La encuesta de calidad docente que se realiza a los profesores de la Universidad de Sevilla desde 2011 vuelve a ser fuente de polémica. El problema de fondo es el desacuerdo del colectivo de enseñantes con el nuevo sistema ideado por el gobierno de la Hispalense para la recogida de los más de 300.000 cuestionarios con los que los alumnos califican a sus profesores. En resumen, el nuevo sistema propuesto dispone que sea el profesor el que recoja las encuestas realizadas por los alumnos y las entregue en la secretaría, proceso en el que siempre deberá estar acompañado por un estudiante, algo que se califica como "humillante" por parte de los representantes del Personal Docente e Investigador del Comité de Empresa de la Hispalense.

Hasta la fecha, esta labor logística la realizaba el Centro Andaluz de Prospectiva, pero al dar la Universidad de Sevilla por finalizado el contrato con esta empresa pública debido a "diversas razones" -las fuentes oficiales de la Hispalense no quisieron ser más explícitas-, el Rectorado ha decidido que el profesorado tenga "un papel más activo en el procedimiento de recogida de los cuestionarios", según un correo enviado el pasado 24 de octubre por el director del Secretariado de Formación y Evaluación, Juan Vázquez Cabello, a la comunidad docente, lo que ha provocado una lluvia de protestas por escrito.

Tanto ha sido el malestar detectado que el Rectorado ha preferido parar la reforma e iniciar una serie de contactos con los decanos de los centros para estudiar un modelo de recogida que sea satisfactorio para todos. "Probablemente se deje a cada centro elegir el sistema, la recogida la podría realizar personl no docente o alguna empresa contratada". En todo momento, la Hispalense busca que el proceso de la encuesta sea homologable por la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (Aneca).

Un sector del profesorado también ha aprovechado la polémica para hacer una enmienda a la totalidad a una encuesta que nunca les ha gustado "por carecer de base científica".