EL pasado miércoles dio clase de Geografía Regional del Mundo en la antigua Fábrica de Tabacos. Hay un mapa de Manuel Marchena (Brenes, 1959) en el que junto a Sevilla aparecen otras nueve ciudades: Oporto, Roma, Florencia, Estanbul, Berlín, Dublín, Amsterdam, Madrid y Nueva York. En todas este catedrático de Geografía corrió el maratón. Hoy lo hará por novena vez en el de Sevilla. En la Puerta de Jerez, muy cerca del aula, estará el kilómetro 35. Por aquí pasará con el dorsal 9.236, un número muy próximo a los 9.288 kilómetros que recorrió en el tren Transiberiano, Moscú-Vladivostok por exigencia del guión para estudiar la geografía post-soviética.

Gracias al asma se libró de la mili y se hizo maratoniano. Una de sus tres pasiones junto al Sevilla, "mi primer recuerdo es un córner de Luis Aragonés en un Sevilla-Atlético de Madrid cuando fui con mi padre al Gol Norte del Sánchez Pizjuán" y la ópera. "No he faltado a ninguna desde el 92". Su afición al maratón le debe mucho más a Manolo Chacón, un maestro de escuela que revolucionó la educación física en su pueblo, que a Murakami, cuyo manual de culto le han regalado. "En Japón, el maratón se ha convertido en una religión".

"La mentalidad maratoniana me la transmitió Pepa Gómez, mi madre, una mujer constante y tenaz. La infancia no la recuerdo como lo mejor de mi historia. Era asmático y fue precisamente esa imposibilidad para correr, que me hacía desigual de los demás, el principal acicate para que haya corrido diecisiete maratones".

El año pasado celebró sus bodas de plata como maratoniano de la mejor manera. "En 2013 batí mi record. Corrí los de Sevilla, Roma, Berlín -donde estudia uno de sus hijos- y Dublín". Correr el maratón es como leer el Ulises. Hay que llegar al monólogo de Molly Bloom sin hacer trampa.

El geógrafo se ha doctorado en ciudades. "El mejor maratón que he corrido en mi vida es el de Florencia. Tuve ocasión de saludar a Matteo Renzi, el alcalde que ha pasado a primer ministro italiano. Fue quien lo presentó". Kilómetro 35 en las inmediaciones de la Giralda y el Alcázar. "Es el momento más duro". La gran belleza o el síndrome de Stendhal. "En Florencia y Roma pasa igual, éste deja los últimos kilómetros para la zona papal y juliana y acaba en el Coliseo". La vista de la terraza de la película de Paolo Sorrentino.

Manuel Marchena llegó del pueblo a Sevilla en 1975, el año de la muerte de Franco, con un paréntesis en el seminario de Pilas. Quien da clases junto a la calle San Fernando llegó al colegio mayor Rey San Fernando. Hoy se cumplen 33 años del 23-F, fecha que vivió como jefe de estudios de ese colegio. "Estaba en comunicación con la periodista Mercedes de Pablos y con Centenero, un alumno del colegio que era alférez en el aeródromo de Tablada". Era de los pocos que hacían Humanidades en ese colegio. "Todos iban para arquitectos o para ingenieros. Con el tiempo, en la Gerencia de Urbanismo trabajé rodeado de arquitectos y en Emasesa de ingenieros".

El maratoniano fue un colaborador preferente del más longevo de los alcaldes de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín. "Nos conocíamos de tiempos universitarios y comarcales, cuando Alfredo vivió en La Rinconada y en Burguillos. Lo primero que hicimos juntos fue cerrar el manicomio de Miraflores y lo de Salta la Tapia". Experto y ponente en temas de movilidad, nunca tuvo carnet de conducir. "El día que cesé, dejé el coche oficial y cogí mi bicicleta eléctrica, todo hay que decirlo".

Corrió el maratón de Nueva York de 2008 unos días antes de la proclamación de Obama y se llevó cuatro años después el chasco de la suspensión en puertas de la reelección del presidente norteamericano. El tiempo sí que corre. "Correr no es de cobardes, huir es de cobardes".

El viernes participó con la asociación de amigos del Parque de María Luisa en la comida de la pasta, dieta trasalpina del corredor de fondo. "Soy más de resistencia que de velocidad". Correr es tomar apuntes de Geografía. Una pasión intelectual convertida en oficio. "Mi tesis doctoral la hice sobre la geografía del turismo en la Costa del Sol".

Hoy, en la trigésima edición de la gesta de Filípides, se sale de la avenida Carlos III. El dorsal 9.236 correrá treintaitrés 23-F después desde la ciudad del 29 a la del 92. Terminando en un estadio situado en el término de Santiponce. Estos, Fabio, ay dolor.