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Legado de Juanito por la calle Valderrama

calle rioja

Legado. En el centenario de su nacimiento, un recorrido por la Sevilla que hace doce años le dijo adiós a Juanito Valderrama en la iglesia San Luis de los Franceses, que está cerrada

Francisco Correal

25 de mayo 2016 - 01:00

FOSFORITO con Juanito Valderrama. El encuentro se produjo en noviembre de 2003 en la peña flamenca Torres Macarena. Duelo de gigantes. Uno de Puente Genil (Córdoba), el otro de Torredelcampo (Jaén), donde Juan Valderrama nació el 24 de mayo de 1916. Ayer se cumplió un siglo y dice su hijo con razón que este centenario "está pasando un poco de puntillas a nivel institucional".

El cronista volvió ayer al lugar donde Sevilla lo despidió. Decía Oscar Wilde que la realidad imita al arte. El olvido institucional, contrapunto de la permanente devoción popular, parece encarnarse en el cierre a cal y canto de la iglesia de San Luis donde el 13 de abril de 2004 se instaló la capilla ardiente. Cinco meses después de aquella noche mágica con Fosforito en la que descubrí la afición al flamenco y a la fotografía del pediatra Paz León.

Como ahora, en la primavera de 2004 el Gobierno estaba en funciones. Los dos gobiernos, el nacional y el autonómico, porque un mes antes se habían celebrado las elecciones del 14 de marzo sacudidas por el brutal atentado del 11 de marzo. Mi España Querida. Sale sola la canción de Juanito Valderrama con la que Antonio Burgos tituló la biografía del artista. Un libro con prólogo de Serrat. Un grande con otro grande. Junto a la iglesia de San Luis de los Franceses hay una panadería alemana y unos turistas holandeses pasan con un plano.

En dirección a San Marcos, dos obreros con el casco pertinente trabajan en una obra en la calle Valderrama, que no tiene nada que ver con el cantante, pero se suma a este paseo por la memoria. "Lo vi un día en su chalé de Espartinas", dice uno de los obreros, Juan Bonilla, nombre de escritor y trayectoria de currante. Su compañero, Iván Ordóñez, de Santiponce, es mucho más joven. Dice que su generación es más de Manuel Lombo. La calle Valderrama es muy corta, hace esquina con Maravillas y trabajan en una caja bajo el pavimento. "Se llena de agua y se va la luz".

Julián Fernández, hijo y padre de Julianes, ha escuchado tantas veces los discos de Juanito Valderrama "que están todos rayados". Sus padres vinieron de la Montaña: él, de Zurita de Piélago; ella, de La Penilla de Cayón. En 1964 abrieron Casa Julián, que anuncia "caracoles bragados y astifinos". El tabernero siempre fue incondicional de Valderrama. "Le pasaba como a Caracol, los dos tenían su sello propio. Me gustaba más que Camarón". "Es que a Camarón lo sacó él", apunta su mujer. En Casa Julián se saludan Fran Nuño, librero de San Luis, y José María Toro, editor.

Las perpendiculares de San Luis serpentean: Duque Cornejo, Ruiz Gijón. Hay turistas en Santa Marina, donde sale el Resucitado. Hay una parte del artista que nunca muere. "En la radio en las canciones dedicadas siempre pedían la de la primera comunión", dice Pepe, el panadero de San Bruno. En Relator hay carteles de Perales, Manuel Carrasco y Estopa. En Parras, la memoria de Juanito hace esquina con la de Juanita Reina, que murió el mismo día que José Agustín Goytisolo.

Hace doce años no se cabía en la iglesia de San Luis de los Franceses. José el de la Tomasa contó que a Valderrama le llamaba "el mapa-mundi". Siempre viajando con su cante. En 1957 fue a cantar a la Cuba de Batista y de allí a México y Puerto Rico. En aquel duelo de reconocimiento, Calixto Sánchez recordaba que lo vio por primera vez en el cine de verano de su pueblo, Mairena del Alcor; y El Lebrijano en un avión.

Lo entrevisté una vez en su casa de Espartinas, tan orgulloso de su hijo periodista. Rafael Sánchez Ferlosio lo inmortaliza en El Jarama, aunque el río que pasa por su pueblo, Torredelcampo, es el río Culebras. Un pueblo con una calle llamada Gibraltar Español. Su España querida. Pasamos muy cerca en aquella campaña electoral de 2004 que precedió a su muerte. Al mitin de Diego Valderas en Torredonjimeno acudió un hombre de campo que era del Partido Comunista y presidente de la peña flamenca Juanito Valderrama de ese pueblo de Jaén.

La calle Valderrama no es por él, pero Juanito Valderrama tiene una avenida de recuerdos. Lo recordarán con un disco y un cupón de la ONCE. El legado del emigrante nunca emigra.

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