La Hispalense abre un centro de investigación para tres disciplinas

El CRAI Antonio de Ulloa agrupa las anteriores bibliotecas de Física, Química y Biología.

Antonio Ramírez de Arellano conversa con un usuario del CRAI Antonio de Ulloa.
Antonio Ramírez de Arellano conversa con un usuario del CRAI Antonio de Ulloa.
Diego J. Geniz

10 de octubre 2013 - 05:03

Una biblioteca del siglo XXI que aúna tres disciplinas. El rector de la Universidad de Sevilla, Antonio Ramírez de Arellano, inauguró este miércoles el Centro de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación (CRAI) Antonio de Ulloa que, levantado en el campus de Reina Mercedes, prestará servicios, principalmente, a los estudiantes de Física, Química y Biología. A estas enseñanzas se unirán más adelante las de Matemáticas y Farmacia.

El propio Ramírez de Arellano calificó este centro como "la primera experiencia de un nuevo modelo de atención a los universitarios". Se trata, en suma, del primer CRAI que tiene la Hispalense, en el que al concepto tradicional de biblioteca se suman los recursos audiovisuales e informáticos para la investigación y la enseñanza.

El centro se distribuye en cinco plantas y ocupa, en su edificación, una extensión de 7.000 metros cuadrados. Se levanta en pleno campus de Reina Mercedes, entre las universidades a las que presta servicio: Física, Biología y un poco más lejos, Química. El solar sobre el que se ha levantado estaba antes ocupado por un parking de bicicletas. Su fachada es totalmente espartana: ladrillos lisos, que va en consonacia con un interior bastante diáfano. En su construcción se han invertido ocho millones de euros, cantidad que ha sido financiada por los fondos europeos Feder, a los que, según Ramírez de Arellano, se han accedido de manera "competitiva", gracias al "prestigio" que tiene la Universidad de Sevilla.

Aunque, en principio, el presupuesto sólo estaba destinado a la construcción, lo cierto es que -en palabras del rector- se ha aplicado "una austeridad inteligente" que ha permitido ahorrar suficientes fondos para invertirlos en el equipamiento. Y ello en un edificio que cuenta con más de 800 plazas de lectura, 60.000 monografías impresas, 70 portátiles en préstamos, puestos trabajo informatizados, hemeroteca, 18 salas de trabajo en grupo (llamados también seminarios) y cabinas individuales.

El nuevo centro está abierto a toda la comunidad universitaria, pero sus "usuarios pontenciales" serán los estudiantes de Física, Química y Biología. Por tal motivo, a partir de ahora el espacio reservado para las bibliotecas en sus respectivas sedes queda libre y a la disposición del uso que quieran darle dichos centros.

Pero el CRAI Antonio Ulloa no está pensado sólo para el uso bibliotecario, sino también como centro de investigación, de ahí que incluya un laboratorio de idiomas en la primera planta, varias salas de videoconferencia, tres seminarios de multifunción y nuevas aulas de Tecnología de la Información y la Comunicación (TIC). Algunas de estas últimas dependencias servirán para el aprendizaje activo de los docentes. En un futuro se prevé que a las disciplinas antes citadas se unan también en este centro las de Matemáticas, Informática y la de Farmacia.

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