calle rioja

Marzo se adelantó a abril en el refranero

  • Paradojas. El cambio de hora coincidió con la Vigilia Pascual. El Metrocentro fue el único ‘nazareno’ que procesionó por la Avenida. La Canina salió con ecos del pregón de Juanmi Vega.

Cartel de Salustiano en la tienda de marcos de Marcelo Culasso, en calle Feria.

Cartel de Salustiano en la tienda de marcos de Marcelo Culasso, en calle Feria.

Francisco Correal

Domingo de Resurrección. Esquina de Feria con Relator. Unos franceses preguntan por el mercado de la Feria, le marché. Uno piensa en el libro de Carande: Fortaleza y Mercado. Se lo preguntan a unos nacionales que a su vez preguntan por el camino más corto a la Macarena. A lo mejor no es el más corto, piensa el cronista, pero el mejor sin duda: sigan por Relator y a la izquierda por Parras, a la altura de la Carbonería. Y además les informa de que es la calle donde nació Juanita Reina.

Con Antonio Muñoz el Cachorro salió 
tres veces; con José Luis Sanz, ninguna

Hay un resucitado que sí ha salido. El cartel de Salustiano luce espléndido en el escaparate de Marcelo Culasso muy cerca de esa esquina donde unos buscaban el mercado y otros el templo. Está con el pan y el vino, analogía eucarística de un compatriota del papa Francisco, de obispo Bergoglio, que antes de la bendición urbi et orbi y de que se le cuadre la Guardia Suiza dice que la Resurrección es el triunfo contra la muerte y la esclavitud. “La resurrección, esperanza única”, escribe en la dedicatoria a sus padres el teólogo gallego Andrés Torres Queiruga, autor del libro Repensar la resurrección (ediciones Trotta). 370 páginas dedicadas al Señor que no pudo salir de Santa Marina.

Más paraguas que mantillas en esta atípica Semana Santa. Debe ser la globalización. Se temía a los chinos con las sillas plegables y aparecieron los subsaharianos vendiendo los paraguas. El único nazareno que pisó el Jueves Santo la Avenida fue el Metrocentro hasta el Archivo de Indias. Iluminado, su cabina era como un antifaz futurista. Por televisión, este 28-M se vivía con aires de aquel 28-F pendiente del escrutinio de las diferentes provincias: en Sevilla no sale ninguna, de Cádiz sale una, de Granada y de Málaga salen todas después del refuerzo de la Reina emérita y Antonio Banderas con el Cristo de Mena de los legionarios. De noche hubo candelería. El Sevilla jugaba el sábado contra el Getafe, pero la noche del Jueves en el cielo sevillano calentaba el Rayo con toda su luminotecnia sonora.

Las colas en las iglesias han sido impresionantes. La del Salvador del inédito Jueves Santo llegaba hasta la cernudiana calle Acetres. El Viernes Santo no salió San Isidoro, la cofradía de la familia de Ismael Yebra. Esta iglesia, antigua sinagoga, cautivó a Aurora y sus hijos Amaia y Miguel. Es la viuda de un colombiano, Ignacio González, que llegó a Sevilla hace más de cuatro décadas, se enamoró de la ciudad y se hizo incondicional de San Gonzalo. Esa pasión es la herencia que han recibido sus vástagos. Amaia es arquitecta y nos recomienda un libro de Óscar Tusquets titulado Dios lo ve. Miguel es pianista, hacía quince años que no ponía los pies en la ciudad donde pasó parte de su infancia.

El Metrocentro, único ‘nazareno’ que procesionó por la Avenida el Jueves Santo. El Metrocentro, único ‘nazareno’ que procesionó por la Avenida el Jueves Santo.

El Metrocentro, único ‘nazareno’ que procesionó por la Avenida el Jueves Santo.

Ya es Primavera en El Corte Inglés. Y al fondo, por Alfonso XII, la Canina del Santo Entierro. La muerte derrotada unas horas después. Un paso que estremece y que apareció en el pregón de Juan Miguel Vega y está en los versos de Eduardo Jordá, que titula uno de sus poemas Sábado Santo, el único día que se salvó entero.

Es lo que tiene la poesía en esta prosaica realidad. Ese pleno de la sabatina cofrade evitó la circunstancia de que la última en hacer su entrada en su templo fuera el Carmen Doloroso. La noche del Miércoles Santo no se cabía en la confluencia de Peris Mencheta con Guadiana. El bar de dicho nombre se convertía en unos palcos oficiosos. Manolo Pedraz hacía fotos de la entrada en el templo, que este año cumple 775 años. No se recuerda una Semana Santa parecida desde la de 2011. La Madrugada de entonces no salió ninguna. El Carmen Doloroso entró y nada más cerrarse las puertas salió el estruendo del gol de Cristiano Ronaldo al Barcelona en la final de Copa del Rey (todavía era el emérito).

Jueves lluvioso desde por la mañana. En el bar Central toma una cerveza Jorge Molina, periodista (y novelista) con nombre de futbolista. Por la calle Feria camina Pipo, futbolista (era el Van Basten de la Alameda) con nombre de periodista. Pipo y Jorge Molina, los periodistas, trabajaron juntos en el gabinete de prensa del Parlamento de Andalucía, que comparte parada de autobús con la basílica de la Macarena.

De la sequía a la lluvia. Las dos pertinaces. La lluvia en Sevilla es una pura maravilla. Habrá que pedirle una indemnización a los herederos de Bernard Shaw, George Cukor y Rex Harrison, que convirtieron esa frase en una contraseña de Hollywood. En abril, aguas mil. Marzo se adelantó al refranero. No salió al final el Resucitado, pero el Señor resucitó en todas las iglesias. La Vigilia Pascual de Ómnium Sanctórum duró tres horas porque a las dos de la mañana, cuando terminó, después del pregón de Joaquín de la Peña, había que cambiar el reloj a las tres.

Ramos marcó en la víspera de la Resurrección. El sevillismo se liberaba del maleficio del domingo del pregón. Ayer se cumplió un nuevo aniversario de la Liga que el equipo ganó en Barcelona el 31 de marzo de 1946. Del conjunto formaba parte Ovidio, que no jugó, pero la inmortalidad que no le dio el fútbol se la dio Casa Ovidio, denominación que tantos años después mantiene Casa Ricardo, donde se vivieron la salida en falso del Buen Fin, la quietud del Gran Poder y las estaciones de penitencia en sendas treguas del Dulce Nombre y la Soledad de San Lorenzo.

San Gonzalo ha sido la única que cruzó el puente desde Triana. Como la Estrella en 1932. El Consejo de Hermandades y Cofradías casi comparte siglas con la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, la gran beneficiaria de esta santa Semana Santa en la que salió la Borriquita y se quedó en casa el Amor. Los que fueron a la Macarena por Parras leerían la placa alusiva a Juanita Reina. Alguien ha recordado un momento de una compañera en el elenco de Azabache. Rocío Jurado cantándole una saeta a la Macarena en el Alcázar, con la Giralda al fondo, en la Bienal de 1989. Ella misma cuenta que esa misma saeta se la cantó desde un balcón de la Resolana el día que conoció a Rafael de León. Ambos asistían a la coronación de la Macarena, que tuvo lugar el 31 de mayo de 1964. La chipionera nació en 1944. Tenía, pues, veinte años. Los recuerdos llenan los vacíos, las voces auténticas mitigan los silencios.

Ha sido la primera Semana Santa del alcalde José Luis Sanz. Con su predecesor, Antonio Muñoz, el Cachorro salió tres veces: en sus dos primaveras de Alcaldía y en el Santo Entierro Grande. Sanz parece volver a las estadísticas del libro de José Luis Comellas. El nazareno del Metrocentro se queda a unos pasos de la puerta de San Miguel. Por la Avenida, los paraguas con como ciriales. El Sol salió del Plantinar. Estaba cantado. Tenía el teléfono de la Luna de Parasceve.

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