La empresa municipal de transportes, Tussam, tiene previsto adecuar el solar del edificio municipal de oficinas que fue derribado en la calle Diego de Riaño como aparcamiento de autobuses turísticos. Esta medida se adoptará en breve, antes de que estos vehículos puedan entrar en los andenes de la estación del Prado de San Sebastián para bajar y subir a turistas, algo que está previsto para la primavera del próximo año. Los cambios responden a la nueva política iniciada por Tussam tras asumir el pasado martes la gestión de la citada estación.

El aparcamiento de este tipo de autobuses permitirá liberar la zona de Palos de la Frontera, el entorno del Casino de la Exposición y la avenida de Portugal, donde ahora aparcan estas empresas y ordenar mejor la movilidad y la imagen en dichas zonas. La proximidad del solar de Diego de Riaño al Prado no sólo beneficiará a las empresas de transporte, sino también a los turistas, pues el acceso de los visitantes a las principales zonas monumentales será más cómodo. Tussam reservará en 2014 seis andenes para estos vehículos que convivirán en el Prado con otros autobuses de línea. Además, una vez que se ejecuten las obras previstas en la estación, ésta servirá también de centro de información y servicios para el turista.

Esta decisión se adopta meses después de que Tussam descartara, por ahora, seguir rebajando el precio de la parcela de Diego de Riaño y acudir a un tercer proceso de venta. La operación quedó en mayo aplazada, sin fecha, tras varios intentos fallidos. El solar está asignado a los activos de una empresa que vio en esa venta una oportunidad para reducir la deuda que ha lastrado su futuro. Tanto el gobierno anterior como el actual se han topado con el freno de la crisis económica a la hora de vender uno de los principales activos de la empresa de transportes. La antigua sede de Tussam en el Prado de San Sebastián está en un enclave en alza, donde convergen las líneas de transporte urbano más importantes, incluido el tranvía, que duerme en los terrenos anexos a este solar. El edificio, que estaba en estado ruinoso, fue derribado en 2011 tras un complejo proceso iniciado tres años atrás.

Tussam promovió en 2008 un concurso público para enajenar el edificio por 13 millones de euros, pero quedó desierto, por lo que se optó entonces por un procedimiento negociado con una bajada en el tipo de licitación del 10%. Y tampoco salió adelante. El precio establecido resultaba elevado en un mercado inmobiliario que ya empezaba a notar la crisis. Y a finales de ese mismo año se convocó otro concurso por 9,5 millones de euros. Tampoco hubo oferta. No obstante, una empresa inglesa manifestó su interés por adquirir el inmueble para convertirlo en hotel, manteniendo dicho precio. Así que, al quedar desierto de nuevo el procedimiento, se optó por suscribir un contrato privado de compraventa con dicha sociedad, Citygrove.

En el presupuesto de 2010 Tussam ya incluyó los ingresos por esta venta. La empresa inició los trámites para las licencias de obras y Tussam gestionó un préstamo con la garantía de dicha venta, que habría de ser devuelto una vez que se firmar ala escritura y se cobrara el dinero. Pero las dificultades financieras halladas por Citygrove le obligaron a renunciar y decidió resolver el contrato, afrontando el coste de la indemnización y el derribo del edificio. Tussam volvió a sacar a concurso la finca por 6,5 millones, de acuerdo con una nueva tasación y esperar a la recuperación del mercado.