Fallece José María Benjumea, alma de Cartuja

Obituario

José María Benjumea Pino.
José María Benjumea Pino.
Isaías Pérez Saldaña

20 de junio 2012 - 05:03

La noche del pasado jueves nos dejaba uno de esos personajes que si valorado era en vida, más lo será ahora, cuando el vacío que ha dejado en el personal de Cartuja 93 nos haga trabajar por su memoria, por su extensa y acertada trayectoria, una vez la dureza de su despedida se disipe con el tiempo: José María Benjumea Pino.

Con don José María (que ha fallecido a los 68 años), se va buena parte de la vida de Cartuja, de Sevilla. Nunca pensamos que algún día sus compañeros tendríamos que prescindir por obligación de sus narraciones, de sus historias que son Historia. Ojalá alguno de sus pupilos, que se cuentan por miles, haya sabido valorar sus lecciones de vida.

Mientras Sevilla se esfuerza por recordar el vigésimo aniversario de la Expo, Cartuja pierde a uno de sus principales hacedores. "Y Sevilla miró por fin al río", le gustaba concluir en sus múltiples intervenciones ante delegaciones nacionales e internacionales que se han preocupado durante todos y cada uno de los veinte últimos años del antes, del durante y del después de la exitosa muestra.

Don José María dedicó buena parte de su trayectoria profesional (doctor arquitecto, profesor de Cátedra de Planeamiento Urbanístico de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla y director técnico de Cartuja 93, sociedad gestora del Parque Científico y Tecnológico Cartuja, desde el inicio de su actividad) a planear el futuro de esta Isla de la Innovación. Desde 1985, como consejero del área técnica de la Oficina del Comisario General para la Expo 92, pensaba ya en el, en su, Proyecto Cartuja, donde planificaba "un gran parque metropolitano equipado y en el que preferentemente se integren equipos culturales, recreativos, deportivos, científicos y docentes". Visionario en unos años 80 algo desordenados, supo con certeza que el proyecto se haría realidad. Y lo comprobó. Y lo amplió. Y trabajó por una realidad empresarial, científica y tecnológica que estaba seguro debía -y debe- modificar el sistema productivo de esta ciudad.

El director técnico de Cartuja 93 gozaba de un pragmatismo que no siempre fue comprendido por los nostálgicos de una Expo que no supieron mirar más allá, o más acá, que el PCT Cartuja soplará allá por octubre del próximo año veinte velitas.

Discreto en su vida como el que más, deja vacío un despacho en el último pabellón que quedaba por rehabilitar en este espacio, el Pabellón de la Unión Europea. Y vacía el alma de Cartuja. Estudió, apostó, se esforzó y lo consiguió. Sus lecciones sobre el dragado del río en los años 80, sobre la planificación urbanística de unos terrenos inundables, sobre la negociación con los participantes de la Expo para que pensaran en el mañana… Profesor, sin querer, en Cartuja. Doctor en vida. Insustituible José María Benjumea. Descanse en paz.

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