Calle Rioja

Huellas de Gabilondo en San Lorenzo

  • Regreso. En la ceremonia de investidura doctor honoris causa, el periodista donostiarra coincidió con Paco Lobatón y Mamen Otero, con los que compartió aventura en Radio 16

El rector y la junta de gobierno de la Universidad, con la toga y el birrete de los actos solemnes.

El rector y la junta de gobierno de la Universidad, con la toga y el birrete de los actos solemnes. / Juan Carlos Muñoz

AENTES de llegar a la Universidad para ser investido doctor honoris causa, Iñaki Gabilondo se hizo una foto en la terraza del hotel Inglaterra. Buena parte del patio de butacas del impresionante escenario estaba reservado para el reguero de togados. Togado se leía en muchos de los asientos. Y empezaron a aparecer con el birrete y el traje de las mejores ocasiones. En los corrillos previos, Lola Carretero, la esposa sevillana del periodista; su hermano Ángel Gabilondo, ex rector y ex ministro; y Alfredo Sánchez Monteseirín, Baltasar el año que Iñaki fue Melchor.

¿Cuántas promociones de alumnos pasarían por las aulas donde enseñó Juan de Mata Carriazo? En el Paraninfo estaba su nieto, Alfonso Carriazo, decano de la Facultad de Matemáticas, aunque el protagonismo de este nuevo doctorando corresponde a la Facultad de Comunicación, en sus treinta años de existencia.Algunos de los presentes volvieron a la primavera de 1982 en una casa sevillana de la calle Martínez Montañés, en el corazón del barrio de San Lorenzo. Allí llegaron dentro del proyecto de Radio 16 Iñaki Gabilondo y Paco Lobatón, compañeros entonces del grupo que presidía Juan Tomás de Salas que tenía en Cambio 16 como timonel a Pepe Oneto, el periodista que acaba de morir en la patria chica de Gabilondo, San Sebastián, para recibir sepultura en San Fernando, la isla que resistió a los franceses.

Aquella primavera de 1982 en la que Lobatón y Gabilondo llegaron a San Lorenzo precedió al verano del Mundial de España y a las elecciones andaluzas que ganó Rafael Escuredo. Una precuela del triunfo de Felipe González el 28 de octubre de 1982. Un entusiasmo que se desinflaría trece años más tarde en la entrevista que Gabilondo le hizo a Felipe el 1 de diciembre de 1995, hilo conductor de la intervención de Antonio López Hidalgo, padrino del periodista. Gabilondo entra en la nómina de doctores honoris causa que recibieron José Saramago y Mario Vargas Llosa.

El guardés de aquella casa de Martínez Montañés era Ruperto de Salteras, tío del torero Manuel Jesús El Cid; una emisora en la que tenían programas Gualberto García, Luis Clemente, Rosa María Pinto, Baldomero Torres, Edurne Mendiluce (su entrevista a Sánchez Dragó está enmarcada en el bar Las Teresas), Pepe Arenzana o José Luis Ortiz Nuevo, con el programa nocturno Amiga Luna. Mamen Otero, vinculada a la Universidad de Sevilla, formó parte de aquel proyecto radiofónico en época de ocupaciones de fincas y ecos sureños de la movida madrileña. El cronista fue testigo de esa historia, que recordamos cuando Iñaki Gabilondo era objeto de un eterno foto cool de los togados en la sala de los rectores, donde destaca el retrato de Carande por Gustavo Bacarisas.

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