El nuevo arzobispo coadjutor de Sevilla, Juan José Asenjo, se despide el sábado en la Catedral de Córdoba como obispo de dicha diócesis. El 17 de enero tomará posesión de su nuevo destino.

-¿Qué destacaría de lo que se va a encontrar en Sevilla? ¿Cuáles serán sus prioridades?

-No he tenido apenas tiempo de realizar la inmersión en Sevilla. El final del Adviento, las celebraciones navideñas y mi despedida de los sacerdotes, la vida consagrada y los laicos de Córdoba han llenado mi tiempo en las últimas semanas. Sí he procurado conocer la historia de la archidiócesis hispalense. Conozco menos sus realidades actuales. No cabe, pues, hablar de prioridades y menos en mi situación de arzobispo coadjutor.

-¿Cómo será su misión en Sevilla hasta que tome posesión como arzobispo titular?

-Colaborar lealmente con el señor cardenal en las tareas pastorales que tenga a bien asignarme.

-Sorprendió el modo en que se hizo su nombramiento por la fórmula de hacerle coadjutor cuando a Carlos Amigo le queda menos de un año para presentar su renuncia a la Santa Sede...

-Me remito a las declaraciones bien conocidas del señor cardenal, que coinciden con lo que él me ha manfiestado en conversación personal. Él ha pedido al Santo Padre un arzobispo coadjutor, convencido de que esta fórmula, prevista en el ordenamiento canónico de la Iglesia, es buena para la archidiócesis, evitando así los periodos un tanto baldíos pastoralmente , que a veces se producen entre la presentación de la renuncia por parte del obispo y la llegada del sucesor.

-Las cofradías sevillanas abanderan la presencia de los seglares en la Iglesia diocesana y por lo que han podido expresar hasta ahora señalan que usted desconoce esta realidad. ¿Le ha servido de algo su paso por Córdoba o es consciente de que en este asunto tiene que partir de cero?

-Ciertamente y, por razones obvias, desconozco casi completamente a las cofradías sevillanas, pero no desconozco la realidad de las cofradías, pues durante mis cinco años en Córdoba he estado muy cerca de ellas, les he dedicado mucho tiempo y he tenido con ellas una relación excelente. Espero tenerla también con las cofradías sevillanas, pues reconozco sus valores y sus potencialidades evangelizadoras y el mucho bien que hacen a sus miembros y a la Iglesia.

-¿Es verdad que en sus primeros meses residirá en el Seminario de Sevilla? ¿Será este centro formativo objeto de reforma a la vista de lo cuestionado que está?

-Residiré en el Seminario de Sevilla por razones prácticas, puesto que existe una zona en la que podré vivir con cierta holgura con mi madre anciana y enferma y la persona que la cuida. Por lo demás, el Seminario será siempre objeto preferente de mi solicitud pastoral. El Papa Pío XI le llamaba pupilla oculi episcopi, la niña de los ojos del obispo. Así debe ser, pues no en balde el Seminario es la esperanza de la diócesis.

-Además de cerrar el conflicto que Cajasur mantenía con la Junta de Andalucía desde 1999, ¿cuál va a ser ahora su relación con la entidad financiera? ¿Tendrá plenos poderes el obispo de Córdoba o se valdrá de su cercanía geográfica al Gobierno andaluz?

-Yo nunca tuve poderes en Cajasur. El nuevo obispo tendrá plena autonomía y yo desde Sevilla estaré siempre dispuesto a ayudar.

-Cuando anunció su marcha a Sevilla señaló que los malos momentos de Córdoba los reservaba para cuando escribiera sus memorias. ¿Habrá que esperar a que cumpla los 75 años o este libro verá antes la luz?

-Fue una respuesta dialéctica y jocosa a una pregunta a la que yo no debía contestar por discreción. Puede estar seguro de que no habrá ningún tipo de memorias; en los próximos años porque no tendré tiempo, y después, si Dios me da vida, porque no habrá editor dispuesto a arruinarse por mi culpa.

-¿Qué le ha quedado por hacer en Córdoba?

-Muchas cosas: el Museo diocesano, la Casa Sacerdotal, la ubicación del Archivo Diocesano, concluir el gran proyecto de la Biblioteca Diocesana de Córdoba.