Hogares unipersonales: Hombres solteros y mujeres viudas, una tendencia en auge
Los domicilios con dos personas siguen siendo los más frecuentes. Uno de cada tres jóvenes no se independiza.
Uno de cada cuatro hogares está formado por una sola persona: la mayor parte de este colectivo lo componen hombres solteros y mujeres viudas. El número de residencias en España aumenta (el año 2014 cerró con 18,3 millones), pero en ellos cada vez viven menos personas. Los hogares con dos ocupantes siguen siendo los más frecuentes, aunque seguidos muy de cerca por los unipersonales. Una tendencia en auge que ya supone hasta 4,5 millones, cuando hace veintitrés años sólo eran 1,9 o a principios de siglo 2,9. La subida en el último año fue del 2,8%.
Entre los hogares unipersonales destacan el de las personas de 65 años o más, que suponen el 40,9%. De ellos, siete de cada diez están formado por mujeres, según destaca la última Encuesta Continua de Hogares del Instituto Nacional de Estadística (INE). "Es algo obvio. Las mujeres viven algunos años más de media que los hombres. Su preferencia es vivir en casa hasta que puedan", señala Antonio J. Argüeso, responsable de Estadísticas Sociodemográficas del INE, quien aprovecha para destacar que la soledad que se está imponiendo en la sociedad española se debe a que "los hogares aparecen y desaparecen por muchos motivos. Aumentan porque nos emancipamos, porque nos casamos, porque nos separamos, porque envejecemos y estamos más tiempos vivos".
No sólo por contar con una esperanza de vida más baja los hombres mayores deciden convivir con al menos otra persona. Un componente igual de importante es la socialización, en la que dependía mucho de la mujer. "Cuando se queda solo se va a vivir con sus hijas, con sus hijos o con otros familiares. La mujer es más autosuficiente y vive sola".
La segunda tendencia llamativa dentro de los hogares unipersonales son los formados por hombres solteros. Lo forman uno de cada cuatro casos en la franja de edad entre 35 y 44 años. "Sobre todo tiene que ver con los valores individualistas propios de las sociedades posmodernas. Dicho con otras palabras, nuestra generación ha decidido que vivir en pareja puede no ser tan satisfactorio. Es complicado compartir la vida cien por cien con alguien", explica Eider Muniategui Azcona, profesora del área de Trabajo Social de la Universidad Loyola Andalucía. Los divorcios también entran en juego: "Al hombre le suele tocar irse a vivir solo, ya que la mujer logra la custodia de los niños en un 90% de los casos", interpreta el responsable del INE tras destacar que en numerosas ocasiones "también hay muchos hogares en los que viven solteros tanto hombres como mujeres".
El aumento de los hogares unipersonales mantiene la tendencia ascedente de los últimos años, aunque está lejos de alcanzar las elevadas tasas que se dan en algunos países europeos. Un ejemplo es la ciudad de París, donde la mitad de los hogares están integrados por personas que viven solas. "Es un fenómeno común que viene ocurriendo en todos los países civilizados del mundo. En Alemania se encuentra ahora mismo en niveles superiores al 40%, en España llega al 25%", indica Argüeso. Los expertos señalan que esta tendencia sería aún más potente si no fuera por la crisis económica, que obliga a muchas parejas a aplazar las separaciones debido a la falta de recursos económicos, o el retraso de la emancipación debido a la falta de oportunidades laborales. La encuesta establece que una de cada tres personas de entre 25 y 34 años aún no se ha independizado. Lo más frecuente es que vivan con sus padres o con algunos de ellos. "Sin un trabajo estable es imposible la emancipación por mucho que se hable de que la cultura nuestra tiende hacia la familia. Sería un error caer en esa interpretación como factor que evita que los jóvenes salgan de casa", apunta la profesora de la Loyola.
Los hogares monoparentales (los que están formados por uno sólo de los progenitores con hijos) también han subido. Aumentan en 47.000 en un año, ya suman 1,75 millones. De ellos, la gran mayoría corresponden a madres con sus hijos (1,45) frente a los 304.000 en los que es el padre el que vive con sus hijos. En dos de cada tres hogares monoparentales el progenitor convive con un solo niño. "Dos de cada tres matrimonios se separan. Es cierto que la custodias de los niños suelen ser en un porcentaje muy alto para las mujeres, pero esa tendencia está cambiando". El informe también detalla cómo el tamaño medio de los hogares se ha reducido, a medida que se reduce el número de integrantes de las familias, al pasar de 2,53 personas de media por hogar en 2013 a 2,51 en 2014. Creen las viviendas con una o dos personas; decrecen las de cinco o más habitantes. "Aquí entra en cuestión el individualismo. No como algo malo ni aislado del resto del mundo, las personas que viven solas tienen más relaciones con el resto que las parejas al tener que buscarse la vida y salir a la calle", explica Muniategui.
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