaron en Argelia.

La Revolución Gloriosa entró por Cádiz en 1868 con Prim, Serrano y el almirante Topete y acabó con el reinado de Isabel II. En Cádiz nace el último de los cuatro presidentes de la Primera República, Emilio Castelar, depuesto tras el golpe del general Martínez Campos que restaura la Monarquía en la persona de Alfonso XII, hijo de Isabel II. España capicúa.

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