Sevilla

Doña Elena, en el Mercado de Triana

  • Invitada por una pariente que regenta el restaurante Casa Belmonte, acudió junto a su hija a almorzar con naturalidad y campechanía Por la tarde iba a un concurso hípico en Pineda

La infanta Elena degustó ayer buenas coquinas, buen jamón, buena carne e inmejorables verduras en el Mercado de Triana de Sevilla, se dio un paseo por los puestos más cercanos a la calle Castilla saludando a todo el mundo con amabilidad y compró algunos artículos horas antes de acudir a un concurso hípico en el Club Pineda. Con toda naturalidad y campechanía se presentó para almorzar con su hija en el restaurante de carnes Casa Belmonte por invitación de una pariente suya que regenta este establecimiento con su familia desde el pasado febrero. Aparte de la carne, llegaron géneros de otros puestos del mercado: las coquinas de la Cervecería Loli (las gambas se habían acabado), el jamón de Casa Bernal y Casa Alfredo y verduras de guarnición varios puestos, contaba ayer a este periódico Margarita, la dueña de Casa Belmonte, minutos después de esta visita de excepción.

Sentada en uno de los veladores, la Infanta y su hija lograron estar tranquilas y pasar desapercibidas para los paparazzi y la prensa del corazón, protegidas a pocos metros de distancia por tres guardaespaldas perfectamente camuflados entre la multitud. El público que pasaba y las veía mantenía la discreción y la saludaba con cariño, con la sola excepción de una persona que le echó el brazo encima.

"Entre la una y la una y media se ha dado un pequeño paseo por el mercado y ha saludado a todo el mundo con mucho agrado y campechanía. Le he contado que nací el mismo día que ella, el 20 de diciembre de 1963; lo sé porque a mi madre y a todas las mujeres del país que habían tenido hijos el día que nacía la primogénita del Rey les regalaron un ramo de flores", relataba Juan, del puesto Frutas Cristóbal y miembro de la directiva del mercado de Triana, horas después como anécdota con la Infanta.

La directiva del mercado le pidió que posara con ellos en una foto de familia para presumir de clientela pero finalmente doña Elena declinó el ofrecimiento. La directiva deseaba el retrato porque "a la gente le gusta que la Infanta venga a Sevilla".

La Infanta se desvivió con las personas que venían a saludarla y contribuyó a la causa contra el cáncer. Fue al coincidir en el restaurante con seis mujeres catalanas de la junta provincial de la Asociación Española contra el Cáncer de Barcelona a las que compró unas modernas gafas de color rosa fucsia que forman parte de la campaña para recaudar fondos con los que dar apoyo psicológico a los afectados por la enfermedad y a sus cuidadores.

También conoció en el restautante a un alto directivo de la Policía que es cliente habitual de este restaurante, explicaba ayer Margarita, la dueña de este negocio especializado en la cola de toro y el revuelto de la abuela, quien se mostraba encantada de tener en su restaurante "lo mejor de cada casa".

Loli, la mujer del frutero Juan, recalca la sencillez y la discreción de doña Elena. "Es una mujer muy linda, tanto que cualquier republicana se cambiaría de bandera. Hay muchas personas con menos posición que ella que van mucho más estiradas", se lamenta. Y asiente otra mujer del mercado: "Desde luego que hay otras con menos categoría que ni nos miran", se queja.

Desde la cervecería Loli, de donde salieron las ricas coquinas que se le vendieron a la mesa de la Infanta, la responsable del negocio asegura que las ventas fueron ayer espectaculares. "¡Hoy nos quedamos sin gambas y hemos vendido mucho!", afirmaba con júbilo.

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