'Currantes' a pleno sol en otoño

Agua fría y sombra siguen siendo los mejores aliados para soportar mejor las jornadas de trabajo en la calle bajo un calor que aún no quiere abandonar la ciudad.

'Currantes' a pleno sol en otoño
'Currantes' a pleno sol en otoño
Beatriz Hidalgo / Sevilla

08 de octubre 2011 - 05:00

Despedir el período estival no es fácil. Atrás quedaron el tiempo libre, la playa, la montaña, los viajes y las vacaciones. El verano ha dicho adiós a Sevilla, pero no el calor. Máximas de 30 grados se alcanzan en la capital hispalense estos primeros días otoñales, que convierten la jornada laboral de aquellos que trabajan en la calle en algo más insoportable.

Obreros, técnicos de mantenimiento, repartidores de correo, cocheros, quiosqueros, guías turísticos, camareros o cuponeros son sólo algunos de los profesionales que trabajan a pleno sol a pesar de las altas temperaturas. "Si ya es duro tener que trabajar, imagínate a 35 grados" vocifera uno, "no hay más remedio, los que trabajamos en la calle tenemos que fastidiarnos", se lamenta otro. El aire acondicionado acaba convirtiéndose en un tesoro al alcance de unos pocos privilegiados.

¿Cómo mitigar el calor? Sombra y agua fría parecen ser los únicos alicientes para estos 'currantes' a pie de calle. "Andar por la sombra es indispensable, pero es difícil, porque los turistas vienen buscando el sol del sur y tampoco les puedes insistir para no asustarlos", declara Pablo, guía turístico del centro de Sevilla. A pesar de recorrer las calles del casco antiguo al tiempo que explica en francés la historia y características de sus principales monumentos, este guía turístico se lamente de su jornada, que apenas consta de cuatro horas. "Hasta ahora ha sido temporada baja en zonas del interior, y temporada alta en la costa, por eso no ha habido tanto movimiento. Esperemos que aumente la actividad este mes de octubre, que junto con mayo son los meses más fuertes".

Todo lo contrario que Rafael, cochero que comienza su jornada alrededor de las 7:30 horas hasta que cae la noche. "Estamos simplemente fatal, trabajamos entre 13 y 14 horas diarias y ni siquiera tenemos sombra. De momento nos ponemos bajo los naranjos hasta que los municipales se quejen", dice resignado frente a la Catedral esperando que algún turista demande un paseo a caballo.

Pero el trabajo no entiende de vacaciones . Algunas profesiones como la hostelería ven aumentada su actividad no sólo durante los meses de verano. Numerosos restaurantes y bares se ven infestados de turistas ansiosos por disfrutar de la gastronomía sevillana y gozar de la dieta mediterránea. "Tenemos el climatizador de agua sobre las mesas que están en el exterior, que algo refresca, aunque si hace mucho calor mando a los camareros y me quedo yo dentro que para eso soy el jefe", bromea César, encargado del personal de la Bodega Góngora.

"Yo lo llevo bien, ya estamos acostumbrados al calor", declara Pepi, repartidora de Correos en la zona centro. De las ocho horas de las que consta su jornada, cinco las pasa en la calle. Unas gafas de sol, agua fría y mucha sombra son los aliados de esta 'currante' para mitigar los 35 grados de media que se alcanzan en la capital estos días. "El sol siempre es molestoso, agua y sombra es lo único que podemos hacer para mitigar el calor y no deshidratarnos", nos dice Rogelio, cuponero en la calle Tetuán durante nueve horas al día, "aunque agosto siempre ha sido el peor año".

Pero para algunos, incluso la sombre acaba convirtiéndose en un bien preciado. Es el caso de Luis y sus compañeros, obreros que trabajan en labores de saneamiento de las cañerías y tuberías del subsuelo. "Hace demasiada calor, sobretodo a partir de las 12:00, que es cuando más fuerte pega el sol, y es difícil soportarlo porque normalmente no hay sombra", asiente Luis. "Lo más importante es refrescarnos con agua fría, que más que beberla nos la tiramos por encima", dice tras una sonrisa resignada, "y protegernos del sol con sombreros de paja".

"En cualquier caso, merece la pena", declara Bile, que atiende en un quiosco en Plaza Nueva. "Podría venir menos gente". Al fin y al cabo, jornadas como la de este joven quiosquero resultan indispensables para poder comprar una botella de agua fresca y combatir mejor el calor.

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