Juan Robles, un gran empresario y mejor persona
Obituario
El autor rememora la figura de quien creó todo un imperio en la hostelería sevillana
CONOCÍ a Juan en 1957 por la proximidad donde inicié las prácticas de agencias de viajes en la calle Alemanes nº 3, sede entonces de Viajes Internacional Expreso, y muy cerca de allí en la calle Álvarez Quintero tenía Juan su pequeña bodega. Allí empezó su negocio.
Durante más de treinta años coincidíamos casi todos los días por las calles aledañas a la Catedral o por su establecimiento. Durante estos años fuimos trabando una amistad que con el paso del tiempo fue aumentado, y ya era raro el día en que no nos veíamos o charlábamos de los problemas del turismo. El tiempo nos llevó a coincidir en otro escenario, él representando a su sector de la hostelería y yo al mío de agencias de viajes, formando parte de la directiva de las diferentes instituciones y confederaciones.
En la Confederación de Empresarios (CES) estuvimos más de veinte años compartiendo experiencias y participando en reuniones, viajes, congresos y un largo etcétera. Puedo reafirmar con certeza qué durante este plazo de tiempo, Juan me demostró de la valía de la que estaba hecho. Nunca jamás le oí una crítica negativa de nadie y siempre que participaba intentaba buscar las mejores soluciones para que ningún sector se viese afectado.
Hicimos juntos infinidad de viajes, tanto de negocios por España como de vacaciones por Europa, pasando juntos entrañables momentos con nuestras familias. Destacar su ejemplar matrimonio con Paquita. Ella siempre estaba muy contenta con “su Juan” y siempre fue un matrimonio entrañable.
Durante estos sesenta y cuatro años (Casa Robles) fue creciendo y se convirtió en un imperio de la hostelería sevillana. Algunas veces yo me lamentaba con él en época de crisis de los problemas de las empresas y él siempre me contestaba: “Imagínate yo que tengo más de doscientos empleados….”.
Basándose en su familia, sus hijos Pedro y Laura, y los hijos políticos María del Carmen y Antonio Jesús, fue formando una estructura empresarial de primerísima línea y una red de establecimientos en Sevilla capital y el Aljarafe.
Su trabajo mereció el reconocimiento de la ciudad y de la provincia. Recibió la medalla de la ciudad de Sevilla y la medalla de la provincia.
Su calidad humana como persona lo hizo atender de forma muy importante a la caridad, colaborando con hermandades, conventos, instituciones religiosas y un larguísimo etcétera. En todo momento actuó como un hombre ejemplar y digno de admiración y respeto.
La semana pasada coincidí con su familia en la misa de difuntos de la hermandad de Santa Marta y como yo no había visto ningún necrológica en la prensa, le pedí permiso a su hijo para hacerlo, pues para mí, como profesional del turismo, ha sido un orgullo y honor compartir estos grandes y apasionantes ratos con Juan, de quien siempre tenía algo que aprender. Su familia comenzando por Paquita, sus hijos, nietos y las hermanas de Juan siempre tendrán en mi familia a unos buenos e incondicionales amigos.
Un abrazo Juan, en la seguridad que ya estarás en el cielo ayudándole a Santa Marta en sus labores de la hostelería.
También te puede interesar
Contenido ofrecido por St. Mary’s School Sevilla
Contenido ofrecido por CEU en Andalucía