Metrópolis

Jardín botánico con arquitectura de autor

  • Populares. En tiempos de paternalismo, diferentes empresas adquirieron estas viviendas para sus trabajadores. Nombres de flores en sus calles y en la iglesia que es epicentro social, cuyo párroco fue pregonero de la Semana Santa.

Vista de la barriada Pío XII desde un piso en la esquina de Gladiolo con Begonia

Vista de la barriada Pío XII desde un piso en la esquina de Gladiolo con Begonia / Juan Carlos Vázquez

SEBASTIÁN Vázquez Risueño y Salvador Villa son amigos y vecinos de la barriada de Pío XII. Sebastián vive en la calle Azahar y Salvador en la calle Gladiolo. Las Flores del Bien, volteando la obra de Baudelaire. Un enjambre de calles con nomenclatura botánica en torno a la parroquia de Nuestra Señora de las Flores. Sebastián tiene 91 años y Salvador 90. El primero nació en Álora (Málaga), el segundo en Olvera (Cádiz). Cambiaron el entorno montaraz de sus respectivas patrias chicas por la ciudad con flores y sin montañas. Su amistad no ha menguado con el tiempo. Sólo les separa una cosa. Sebastián vive en un segundo con ascensor, el primer bloque donde se pusieron. Salvador, en un segundo sin ascensor. Con nueve décadas, es puro Fosbury.

Ana fue alumna y es la esposa de Salvador Villa (Olvera, 1928), que fue profesor de Filosofía en los Salesianos. Es la primera que se vino a esta barriada. “El Patronato de Casas Baratas le vendió casas a Abengoa, Tabacalera, Sevillana de Electricidad, donde trabajaba mi padre, para que se las ofrecieran por cantidades razonables a los trabajadores”.

Sebastián Vázquez Risueño (Álora, 1927) llegó a ser presidente de la asociación de vecinos de la barriada de Pío XII. “Cuando llegamos aquí, me encontré un barrio completamente abandonado”. Con 17 años, aprobó oposiciones a la banca. Se casó con Estebana, de Rociana del Condado, que ya falleció y le dejó cuatro hijas, una más que las hijas del Capitán de la novela de María Dueñas. Rafaela, la mayor, nació en el barrio de la Barzola. Mari Carmen y María Auxialiadora son hijas de Pío XII y Lola, la más pequeña, vino al mundo en Carmona, donde su padre fue destinado como director de sucursal bancaria.

Salvador está viendo el Francia-Australia en su casa a la que se entra por la calle Gladiolo y da a la calle Begonia. Sebastián fue concejal de la UCD en la primera legislatura de los Ayuntamientos democráticos. “Le pedí una subvención al Ayuntamiento para la Velá del barrio, me dieron 25.000 pesetas y se presentaron Soledad Becerril y García Añoveros para ficharme”. Fue el promotor de los bustos de Félix Rodríguez de la Fuente y de Blas Infante, a cuya inauguración acudió Alejandro Rojas-Marcos. Salvador y Sebastián descartan cualquier mudanza a otro barrio. No lo encontrarían más tranquilo, aunque el primero no pierde la esperanza de que finalmente llegué el maná del ascensor. Dejaron el barrio durante seis años en los que la pareja vivió en Tarragona: Salvador trabajó de contable en una empresa y Ana, su mujer, la madre de sus dos hijos, su antigua alumna, aprovechó para terminar Magisterio. Enseña en las Salesianas de San Vicente, donde prepara un musical de Disney para el fin de curso.

En el barrio es tiempo de Mundial y caracoles. Ayer fue Bloomsday para los lectores del Ulises de Joyce y mañana empieza el Pali’s day, los actos conmemorativos de los treinta años de la muerte de Paco Palacios El Pali, el Trovador de Sevilla. Un artista de barrio que trazó un mapa de la ciudad, desde la puerta de Correos hasta la calle Lumbreras, pasando por la Pila del Pato o su estampa en la calle Tomás de Ibarra. Igual que dicen que se podría reconstruir Dublín a partir de la novela del escritor irlandés, se podía hacer lo mismo con Sevilla a través de las sevillanas del Pali.

Hoy en la iglesia de Nuestra Señora de las Flores le dedican al Pali una misa que oficiará Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp, uno de los sacerdotes que como José Luis Peinado o José María Javierre han sido pregoneros de la Semana Santa. Ayer no pudo presidir la misa sabatina de las doce porque tenía una comunión en Almonte. La iglesia está en la plaza Fernando Barquín, dedicada al arquitecto que la construyó. Los restos de Fernando Barquín (1917-1965) están en la propia iglesia que diseñó. Murió con 47 años con un denso palmarés profesional. En su caso no se cumplió el aserto evangélico: la piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. La iglesia de Nuestra Señora de las Flores rinde gratitud al arquitecto que la construyó y al jardinero Antonio Jiménez Gallego. Dos palmeras, una recta, otra inclinada, compiten en altura con el manchesteriano campanario.

La iglesia debe su nombre al Jardín Botánico del callejero de la barriada: Alhelí, Margarita, Azahar, Gardenia, Begonia, Gladiolo, Pensamiento, Geranio. La historia de la barriada y la de la iglesia van a casi a la par. Hijas la primera de los últimos años cincuenta, la segunda de los primeros sesenta. En memoria de Pío XII, fue erigida bajo el pontificado de su sucesor, Juan XXIII, el 23 de diciembre de 1961, cuatro días después de que se produjera la Operación Clavel, la tragedia producida en Sevilla el día que llegaba la caravana solidaria con los damnificados de la riada del Tamarguillo producida el 25 de noviembre de ese año. Joaquín Begines Moguer fue el primer párroco. El templo se bendijo el 2 de marzo de 1963, el año que muere Juan XXIII. En febrero de 1965, la imagen de Nuestra Señora del Mayor Dolor en Soledad, titular de la hermandad de la Carretería, fue llevada en andas hasta esta parroquia desde el barrio del Arenal en las Misiones Generales que fomentó el cardenal Bueno Monreal.

No es una parroquia normal. Cuenta con guardería y con un bar que rebosa actividad. “Aquí no se para. Cuando no es el Pali, es otra cosa”. La tertulia es variada, en estos días domina el fútbol. “... que haya llevado a Reina y no haya llevado a Casillas”. En el bar se da por terminada la partida de dominó porque le quieren dar una fiesta-sorpresa a uno de los componentes del coro. Hay una foto del párroco con el Papa Francisco. La parroquia se llama Nuestra Señora de las Flores y San Eugenio, un romano que fue Papa en el siglo VII. Hacía sesenta años que Italia no faltaba a un Mundial y lleva cuarenta años sin un Papa italiano.El cine de verano Pío XII es pura arqueología, como la UCD o los pontífices romanos. Da nombre a un bar en la avenida Miraflores. La arteria principal que delimita esta barriada popular que nace del Patronato de Casas Baratas.

Sebastián Vázquez Risueño fue uno de los nueve concejales de la UCD en las municipales de abril de 1979. El grupo que más ediles obtuvo, pero que se quedó inédito por el triple pacto de los ocho concejales socialistas, los ocho andalucistas y los seis comunistas. En su casa, minucioso coleccionista de objetos, conserva fotos de aquel periodo, en una de ellas saludando al rey Juan Carlos y la banda de concejal. Al quedarse en la oposición, no pudo ser delegado del barrio en el que vive y que ya nunca abandonó. Conoció personalmente a Adolfo Suárez, que apadrinó una lista que encabezaba Rafael López Palanco y completaban Miguel Sánchez Montes de Oca, Manuel Laguna, Benito Mateos, Eugenio Alés, Francisco Pavón, Antonio Fontán y Francisco de Paula Pérez Sindreu, un año más joven que Vázquez Risueño.

A Salvador Villa lo dejamos tranquilo viendo la segunda parte del Francia-Australia. En el barrio nacieron sus dos hijos: uno trabaja de arquitecto técnico en Córdoba, el otro siguió la marca de la casa y es profesor de Lengua y Literatura. La cuadrilla de Lipasam pasa junto a la estatua de Félix Rodríguez de la Fuente, cerca de la calle Pensamiento. Uno de ellos sale en un triciclo muy funcional. Es de San Jerónimo, pero se sabe de memoria las calles del barrio. En algunos bloques hay vallas de empresas de ascensores. Hay vecinos que tenían treinta años y ya tienen noventa.

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