Convención literaria en Palo Dulce
calle rioja
Sensación. Julio Muñoz terminó ayer una frenética semana en la que pasó de la gira con la selección española por África a firmar ejemplares de 'El crimen del palodú' en las librerías.
FIRMÓ ejemplares de El crimen del palodú en El Gusanito Lector, cogió el AVE y vio el Sevilla-Betis en la peña bética de Valdezarzas, la única que hay en Madrid capital, ciudad a la que llegó con treinta euros de regañá que había encargado en la panadería del mercado de la Encarnación. Las Setas en El asesino de la regañá. Así transcurrió a grandes rasgos el domingo de Julio Muñoz Gijón (Sevilla, 1981), el escritor que más libros ha vendido en la ciudad en las últimas semanas.
Canijo, si el corazón pensara lo que debes saber para que no te roben la pensión. Esta frase está construida con los títulos de los libros de Fernando Mansilla, Antonio Rodríguez Almodóvar y el economista Juan Torres López. Los tres residentes en Sevilla, ciudad en la que por lo que parece a la gente le ha dado por ponerse a escribir. La doble entrega del joven autor, balcón maltés con vistas a la Campana, forma un cartel de fiestas primaverales, intrigas de Semana Santa y de Feria con ilustraciones de Cristina Domínguez, su compañera.
El crimen es un género literario desde los tiempos de Eurípides. Sin salirnos de esta librería de la calle Feria: Muerte súbita, de Álvaro Enrigue, autor mexicano que ha ganado el Herralde de novela; Los asesinos del emperador, de Santiago Posteguillo; Crimen en directo, de Ryan David Jahn; Crímenes imaginarios, de Patricia Higsmith. Para contextualizar el género, el miércoles, en la propia librería, Juan Madrid dará una charla sobre novela negra.
Lo que diferencia a Rancio Sevillano, el particular Ricardo Reis de Muñoz Gijón, es su descaro casi angelical: en la firma de libros en la librería Reguera, cada lector fue agasajado con una cervecita en El Tremendo, su particular Greenwich Village, y se sorteó una garrafa de aceitunas gordales preparada por su padre, el dueño de la imprenta del Muro de los Navarros que sale en El crimen del palodú.
Es sin duda uno de los libros más robados del año. "Vengo a comprar uno, porque me lo quitaron del bolso en la manifestación del otro día", le dice Isa, que viene con su novio. El autor hace furor en las parejas y el libro debería estar subvencionado por la Conferencia Episcopal. Muñoz Gijón lleva la página web de la selección española y viajó con el equipo en la última gira africana. En el viaje le regaló un libro a Sergio Ramos y otro a uno de los jefes de la Federación. "Se lo quitaron en un mercado de Malabo".
"El éxito de un libro es cuando conecta con el público no lector", dice Pepe Arévalo, de Almuzara. Cada lector es una aventura. "Soy el de la pedida de mano en Cash Badía", le dice Juanma, 26 años, bético, de Morón, trabajador en un almacén, que llega acompañado por Noelia, 27 años, sevillista, de El Coronil, cocinera.
Sandra Mallorca le trae deberes al escritor. Familia de Nerva, ella nació en San Feliu de Guixols (Gerona). Sandrá vendió libros de la regañá en El Globillo, una tienda de decoración con globos que tenía en la calle Baños y trasladó a la Alameda. "Le hicimos unos nazarenos con globos".
Es una literatura compatible con todos los medios de locomoción. Manuel González, ingeniero, leyó el primero "viajando en avión a Shanghai para un evento" y el segundo cantándole nanas a su bebé de dos meses. Otro lector no puede venir y envía a su esposa. "Se cayó de la moto y se partió la meseta tibial". Muñoz Gijón habla como uno de sus personajes. "¿Habrá cogido en el hospital la sábana del SAS para llevársela al apartamento de Chipiona?".
Llegan lectores del barrio, como los hijos de Manolo Vaquero y de Joaquín de la Peña. O José María Maldonado, un clásico de la música en esta calle donde nació el líder de Triana. 2014. Mundial en Brasil e intriga en Sevilla Este. Se ha puesto alto el listón para no repetirse "más que el atún encebollado".
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